Intentan dilatar el juicio a Blaquier por delitos de lesa humanidad

Se trata de uno de los juicios más emblemáticos a los empresarios que fueron parte del genocidio. En este caso, por su participación en la represión y desapariciones de obreros.

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Después de estar 8 años esperando que entre la Cámara Nacional de Casación Penal y la Corte Suprema de Justicia resolviera la sustanciación del juicio a Carlos Pedro Blaquier y Alberto Lemos, después de 45 años de impunidad de los que dirigieron uno de los operativos más siniestros de secuestros, torturas  y crímenes contra trabajadores/as del Ingenio Ledesma y localidades aledañas, la defensa pidió la realización de una evaluación médica al que fuera dueño del Ingenio Ledesma. Y el tribunal accedió, desde ya, tiene 94 años…

El juicio seguro que lo puede afrontar, de lo que también estamos seguros es que no va a reconocer su rol de genocida. No de cómplice, como muchas veces erróneamente se los denomina a los civiles que participaron del genocidio, sino de responsable.

“Los primeros rastros de la responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad son identificables en los inicios del proceso de memoria, verdad y justicia: la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) y el Juicio a las Juntas registraron testimonios de trabajadores que habían protagonizado conflictos laborales y que señalaron la responsabilidad de dueños y directivos de las empresas en sus secuestros.” (CELS, Empresas y Dictadura, Investigación Judicial y Memoria de los y trabajadores, negritas nuestras)

La dictadura fue militar-civil-eclesiástica. Los altos mandos llevaron adelante la usurpación del gobierno y sus instituciones y distribuyeron las zonas para actuar. Y en esas zonas, las grandes corporaciones del empresariado y las jerarquías eclesiásticas, fueron “un solo corazón” y una sola mano para llevaron adelante la brutal represión de la cual fuimos víctimas.

No sólo fuimos víctimas la generación del momento, las nuevas generaciones después del 76 sintieron los ecos directos de esa represión tan profunda y tomaron en sus manos la lucha contra el genocidio como propia, porque así la sintieron.

Por esa razón, que los que evalúen al señor Blaquier no se pongan nerviosos: la población de la localidad y la provincia y todos los/as luchadores por los derechos humanos seguiremos peleando por Memoria, Juicio y Castigo. No olvidamos, no perdonamos a ninguno de ellos, aunque se escondan tras la cortina del transcurso de los años.

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