Por Tofi Mazú
Hoy, martes 19 de febrero, se celebrará un pañuelazo federal en distintos puntos del país, a un año del pañuelazo que supo dar inicio a la marea verde. Pero las concentraciones de esta tarde en la Capital Federal, La Plata, Córdoba, Mar del Plata, Neuquén, la zona Oeste del Conurbano y otra gran cantidad de plazas y puntos neurálgicos de la Argentina no son únicamente una efeméride. Se trata de un acto político en defensa del aborto legal, en el marco de un debate muy profundo al interior del movimiento feminista.
La estrategia de seguir batallando por el aborto legal
En lo que va del mes de febrero, ya se sucedieron dos asambleas de mujeres, trans y travestis para organizar el 8 de marzo, y este viernes realizaremos la tercera. El movimiento feminista es enorme, mucho más grande de lo que se expresa en las reuniones de la Mutual Sentimiento. Ha dado épicas batallas, como las vigilias del 13J y el 8A, donde pusimos lo mejor de nuestra tradición de lucha para conquistar este indispensable y elemental derecho. Hemos sido protagonistas en todo el mundo de las principales peleas contra mosntruos como Trump o Bolsonaro. En Argentina, le hicimos cuatro paros a Macri. Estamos hablando de un movimiento súper dinámico, que supo construirse desde las bases, sorteando la posibilidad de que una burocracia le impidiera desarrollarse, lo cooptara y lo maniatara. Pero hay sectores que intentan revertir eso, volviendo a la horda de mujeres, trans y travestis que lo intengran una masa enorme sin un norte emancipatorio, sin una estrategia en defensa de sus propios intereses como mujeres, como población LGBT y como trabajadoras.
El principal sector que está atacando al movimiento feminista es el kirchnerismo, que pretende hacernos abandonar nuestra pelea por la legalización del aborto. Como dijo Cristina, quieren “unir los pañuelos verdes y los celestes”, llevándonos detrás del papa, detrás de los gobernadores que garantizan las redes de trata y que niegan los no punibles, detrás de los cómplices del ajuste y de la burocracia sindical. Nos quieren atar a un proyecto que, en los doce años que estuvo en el poder, gobernó en contra de las mujeres; ésto, con la excusa de un “frente anti macri”, donde según el antiabortista de Juan Grabois pueden entrar hasta Vidal y Larreta… (!!!) Quieren sacarle todo lo combativo, lo anticapitalista, lo independiente… y lo feminista. En las palabras de Paula Arraigada, una de las dirigentes del PJ y cercana a AMMAR, pretenden que “a finales del 2019 esté en el poder alguien que represente los intereses del feminismo” ¿En qué cabeza cabe que “los intereses del feminismo” puedan ser representados por el PJ, un partido repleto de clericales, burócratas, empresarios y proxenetas? ¿Acaso no les importa un comino la cantidad de mujeres y personas gestantes que pueden morir o ser detenidas por abortos clandestinos hasta que llegue tal o cual candidato a “salvarnos”? ¿Acaso les resbalan las decenas de femicidios y trans-travesticidios que ya ocurrieron y los que ocurrirán hasta octubre si bajamos nuestras banderas? ¿Cuántos casos más como el de la niña de Jujuy prefieren dejar pasar en pos de su armado electoral? Prefieren hipotecar nuestras vidas y nuestros destinos, con tal de que Cristina o el dhualdista de Felipe Solá sean presidentes.
Ante las provocaciones, lucha y organización
Desde Las Rojas y el Nuevo MAS, junto con el resto de la izquierda, hemos plantado cara a este intento de llevar al movimiento a saco roto. Hemos respondido políticamente ante las maniobras burocráticas del kirchnerismo, AMMAR y un sector del Colectivo Ni Una Menos. Por eso, decidieron montar provocaciones. La primera fue endilgarle a la izquierda la brutal acusación de ser “transfóbica”… justo al sector que levanta las banderas del trabajo genuino para travestis y trans. Cabe destacar el carácter reaccionario de este sector, que no sólo es reconocidamente transexcluyente, sino que sostiene que “el feminismo es sólo para las mujeres”; cuando día a día el movimiento prueba que el feminismo es para todas, todos y todes dentro de los explotados y oprimidos.
El feminismo radical no se había hecho presente en la primera asamblea, pero aparecieron hacia el final de la segunda. Cuando quisieron tomar la palabra, el kirchnerismo y las dirigentes de AMMAR lo impidieron, llegando incluso a vivirse una situación de forcejeo y piñas. La provocación que montaron las dirigentes de NUM, AMMAR y el PJ ante la presencia de las RadFem fue evidente. Se apoyaron en el hecho de que son transexcluyentes para montar una gresca que hiciera que la asamblea terminara de forma caótica. Desde Las Rojas, ante este hecho, reclamamos que la asamblea votara su caracter de “asamblea de mujeres, lesbianas, trans, travestis y no binaries”, y que, luego de eso, se dejara hablar a las RadFem. Al negarse a esa propuesta, quienes dirigían la asamblea pudieron imponerse, dándole voz al proxenetismo en boca de Georgina Orellano para que pudiera, falazmente, contraponer “abolicionismo” a “transodio”. Las Rojas nos oponemos de plano a cualquier intento de silenciar voces, más aún si se hace para intentar imponer la línea de la burocracia y del proxenetismo.
La pelea entre quienes defendemos un movimiento independiente y de lucha, con quienes quieren llevarlo detrás de la burguesía y el clero sigue abierta. Continuará el próximo viernes y puede cristalizar también en la discusión sobre el paro general: ¿Vamos a permitir que el 8M el paro sea testimonial, o vamos a exigirle a las centrales sindicales que haya un paro feminista de todas y todos?
Estos intentos de quebrar al movimiento sólo pueden ser contrarrestados con política, demostrando que no nos vamos a quedar en nuestras casas viendo cómo las luchas que damos día a día son bastardeadas. Demostrando que la marea verde está viva, que las pibas y los pibes de los secundarios siguen batallando por la educación sexual; que las trabajadoras siguen en pie de guerra contra los despidos, como la Comisión de Mujeres de Pilkington; que nos seguimos organizando en contra del acoso laboral, como las Actrices Argentinas; que no vamos a bajar nuestros pañuelos y vamos a salir a la calle ante cada caso. Por eso, es importantísima la parada de hoy. Desde Las Rojas celebramos la convocatoria que hizo la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, porque es un hecho político capaz de demostrar la fuerza que construímos en las calles, en los lugares de estudio y de trabajo: la fuerza de un movimiento que hace temblar la tierra.