Indignante: Le prohiben donar sangre para su padre por ser homosexual

El argumento fue que se regían por las normas que establece la Asociación Argentina de Hemoterapia Inmunohematología y Terapia Celular (AAHITC) para bancos de sangre y sanatorios. Este criterio proviene de las consideraciones de una ley sancionada por la última dictadura militar que desde 2015 dejó de estar en vigencia.

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Una clínica de la Ciudad de Buenos Aires prohibió a un joven de 23 año donar sangre para su padre “por ser homosexual”. El argumento fue que se regían por las normas que establece la Asociación Argentina de Hemoterapia Inmunohematología y Terapia Celular (AAHITC) para bancos de sangre y sanatorios. Este criterio proviene de las consideraciones de una ley sancionada por la última dictadura militar que desde 2015 dejó de estar en vigencia.

Fue a partir del caso que recientemente expusiera Nicolás, un joven de 23 años que iba a donar sangre en una prestigiosa clínica de CABA para su padre, quien sería sometido a una cirugía. Fue la misma clínica la encargada de comunicarle que no podía realizar la donación “por ser homosexual”. Esto motivó posteriormente una denuncia ante los Ministerios de Mujeres, Géneros y Diversidad y el de Salud por parte de la CHA (Comunidad Homosexual Argentina).

Lo escandaloso no terminó allí, ya que según informó la clínica al ser interpelada a cerca del criterio utilizado, esta afirmó que se rigen por la normativa que establece para clínicas y bancos de sangre la Asociación Argentina de Inmunohematología y Terapia Celular. Este organismo utiliza un criterio que sancionaba dicha prohibición a partir de una ley de la última dictadura militar.

Dicho protocolo fue establecido por la Ley de Sangre instaurada por la última dictadura militar genocida que se estableciera en el poder tras el golpe de marzo de 1976. Según la ley número 22.990 sancionada el 21 de noviembre de 1983,el cuestionario de donación excluía a personas que hubieran mantenido relaciones homosexuales. Luego se sostenía que las personas LGBT no podían ser donantes por pertenecer a una “población de riesgo”. Esto aludía a un criterio retrogrado y discriminatorio que asociaba a la comunidad homosexual con la sospecha o más bien asociación directa de ser portadores/as de VIH por su orientación sexual.

Estamos en el año 2021 y esta entidad guarda el apego a una legislación cuya prohibición discriminatoria fue derogada en septiembre del año 2015 en la Argentina. Por lo tanto no sólo disfraza un prejuicio detrás de un argumento pseudocientífico, sino que también actúa contra lo establecido por la legislación vigente hace ya cinco años.Parece que los dinosaurios viven y también se disfrazan de respetables miembros de la comunidad científica.

Son muchos los países que en la actualidad sostienen esta prohibicióno ponen como condición la prohibición de donar a menos que se haya guardado un año sin mantener relaciones sexuales, si hablamos de personas del mismo sexo. Los cuestionarios que utilizan hoy los bancos de sangre o las clínicas piden datos que refieren a la identidad de género, vida personal y sexual, ¿la sangre de las personas LGBT es distinta a la de otras personas? el cuestionario parece imponer que sí.

En la mayoría de los países donde continúa la prohibición, los funcionarios de salud sostienen que el VIH puede tardar hasta dos semanas en ser detectado una vez hechos los estudios de control previa a la donación. También se toman de la existencia del “periodo ventana” de una enfermedad como la hepatitis B, que puede llevar hasta dos meses para tener una carga viral suficiente para su detección.

El criterio que prohíbe la donación por parte de personas LGBT, parte de considerar que la sangre de una persona no heterosexual es “mala” o más bien “peligrosa”.Detrás del eufemismo de “población de riesgo” hay un paralelismo evidente con la otrora reaccionaria consideración del SIDA como la “peste rosa” en los años 80. Las probabilidades ciertas de ser portador/a de VIH están ligadas a la orientación sexual de la persona.

El criterio estigmatizante parte de asociar a la orientación sexual con un factorseguro de transmisión de una enfermedad. Esto muestra que el “desvío” de la heteronorma continúa siendo patologizado y discriminado de las formas más repugnantes por instituciones de todo tipo. No hay mas que un vil disfraz “técnico” para seguir usando una etiqueta que reza que homosexual, lesbiana, bisexual son sinónimos de enfermedad, desvío y amoralidad o promiscuidad.

El estado argentino parece que no conocía esta realidad, ya que el caso de Nicolas no es el primero, y tampoco le interesa si hay infracciones a una ley que él mismo sancionó. Ya en diciembre de 2019 a Fernando Suárez, un joven de 21 años que acudió voluntariamente al Hospital Garraham, denuncio a través de sus redes sociales que se topó con la misma prohibición.

El oscurantismo también tiene cara de asociaciones científicas y refuerza los argumentos discriminatorios que pretenden disciplinarnos para no ser, si no nos apegamos al modelo de sociedad que dictan los patrones del patriarcado y la heteronorma. Todavía hay mucho que conquistar a través de la lucha independiente y en las calles, en tanto siga de pie esta sociedad capitalista y patriarcal que violenta cotidianamente nuestros derechos, incluso los más elementales.

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