Una escalada de tensiones y violencia se vive estas últimas semanas en Palestina, más precisamente en Cisjordania, donde Israel ha estado avanzando con la construcción de nuevos asentamientos de ocupación.

La avanzada, como no podía ser de otra manera, ha venido acompañada de crecientes hechos de violencia en el lugar, perpetrados en primer lugar tanto por el Ejército como por colonos israelíes.

El miércoles por la noche, una horda de más de 200 colonos israelíes atacaron la localidad de Turmus Ayya, en Cisjordania, cerca de la frontera con Jerusalén Este. Los colonos arrasaron con todo a su paso atacando habitantes, vehículos e incendiando decenas de casas de familias palestinas, como es práctica habitual entre las fuerzas de choque de la ocupación sionista. Hubo un muerto y más de 350 heridos.

La excusa del ataque fue la agresión que sufrieron tres civiles israelíes días antes, que a su vez fue en respuesta a una sangrienta redada del Ejército de Israel en la localidad de Yenín.

El representante de la UE en los Territorios palestinos, Sven Kuehn von Burgsdorff, reprochó a Israel que no respetara sus obligaciones de proteger a los palestinos. «No hubo ningún intento o esfuerzo por detener a los colonos (israelíes)». Antes, el Ejército declaró que «fracasó» en su intento de frenar el ataque de los colonos, que habitualmente cuentan con la «zona liberada» por parte de las fuerzas de seguridad para realizar sus ataques.

El Alto Comisionado de la ONU para los DD.HH. también denunció la situación y denunció la «retórica incendiaria» que lleva adelante Israel contra el pueblo palestino.

De hecho, el gobierno de Netanyahu viene siendo fuertemente presionado por derecha para pisar aun más el acelerador en su ofensiva colonialista. El Ministro de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben-Gvir, consideró necesaria una «operación militar de gran envergadura» en Cisjordania. «Los terroristas deben ser eliminados, no uno o dos, sino por decenas, centenas o millares, si es necesario», declaró Ben-Gvir.

Detrás de este discurso de luchar contra el «terrorismo», la derecha israelí busca preparar el terreno para lanzar una gran ofensiva con el objetivo de anexionar por completo Cisjordania, lo que significaría una gravísima avanzada contra el pueblo palestino y desataría un nuevo nivel de escalada en el conflicto.