El año pasado la Revolución Rusa tuvo su 100º aniversario. Si bien entre el gran público la noticia pasó de largo, en el seno de la izquierda se expresó en una serie de iniciativas y elaboraciones de importancia. A propósito de la ocasión, y también de nuestra segunda Jornada del Pensamiento Socialista realizada en diciembre pasado y dedicada al centenario, es que elaboramos este ensayo como abordaje crítico de la experiencia revolucionaria. Busca escapar tanto a la crítica facilista de la revolución, tan de moda hoy en los centros universitarios, la intelectualidad y determinadas corrientes de izquierda europeas, como de la reivindicación acrítica de lo actuado por los bolcheviques, característica de las corrientes conservadoras.
Nos preocupó sobre todo en este ensayo dar cuenta de la complejidad de los problemas enfrentados por los bolcheviques, de cómo la revolución, la guerra civil y la contrarrevolución son eventos concretos donde se rompe la mera continuidad formal de los acontecimientos, donde las clases sociales y sus partidos intervienen en la determinación del curso histórico. La revolución y el gobierno bolchevique no fueron un paseo. La elevación de la clase obrera a clase dominante, la transformación del país donde nace la revolución y la extensión internacional de ésta son un proceso complejo que no admite respuestas fáciles.
Se trata de un proceso de transición donde la tensión debe estar colocada hacia los fines de la extinción del Estado y la explotación del trabajo, pero la llegada a esos fines, que es lo mismo que decir al socialismo, implica un complejo proceso donde en cada caso hay que discernir cómo dejar a salvo las grandes perspectivas pero siempre partiendo del terreno real de la revolución.
En definitiva, la revolución implica una dialéctica entre el ejercicio del poder cada vez más democrático por parte de los trabajadores, las duras condiciones de una guerra civil que inevitablemente se abrirá con la burguesía nacional e internacional y la lucha de partidos y/o tendencias y fracciones por los cursos de acción alternativos. Un complejo proceso como se vivió con el bolchevismo en el poder: la más acabada experiencia del poder de la clase obrera que, en su retroceso, derivó en otro fenómeno inédito, la pudrición burocrática de la revolución.
No presentamos aquí un texto que pretenda, ni mucho menos, ser exhaustivo desde el punto de vista histórico; se trata de un conjunto de reflexiones anudado alrededor de la idea de que la experiencia del bolchevismo en el poder debe ser abordada estratégicamente, sacando las lecciones del caso.2