En el actual contexto de disparo de los contagios del Covid-19 en los barrios populares y villas del AMBA, se procede de forma violenta a dejar en la calle a familias obligadas a hacer frente a la pandemia sin un techo y condiciones dignas.

La crisis económica y social evidencia el profundo abandono por parte del estado en que se encuentran las familias trabajadoras de los barrios populares, tanto del Conurbano bonaerense como de la capital. Es imposible negar que la exposición al contagio es mayor en esos barrios, dado el contexto de hacinamiento, la falta de infraestructura y precariedad de las viviendas.

Otro factor como la falta de trabajo o posibilidad de salir a hacer changas (ya que el empleo informal o en negro es en muchos casos la única fuente de ingresos), así como la insuficiente ayuda estatal vía el IFE o las AUH, tornaron imposible continuar el pago de los alquileres. El sueldo de quienes tienen un trabajo en blanco tampoco es garantía de cubrir las necesidades básicas en la actualidad.

En una entrevista concedida a ANRed, Melisa Cáceres, profesora y directora del Centro de Formación Profesional del Barrio Libertador e integrante de Barrios de Pie-Libres del Sur, relataba a cerca del desalojo:

“Los vecinos estaban limpiando la zona. La policía se había acercado en varias oportunidades a decirles que no levanten casas, pero que sí podían limpiar y marcar el terreno. Y empezaron a rellenar con algunos camiones de tierra. Parece que eso fue lo que llevó a que venga la policía bonaerense a desalojar. Al principio llegaron dos patrulleros, y al ratito ya estaba un camión de infantería y la policía motorizada. Sin acercarse a nadie, fueron a donde empieza la toma de tierra, cerca de la autopista del Buen Ayre. Varios vecinos nos acercamos y le pedimos que nos muestren la orden de desalojo. No la mostraron y dijeron que la Fiscalía N° 3 había dado la orden y también mencionaron a la municipalidad”. ¹

De momento no hay respuestas concretas para las familias desalojadas por parte de las autoridades municipales ni provinciales. El doble discurso es imposible de tolerar, cuando se dice priorizar la salud del pueblo y no hay garantías mínimas para hacerlo. Día a día crecen las porciones de la población arrojadas a la pobreza, el desempleo y ahora también al contagio del Covid-19.