En la madrugada de este martes (18), Israel rompió de forma unilateral la frágil tregua con Hamas y lanzó un ataque masivo contra la población de la Franja de Gaza. También atacó localidades al sur del Líbano y de Siria.
Un ataque a gran escala contra una población indefensa
En total se contabilizaron treinta y cinco ataques aéreos y de artillería a lo largo del territorio, los cuales impactaron en lugares como Jan Yunis y Ráfah (sur); Nuseirat y Al-Bureij (centro); Yabalia y la ciudad de Gaza (norte). Asimismo, fue bombardeado el campamento de Al Masawi, declarado como “zona humanitaria” por Israel.
Siguiendo el libreto pre-establecido desde que iniciaron la ofensiva militar, las autoridades sionistas alegaron que los bombardeos fueron dirigidos contra “objetivos militares” de Hamas. Pero esa afirmación contrasta con la denuncia que realizó la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, según la cual muchos edificios residenciales y escuelas fueron destruidos por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
Las primeras cifras de muertos y heridos dan cuenta de la magnitud de la carnicería sionista. El Ministerio de Sanidad gazatí informó de 404 personas muertas (de las cuales 174 eran niños) y 562 heridas.
“Ha sido una noche infernal. Parecían los primeros días de la guerra (…) Nos estábamos preparando para comer algo antes de empezar un nuevo día de ayuno, cuando el edificio se estremeció y comenzaron las explosiones. Creíamos que se había acabado, pero la guerra ha vuelto”, declaró a Reuters Rabiha Yamal, una mujer de 65 años y madre de cinco hijos que reside en la ciudad de Gaza.
Por otra parte, en la ciudad de Daraa, ubicada al sur de Siria, se reportaron dos personas muertas y otras 19 heridas por los ataques israelíes.
Israel prepara una nueva limpieza étnica de la mano de Trump
La ruptura unilateral de la tregua confirma las intenciones del gobierno de Netanyahu para hacer una nueva limpieza étnica y colonizar Gaza, tal como vociferan públicamente los representantes de la extrema derecha sionista que componen su gabinete.
Para eso cuentan con el apoyo abierto de Trump, cuyas intenciones de convertir el territorio gazatí en una “Riviera del Medio Oriente” y trasladar a la población nativa hacia otros países, es una forma “velada” de alentar al sionismo para que ejecute su plan de “solución final” contra el pueblo palestino. La Casa Blanca confirmó que dieron luz verde a Israel para retomar los ataques.
Lo anterior explica porque desde el primer minuto en que empezó a regir la frágil tregua con Hamas (19 de enero), desde el bando sionista realizaron infinidad de provocaciones para justificar el reinicio de la ofensiva militar. Es más, continuaron con bombardeos de pequeña escala y, desde inicios de marzo, obstaculizaron el ingreso de ayuda humanitaria y dejaron de suministrar energía eléctrica.
Con esas medidas brutales, Israel pretendía obligar a Hamas para que aceptara la imposición de cambios abruptos en los términos con que se acordó la tregua. Según el acuerdo original, la segunda fase del proceso debía comenzar a inicios de marzo con la salida de Gaza del ejército israelí, lo cual constituiría el paso previo para lograr un cese al fuego permanente.
Pero, como era predecible, el sionismo nunca estuvo dispuesto a cumplir con el acuerdo. Por el contrario, se rehusó a iniciar con la segunda fase y, de forma unilateral, “propuso” extender la primera por cincuenta días más, exigiendo la liberación de la mitad de los rehenes y “rediscutir” los términos que en que se aplicaría la siguiente etapa.
Además, Netanyahu continuó declarando que acabaría con los ataques hasta que destruyera todas las capacidades militares y de gobierno de Hamas, algo imposible de realizar porque se trata de un movimiento de resistencia que cuenta con un amplio apoyo de masas. Esto sirve de «excusa» para proseguir al infinito con la masacre, pues Hamas continúa reclutando militantes dispuestos a enfrentar la barbarie de la ocupación racista y colonial sionista.
En otras palabras, la política del gobierno sionista fue presionar a Hamas para que entregara una enorme cantidad de rehenes, pero sin comprometerse a dar nada a cambio. Al enterrar unilateralmente la segunda fase suscrita entre las partes, Netanyahu dejó en claro que no estaba dispuesto a sacar sus tropas de Gaza ni acordar un cese al fuego permanente.
Durante las últimas semanas, el gobierno israelí continuo “haciendo” que negociaba, pero en realidad se trató de una puesta en escena que utilizó Netanyahu para justificar la ruptura de la tregua, alegando que Hamas no aceptó ninguna de las “ofertas que recibió del enviado presidencial de Estados Unidos, Steve Witkoff, y de los mediadores”, ante lo cual se vio en la necesidad de tomar “medidas enérgicas” por la negativa de liberar a todos los rehenes que aún siguen en su poder.
Aunado a esto, el reinicio de los ataques es muy conveniente para el Primer Ministro israelí, pues su gobierno está en medio de una crisis política por sus intenciones de demitir al director del servicio de inteligencia interior (Shin Bet), Ronen Bar, quien presuntamente tiene diferencias con la política del actual gobierno en torno al manejo de la situación en Gaza y, además, porque está investigando a varios asesores de Netanyahu por filtración de información confidencial a medios de prensa extranjeros.
Para este martes (¡un día antes de que reiniciaran los ataques!) estaba previsto que Netanyahu compareciera ante la justicia por un juicio en su contra por corrupción. Obviamente, dado el reinicio de la ofensiva la vista fue suspendida por motivos de seguridad.
Por una campaña internacional en defensa del pueblo palestino
Al momento de escribir estas líneas, el cruce fronterizo de Rafah se encuentra cerrado, con lo cual no puede ingresar ayuda humanitaria en Gaza. Además, el ejército sionista ordenó desalojar varias zonas cercanas a la frontera, un anuncio de que va ingresar con más tropas al territorio gazatí y, consecuentemente, forzara el desplazamiento de miles de residentes de la zona.
La brutalidad del ataque de esta madrugada deja en claro que Israel va continuar con la masacre del pueblo gazatí y, posiblemente, incremente la magnitud de la carnicería, pues cuenta con el apoyo incondicional del gobierno de Trump en los Estados Unidos.
En vista de lo anterior, es necesario que prosigan y se incrementan las movilizaciones internacionales en defensa del pueblo palestino, pues es necesario frenar la limpieza étnica y genocidio que el sionismo, en comunión con el imperialismo estadounidense, está llevando a cabo en la Franja de Gaza.