José Manuel González Rubines: “En Cuba hay una crisis de expectativas para la juventud”

Conversamos con José Manuel González Rubines, un joven periodista cubano que forma parte del equipo de trabajo de “La Joven Cuba” (LJC), un sitio web independiente de opinión política.

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Con la colaboración de Amancay Amadé González en la transcripción

Conversamos con José Manuel González Rubines, un joven periodista cubano que se desempeña como editor jefe de “La Joven Cuba” (LJC), un sitio web independiente de opinión política. La iniciativa de la entrevista surgió tras las protestas del 11 de julio, cuando miles de personas se movilizaron con diferentes reclamos contra el gobierno de la isla, lo cual representó un hecho sin precedentes que reabrió el debate sobre el balance de la revolución cubana y sus perspectivas.

Con esta entrevista presentamos una de las tantas voces críticas que surgen en Cuba, con las cuales nos parece fundamental dialogar para comprender a fondo la realidad política y social de la isla. Para conocer las posiciones de la corriente Socialismo o Barbarie (SoB), sugerimos la lectura de las notas y análisis que publicamos en los suplementos de Izquierda Web.

Mapeando las redes sociales nos encontramos con una serie de blogs de opinión y crítica política en Cuba, en su mayoría encabezados por personas jóvenes. ¿Cuál es la percepción de la juventud cubana sobre la situación en la isla?

Es una pregunta muy compleja y la respondo desde mi percepción, como joven y parte de la generación cuyos representantes constituían mayoría en las calles el 11 de julio. No existen trabajos sociológicos que midan la percepción de la juventud, pues para realizar cualquier tipo de encuesta debes contar con un permiso del Estado, algo prácticamente imposible de lograr para un estudio independiente y, por eso, no manejo ningún dato o porcentajes sobre lo que dice la gente. Pero en Cuba hay una crisis de expectativas para la juventud, una de las más complejas y difíciles de resolver, porque gran parte la juventud no encuentra posible desarrollar un proyecto de éxito económico o laboral en la isla, lo cual tiene una manifestación muy tangible en la emigración, como también ocurre en otros países de Latinoamérica.

Para Cuba esa realidad es muy compleja, pues el país tiene poca población y es de las más  envejecidas de América Latina. Además, se añade que, como parte del proyecto social de la Revolución, se universalizó la enseñanza y las universidades cubanas forman cientos de miles de personas muy bien preparadas que, supuestamente, son las encargadas de sacar adelante al país. Entonces, si el Estado cubano forma gente para que trabaje para la sociedad –lo cual cuesta dinero-,  y resulta que esas personas se van, es una inversión que no se recupera.

Por ejemplo, es el caso del periodismo. En mi aula muchos de mis compañeros no ejercen profesionalmente y otra parte importantísima se fue del país. Es decir, se hizo una inversión en formar periodistas que nunca se recuperó, lo cual se repite en las otras generaciones y marca una tendencia muy preocupante. Esto se debe a esa crisis de expectativas en Cuba, la cual afecta principalmente a la juventud que inicia un proyecto de vida y, obviamente, desea tener éxito como cualquier joven en el mundo. Esto se manifiesta en oleadas migratorias, pero ahora es una posibilidad  muy difícil de realizar, porque ya no existe la política de “pies secos, pies mojados”, la cual se retiró durante la administración Obama.[1] Esto subyace tras el 11-J, porque antes los problemas se podían resolver emigrando, pero ahora ya no se puede hacer y eso presiona a la gente a buscar el modo de resolver sus problemas aquí.

¿Cuál es el grado de identificación (o no) de la juventud con la revolución de 1959?

Con respecto a la identificación o no de la juventud con la revolución, hay que hacer un deslinde importante. Desde los inicios del proceso se vincularon un conjunto de cosas que no son lo mismo: la revolución no es el Estado, el Estado no es el partido y el partido no es el gobierno. Todas esas cosas se presentan como lo mismo, pero no lo son. La revolución es un proyecto social que no surge en 1959, pues sus bases atraviesan el ideario cubano desde inicios del siglo XIX con la revolución independentista y abolicionista.

El proyecto de revolución mutó a lo largo de los años, pero mantuvo intactas sus esencias.La forma que adquirió en el 59` hacia una que buscaba la independencia nacional, la soberanía y crear una república alejada de la corrupción, parecía que condensaba ese proyecto, el cual aquí se identifica con la frase martiana de “Con todos y para el bien de todos”.[2] En parte se  intentó construir esa república, pero a lo largo de las décadas se evidenció  como el proyecto  no se materializó por completo, aunque logró  muchas cosas.

Entonces, puede haber muchos jóvenes que se identifiquen con la Revolución como proyecto de república soñada, pero no existen datos numéricos para respaldar eso por la razón que te comentaba. Desde eldiscurso del gobierno se imbricó en un solo amasijo revolución, partido y gobierno, por lo que la gente cuando ve que el gobierno es ineficiente y, como sucede ahora, masivamente represivo, asocian estos aspectos negativos como manifestaciones de la Revolución, cosa que es equivocada porque la Revolución no es del gobierno ni del partido o de una sola persona, sino que es un ideal de república y sociedad que atraviesa el ideario socio-político cubano a lo largo de siglos.

Creo que en la juventud cubana hay de todo: quienes se identifican con la Revolución, los que se identifican con el gobierno actual y, además, hay un sector minoritario –quiero creer que así sea- que desearía una intervención norteamericana. También hay mucha gente que no le interesa la política y lo único que quieren es vivir bien sin importarle que en el gobierno esté Díaz-Canel o Juan Pérez.

Revisando notas de la LJC con anterioridad al estallido del 11-J, se desprende que la situación en la isla era muy complicada para la población por los apagones, la escasez de alimentos y medicamentos. En este marco ¿cómo se desarrolla la vida cotidiana de una persona trabajadora en Cuba para conseguir alimentos, medicamentos y sobrellevar los apagones?

En la pregunta hay un enfoque que reduce las cosas a que la situación de la isla era complicada solamente por los apagones y la escasez de alimentos y medicamentos, cuando en realidad es complicada por eso y muchas otras cosas más. Por ejemplo, para las personas interesadas en la política es complicada porque no tienen espacios para expresar opiniones diferentes a las del gobierno, pues son reprimidos, no sólo el 11 de julio, sinodesde antes: son citadas a interrogatorios, expulsadas de sus trabajos o detenidas.

Ahora, es muy difícil vivir en una situación de precariedad permanente y general: ¡es extremadamente complejo vivir sobreviviendo! Aquí escasean cosas tan simples como el papel sanitario, algo que en otros países no son lujos ni se dedica una “neurona” del díaa pensar en cómo conseguirlos. La cosa es más grave cuando se trata de medicamentos, porque la situación actual es atroz e incluso peor que hace dos meses. Faltan los medicamentos para tratar elCovid-19, los cuales existen, pero en poca cantidad y, muchas veces, las personas tienen que buscarlos en el “mercado negro” donde son carísimos: una pastilla cuesta hasta 500 pesos, cuando el salario  mínimo es de 2 100 pesos y la pensión mínima, de 1 500. ¡Eso no tiene pies ni cabeza! Ni hablar de los medicamentos que se utilizan para el tratamiento de otras enfermedades.

Me preguntas por las colas: ¡hay colas de ocho y diez horas! Para el caso de las farmacias, la gente hace fila hasta dos días antes de que entren los medicamentos para tener un buen lugar y obtener alguno. Las farmacias se abastecen de medicamentos una vez por semana o cada quince días, pero la cantidad que ingresa es muy limitada con relación a la cantidad de gente que ese centro atiende. Por eso, hay personas que duermen en el portal de la farmacia por dos días o le pagan a otra persona para que lo haga. Hay otras colas más reducidas, pero las extremas llegan a esos niveles y consumen todo un día.

Con los dólares la situación también es muy compleja, pues ahora no existen vías oficiales para que ingresen a la isla, sólo si los trae gente directamente desde el extranjero. Además, ya no se pueden depositar en los bancos y el gobierno no los acepta para convertirlos en MLC, que es la moneda convertible que se utiliza para adquirir alimentos y productos industriales en las tiendas.[3]Supuestamente debido ala persecución financiera a causa del bloqueo, hace un tiempo el gobierno dejó de convertir dólares en MLC, porque no puede utilizarlos para comerciar en el extranjero. La tasa de cambio oficial es 1 dólar por 24 pesos, pero los bancos no venden dólares, por lo cual hay que comprarlos en el “mercado negro”, donde se cambia 1 dólar por 60 pesos.

La verdad es que es muy complejo el fenómeno del mercado dolarizado, porque muchas personas no tienen acceso al dólar y es imposible con un salario de tres mil pesos cubanos acceder a las tiendas en MLC donde se encuentran muchos productos básicos. Eso genera una inflación y alienta el mercado negro, porque las personas que tienen acceso a divisas internacionales compran en las tiendas  en MLC y revenden los productos en la calle a un precio más elevado. ¡El mercado negro es hijo del desabastecimiento!

Con relación a los apagones, hemos tenido cortes de ocho horas. Ahora está un poco más controlado y, en algunos lugares, como la ciudad de La Habana, el gobierno se cuida mucho de no cortar la electricidad por temor a que la gente se moleste y se lance a las calles, por eso se la quitan principalmente a las personas del interior del país donde es más pacífico. Por ejemplo, yo estoy en un pueblo de la provincia de Mayabeque, a unos cien kilómetros de La Habana, y aquí la quitan constantemente, hasta dos veces al día por un total de ocho horas.

¿Cuáles son las principales causas que explican los apagones y el desabastecimiento de productos básicos?

La crisis económica cubana es multicausal. Influyen en una parte importante las medidas del embargo norteamericano, las cuales fueron considerablemente recrudecidas durante la administración Trump con alrededor de 250 medidas accesorias, mantenidas hasta el momento por Biden. Otra causa es la crisis mundial de la pandemia que afectó a la economía cubana, la cual estaba en crisis permanente desde los años noventa con el “Período Especial”.[4] Por último, quizás la más importante es la ineficiencia propia de nuestra economía, cuyas causas están identificadas en todos los documentos del gobierno y del partido, pero no se implementan las  estrategias para remediarlas. Por ejemplo, la reunificación monetaria que se aplicó el 1° de enero de 2021 bajo la llamada “Tarea ordenamiento”, era algo que los economistas identificaban como uno de los principales errores de la economía cubana desde hace al menos una década, pero se  aplicó en el peor momento.

Entrando de lleno sobre el estallido del 11-J ¿qué sectores salieron a protestar? y ¿cuáles fueron las principales reivindicaciones que se escucharon por las calles?

A la calle salió a protestar la gente más humilde del pueblo. El que está abajo siempre lleva la peor parte de todas las políticas y las crisis. Por eso, salió a protestar la gente más pobre que no tiene acceso a divisas internacionales para ir a una tienda a compraren MLC. Protestó la gente que ve muy difícil la realización de un proyecto personal aquí, en el que pueda llegar a tener una vida medianamente decorosa. Esa gente es la que salió masivamente a protestar a las calles. La gente que, además, es víctima de la burocracia y de cosas que a veces ni se entienden.

Por supuesto no fueron los únicos. También salióa protestar gente de izquierda, de derecha, católicos, salió a protestar gente de todo tipo. Protestaron vándalos y, si te fijas, es muy sintomático e interesante que los lugares vandalizados fueron en su mayoría tiendas en MLC. Eso te indica que, más allá del acto criminal de vandalizar un establecimiento, esas tiendas son vistas por la poblacióncomo un foco de desigualdad que surgió producto de la gestión del gobierno, en medio del proyecto social de la revolución que, supuestamente, era para traer igualdad a la gente. Entonces la gente focalizó su odio hacia esos establecimientos, los cuales no fueron vandalizados por “gusto”.

Las consignas fundamentales eran “tenemos hambre”, “libertad”, algunas contra el presidente -incluso groseras que no voy a repetir-. Yo no he visto un solo video, repito y hago énfasis en esto, donde las personas pidan intervención militar norteamericana:¡yo no lo he visto! No creo que las personas que salieron a la calle a protestar el 11 de julio en Cuba quisieran la intervención norteamericana. Por varias cosas y una muy práctica: las bombas no tienen nombre, no matan solo a comunistas ni matan solo a los que no son comunistas. Las bombas norteamericanas y, de cualquier país, matan a cualquiera y nadie en su sano juicio quisiera que lo matara una bomba.

Es muy cómodo decir que la gente quería la intervención norteamericana. Pero mira, en Ciencias Sociales, como en todas las ciencias, para tú decir algo tienes que aportar pruebas. La gente que protestó en Miami y las que marcharon en Washington hasta la Casa Blanca para pedirle al presidente de los Estados Unidos que intervinieran Cuba, ellos en su lugar pueden pedir lo que quieran, pues están allá en Estados Unidos.

El extremismo político de derecha de una parte de la comunidad de emigrados en los Estados Unidos, el cual quiere una intervención norteamericana en Cuba, los hace nefastos para cualquier proyecto social, como sucede con la extrema izquierda que culpa de todo al bloqueo.[5]Son de un buitre las dos alas, parafraseando aquel poema que decía que Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas -en un sentido positivo porque hablaba de la hermandad entre dos pueblos-, pero en este caso parafraseo, para decir que la extrema izquierda que culpa de todo al bloqueo y la extrema derecha que pide una intervención norteamericana, son de un buitre las dos alas.

Pero aquí en Cuba, en medio de esas posiciones en las antípodas salieron varios miles de personas a las calles el 11 de julio, que no pidieron intervención norteamericana, sino que pedían vivir mejor. ¿Quién no quiere vivir mejor? Incluso mucha gente estaba pidiendo vivir mejor dentro del proceso revolucionario, o sea, no todo el que salió a las calles era un contrarrevolucionario. Había mucha gente y existen los testimonios: gente de izquierda, gente de derecha, gente que es fidelista, gente que no lo es. Entonces, fue una protesta absolutamente heterogénea, causada por una situación que afecta a todos, desde el más revolucionario hasta el que menos lo es.

¿Cuál es la narrativa del gobierno con relación a las protestas del 11-J? ¿Insiste en considerarlas como parte de la intromisión extranjera para desestabilizar la isla o asume alguna responsabilidad sobre la crisis en el país?

Hasta hoy, 14 de agosto, un mes y tres días después de las protestas, el gobierno sigue diciendo lo mismo: la gente que salió a protestar fue pagada por los Estados Unidos y avivada en las redes sociales. Por eso fue que tumbaron Internet apenas empezó la protesta, porque supuestamente para ellos las redes sociales hicieron que la gente salga a la calle. ¡Mira las cosas mágicas que hacen las redes sociales, si no lo sabías! Es cierto que las redes y la propaganda influyen en este tipo de procesos, pero no creo que pueda ser posible desestabilizar Dinamarca, por ejemplo, por muy buena y cruenta que sea la campaña desplegada para ello, si no existen las condiciones objetivas para que se dé un estallido como el del 11-J.

Hasta ahora el gobierno no ha reconocido ni un milímetro de culpa en la situación, aunque implementaron medidas que se pedían desde hacía mucho, las cuales antes del 11-J había desoído completamente. Por ejemplo, hace mucho tiempo se pedía la eliminación de los aranceles para entrar medicamentos y alimentos al país, los cuales no son culpa del bloqueo, pues  los estableció el gobierno. Ahora, después de las protestas, el gobierno se asustó al ver eso y quitó los aranceles para aliviar tensiones. Es una demostración del manejo que se ha hecho de la crisis que, además de poca creatividad, también demuestra torpeza. Eso es lamentable, porque puede causar que mañana la gente vuelva a salir a la calle y quizás no sea tan pacífica. Ojalá no suceda, pues yo no quiero que en este país reine la violencia y el caos. Pero mira, el manejo de la crisis ha sido realmente muy torpe, porque parte de un desconocimiento del gobierno de las causas reales. Eso es como un niño que se esconde tapándose los ojos -yo escribí un texto sobre eso que se titula “El síndrome del niño escondido”- y dice que está escondido, pero no lo está, pues todos lo estamos viendo. Eso lo puede hacer un niño, pero no un gobierno, porque es muy complejo:tienes una bomba de tiempo en las manos y te va a explotar.

¿Cuál es la situación actual de las personas detenidas tras las protestas del 11 de julio?

No existen datos oficiales y no deseo hacerme eco de ninguna lista, porque surgen de una necesidad de información no resuelta por canales oficiales: ¿cuántos detenidos hubo?, ¿cuánta gente está desaparecida?, ¿cuánta gente es juzgada? Pero la gente las elabora sobre la base de denuncias en Facebook o de testimonios de personas que dicen “yo estuve en una celda con treinta, con Juan, Pedro y María”. Eso es muy inexacto .

Datos oficiales no existen, pero hubo varios centenares de detenidos. Hay gente que fue juzgada en procesos a veces más turbios que otros. Hubo mucho maltrato en las detenciones, mucha violencia policial. Nosotros publicamos varias de esas denuncias. Pero te repito, datos oficiales no hay y seguimos esperando que, en algún momento, los publiquen. No creo que lo vayan a hacer, aquí la información es opaca.

Por último, ¿cuál es el ambiente entre la población sobre lo sucedido el 11-J? En caso de que la situación no mejore, ¿es factible que se produzcan nuevas movilizaciones?

Mucha gente se puso muy nerviosa. Los cubanos no estamos acostumbrados a la violencia, como quizás sí se sucede en otros países de nuestra América, donde es común que todos los días haya muertos y violencia. La vida aquí es muy tranquila y ver este tipo de actos de violencia nos pone muy nerviosos. Yo siento que hay quien esperará que esto vuelva a suceder, unos con miedo y otros con alegría, pues ven en eso la posibilidad de salir de un gobiernoque, hasta ahora, no ha sabido resolver  la crisis de manera eficiente.

 

Opino que podemos asistir a nuevas manifestaciones en Cuba, porque permanece y se agudiza la situación que les dio origen . Entonces es de esperar que, en algún momento, pueda volver un episodio de este tipo. Yo solo espero que esta crisis económica y política en Cuba se solucione de la mejor manera, porque soy de los que cree que hay muchas cosas que salvar y que del caos pueden salir buenas cosas, pero a un costo altísimo en vidas y en recursos. Entonces yo no quiero violencia ni quiero caos.

Deseo con todas las fuerzas de mi corazón que mi país sea realmente soberano, donde personas como yo, jóvenes, podamos tener un proyecto en el que podamos alcanzar, con nuestro trabajo honrado, un nivel de vida normal, aceptable;un país en el que quepamos todos y la policía no me venga a buscar a la casa porque yo di una opinión que diverge de la del gobierno. Un país donde existan los comunistas y sean como cualquier otra persona, y que exista quien no es comunista y también sea como cualquier otra persona. En el que los comunistas se puedan manifestar perfectamente y quien no es comunista también lo pueda hacer. No se trata de cambiar un totalitarismo por otro, sino de vivir en democracia y lograr una convivencia nacional civilizada entretodos los cubanos, que somos plurales y diferentes como todo el mundo. En todos los países hay gente que piensa de una forma y otros de otra, no hay que asustarse porque la gente piense distinto, es lo normal. Asustado estaría uno si  todo el mundo pensara igual.

Tenemos que construir un país en cuyas estructuras políticas quepan todas las opiniones y nadie se sienta discriminado por su opinión política. Donde la gente pueda salir a la calle y gritar lo que quiera, porque existe una ley que te ampara para manifestarse sin que pase nada y nadie se asuste. Y en lo económico un país próspero, un país en el que se pueda vivir con estándares medianamente aceptables de dignidad. Un país en el que no me tenga que meter seis horas en una cola para comprar papel sanitario o en el que se me vaya la luz cuatro u ocho horas y no pueda trabajar. Esas son las cosas que los cubanos queremos.

Yo no quiero a los americanos aquí. Cuba es nuestra, de todos los cubanos: de los comunistas y de quienes no lo son. Y ese es el país que queremos, que yo quiero, donde pueda pensar como me da la gana, pero que no tenga ningún amo extranjero. Yo no deseo que tengamos un amo extranjero, por muy rico que sea. Cuba es de los cubanos y tenemos que poder hacerlo solos, y podemos sin ningún tipo de problemas. Es el país que tenemos que construir, donde quepamos todos y podamos vivir con independencia y soberanía.

 

 

[1] En 1995 la administración Clinton estableció la política de “pies secos, pies mojados”, con la cual los emigrantes cubanos que tocaran la costa estadounidense –“pies secos”- podían permanecer de forma legal en el país y acceder a la residencia. Los que fuesen interceptados en alta mar –“pies mojados”- no tendrían ese beneficio. El gobierno de Obama suprimió este beneficio migratorio en 2017, como parte del acercamiento con el gobierno cubano al final de su segunda administración.

[2] José Martí es la principal figura de la lucha independentista cubana de finales del siglo XIX. También destacó en varios campos literarios – poesía, ensayo, periodismo, teatro-, donde plasmó su ideario y marcó el pensamiento político cubano hasta la actualidad.

[3] MLCson las siglas de “moneda libremente convertible”, la cual se consigue al cambiar divisas extranjeras – ya no se aceptan dólares- y es la que única que se acepta en las tiendas que creó el gobierno para vender alimentos y productos básicos.

[4] “Período Especial” fue como el gobierno cubano designó la crisis de inicios de los años noventa, suscitada tras la caída de la Unión Soviética, país con el cual mantenía una enorme dependencia económica. Por ejemplo, de la URSS importaba el 98% del petróleo y representaba el 72% de sus intercambios comerciales -a precios favorables-. Debido a eso, la caída de la URSS representó una fuerte crisis económica para Cuba y contrajo enormes penurias para la población.

[5] En el escenario político de Cuba, el gobierno y el PC se presentan como la “extrema izquierda” y, en su narrativa, la crisis del país obedece al embargo estadounidense.

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