
Horas antes de la convocatoria ya se podía prever lo que se venía. Los trenes se acercaban desde el Conurbano hacia el centro de la Ciudad de Buenos Aires con los vagones repletos de manifestantes. Y aunque no se conocieran, como sucede en circunstancias así, quienes iban a luchar se reconocen entre sí. Pero esto no pasa en cualquier marcha. Se va viendo en cada espacio que hay personas y grupos con banderas, pañuelos, alguna percusión. El del pañuelo está a un metro de alguien con bandera, a dos metros del que lleva bombo y su grupo. Así comienza prematuramente la movilización. Más allá hay más pañuelos, más banderas, más percusión. Mientras todavía se están acercando al punto de encuentro, empiezan a cantar.
“No tengo cuentas en Panamá, soy estudiante y exijo presupuesto ya” es la que más suena en las columnas que se acercan desde el norte, el sur y el oeste.
Los grandes protagonistas son los estudiantes que vienen de tomar sus facultades. Algunas nunca habían sido tomadas, otras jamás siquiera habían tenido una asamblea de base digna de tal nombre. La UNQUI, la UNLa, la UNSAM son algunas de ellas. También facultades de la UBA como FADU. Junto a ellas marcha también centros de estudio con largos años de tradición de lucha, tales como Filo y Sociales. También se concentran docentes, columnas de profesorados, estudiantes secundarios.
Miles y miles de estudiantes llegaron a Plaza Congreso apenas habiendo dormido pero con un claro protagonismo en la jornada. Vienen de tomar sus facultades y pasar la noche en vela en asambleas, talleres, debates. Junto a los docentes en paro, conforman también columnas que parecen interminables. La convocatoria se replica en todos los puntos del país.
La multitud se mueve del Congreso a la Plaza de Mayo y la gente que pasa parece que no terminará nunca.
Con corrida cambiaria, con devaluación… pero también con lucha. Se puede estar abriendo una verdadera crisis política que tenga por protagonistas a los de abajo, enfrentando cara a cara al gobierno y su plan de ajuste en todos los frentes: las Universidades, los colegios, las dependencias estatales, los hospitales, pero también los lugares de trabajo.
En la gran columna de la corriente universitaria Ya Basta! Y el Nuevo MAS se escucha la consigna “Macri chau”, una perspectiva que parece estar en boca de cada vez más gente.
Se abren perspectivas de lucha enormes. La CGT está claramente por detrás de los acontecimientos llamando a un paro convenientemente para dentro de un mes, dándole la espalda a las luchas reales tal y como se están dando en estos momentos. El movimiento de trabajadores da claros indicios de querer entrar en la lucha pero tiene la loza burocrática sobre su cabeza. Si el movimiento obrero y la juventud estudiantil y del movimiento de mujeres confluyen en una misma pelea, se abren condiciones ciertas de tirar abajo el ajuste y la política reaccionaria de un gobierno en crisis. Hay que continuar con las tomas, con movilizaciones como esta y confluir con los trabajadores y las mujeres: se puede derrotar al macrismo.
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