A principios del mes pasado, los diferentes bloques de la oposición lograron obtener el dictamen necesario para que el proyecto se trate en el recinto. Ayer, los bloques de Juntos por el Cambio, el Peronismo Federal y el randazzismo, en conjunto con los «libertarios», reunieron más que los 129 votos necesarios para aprobar una reforma electoral, sumando 132. La sesión no está presidida por Massa, ya que se encuentra junto a Alberto Fernández en la Cumbre de las Américas.

Los cuatro diputados del FIT, por su parte, se abstuvieron. Esto se da luego de que la diputada Romina del Plá había acompañado favorablemente el proyecto en Comisión, votando vergonzosamente de manera favorable a la propuesta del macrismo y la derecha.

Falsos debates

Lo cierto es que la instalación de este debate tiene más de oportunismo político de la oposición que efectos reales en el sistema electoral. Aun siendo que la BUP cuenta con algunas ventajas -como es desarticular la maniobra del robo de boletas- lo cierto es que no soluciona ninguno de los rasgos antidemocráticos que subsisten en el sistema de votación argentino.

Empezando por lo más obvio: el piso proscriptivo del 1,5% que rige en las elecciones PASO, diseñado especialmente para «filtrar» partidos de la elección general. Esto beneficia a los grandes aparatos político-electorales en detrimento de los partidos militantes, especialmente a la izquierda, que no cuenta con las campañas millonarias de los partidos capitalistas financiadas por los grandes empresarios.

Cualquier debate sobre la democratización del sistema electoral que no arranque por la abolición de las PASO es, entonces, una mentira. Aun así, este no es el único problema que la BUP no resuelve. Existen muchas otras maniobras de los partidos del sistema para manipular los resultados electorales además del robo de boletas, que no es ni siquiera la que más impacto estadístico tiene.

Los grandes aparatos electorales -principalmente el PJ, pero también la UCR- cuentan con un verdadero ejército de punteros que se hacen presentes en las escuelas y aplican las una y mil «mañas» para sacar ventaja. Una de las más extendidas es la manipulación de las actas y los telegramas que se envían al correo. Todo esto ligado a una cuestión mucho más estructural, que por supuesto de la que ni la oposición de derecha ni el peronismo pretenden hablar: el involucramiento de los grandes empresarios en el proceso electoral a través del lobby millonario en los partidos del sistema.

El rejunte de opositores de derecha que impulsan el proyecto boleta única de papel no tienen ninguna intención en democratizar realmente el sistema electoral. Su verdadera intención es disputarle el control del proceso eleccionario a la histórica posición dominante del aparato del PJ. Y, de paso, golpear políticamente al gobierno, mostrando a una oposición unida mientras que el gobierno continúa enredado en sus peleas internas.