Contra la intervención y el intento de cierre

Hospital Bonaparte: radicalizar la lucha y desbordar a las conducciones gremiales

El pasado miércoles se dio a conocer que Milei dejaba en la calle a 1400 trabajadores que dependen del Ministerio de Salud de la Nación, 200 en el Hospital “Laura Bonaparte” de salud mental.

El pasado miércoles se dio a conocer una medida por parte del gobierno de Milei en que deja en la calle a 1400 trabajadores que dependen del Ministerio de Salud de la Nación, de estos 1400 despidos 200 son en el Hospital “Laura Bonaparte” de salud mental, en Capital Federal, del cual, en octubre pasado las y los trabajadores del efector, protagonizaron una de las principales luchas contra el ataque del gobierno libertario.

Además de los despidos en el Bonaparte, también hay despidos en el Hospital Sommer de General Rodríguez, y están en estado de alerta las y los trabajadores del Hospital Posadas y el Garrahan, ambos dependientes del Ejecutivo nacional.

En lo que respecta al Bonaparte, esta semana las y los trabajadores iniciaron la defensa del Hospital y sus puestos de trabajo. La solidaridad no se hizo esperar por parte de todos los sectores; desde el Nuevo MAS, nos hicimos presentes al momento en que se realizaba el jueves 16, una asamblea abierta en defensa del Hospital y los puestos de trabajo.

La sensibilidad que generan los despidos en un Hospital de vanguardia, en materia de salud mental, es enorme, hay una gran porción de la sociedad que estuvo en la defensa del Hospital contra el cierre puro y duro de octubre pasado, y que está dispuesta a defender al Hospital contra los despidos masivos de este año, teniendo en cuenta como dicen las consigas de los trabajadores, que vaciamiento es igual al cierre.

Tal es la situación de vaciamiento, áreas enteras quedaron sin trabajadores, y muchas otras quedaron con una porción muy reducida de personal. Por ejemplo, en el área de Niñez donde se atienden problemáticas de consumo vinculadas a las niñeces, no quedó nadie. Asimismo, la línea de atención telefónica, que atiende los fines de semana, también quedó vaciada, y áreas de importancia como la Farmacia, tuvieron una reducción del 80% del personal que se hace cargo del área.

A este gobierno no le importa que las niñeces o las personas afectadas por consumo problemático queden desamparados/as, pero en Argentina existe una conciencia por parte de los trabajadores y sectores populares, de que es inaceptable que cierren un Hospital, es por eso que el abrazo del lunes 20 fue tan masivo. Por nuestra parte nos hicimos presentes con una gran delegación de compañeros y compañeras del Nuevo MAS, junto con Manuela Castañeira, el SiTraRepA, el CEAA, CEDHA, y el CETS de la UNLu, para darle nuestro apoyo a las y los trabajadores y acompañarlos en su pelea, que es la de todos.

Los despidos del plan de Milei no pasan sin complicidad

Cuando decimos que los despidos son en realidad el principio del plan de Milei en relación al ataque en Salud, lo decimos porque el año pasado, cuando la burocracia sindical tanto de UPCN como de ATE firmaron a espaldas de la asamblea la conformación de una “Mesa para la reestructuración” del Hospital, pusieron un freno a una pelea que venía en ascenso en defensa de la Salud pública. Esa traición tuvo dos objetivos: cortar el proceso de desborde a ATE y UPCN que se abrió en el Hospital con la toma pacífica impulsada por los trabajadores y que puso en jaque el ataque del gobierno. Y un segundo, más artero aún, que fue regalarle al gobierno el argumento de que era necesaria una reestructuración.

El resultado está a la vista: mientras escribimos esta nota acaba de llegar al Hospital el anuncio de la intervención del Hospital por parte del Gobierno Nacional “como parte del Plan de reestructuración” (textual), a la vez que “ratifica la Mesa de Trabajo abierta en el ámbito del Ministerio” con el evidente objetivo de hacer pasar los despidos y enmascarar el intento de cierre bajo la idea de reestructurar.

Esta es una de las tantas traiciones y entregas por parte de estos sindicatos, y que debe ser facturada por el activismo. Y junto con pasarles factura, retomar la dirección de la lucha en sus propias manos, rechazar tanto la reestructuración como los despidos, y emprender la radicalización de las medidas, para lo cual cuentan con el enorme apoyo de organizaciones políticas, sociales, los trabajadores y la sociedad.

En el 2024 la lucha por la defensa de la Salud estuvo al borde de tocarse con la defensa de la Universidad pública que, como se demostró también en el 2024, fue uno de los límites que encontró el gobierno en su ataque. Esto fue lo que Milei y la burocracia intentaron evitar, el cruce de diagonales de dos límites que la sociedad de este país tiene.

Es que existe una conciencia en la sociedad de que la educación pública de calidad y la Salud pública son patrimonio de los trabajadores y los sectores populares. En este marco, la política de “reestructuración” que llevaron adelante los sindicatos fueron ponerle un freno a la lucha cuando la misma venía en claro ascenso y crecía más y más; cuando el veto a la ley de financiamiento universitario encendió al movimiento estudiantil que, a pesar de las conducciones de los centros de estudiantes radicales y peronistas, tomaron las casas de estudio, que a pesar de los sindicatos docentes y nodocentes, se sostuvo por semanas la pelea por la educación.

Este fue el escenario en el cual se firmó la reestructuración, en un terreno de ascenso, en el que había que pelear por el fin de los contratos trimestrales en Nación, en el que había que conectar con la juventud estudiantil para golpear con un solo puño.

Sin embargo, a pesar de la traición de la burocracia que le entregó en bandeja el conflicto a Milei, el activismo del Hospital y la sociedad que defiende la salud pública y sus trabajadores, se mantiene en pie de guerra por la defensa de este derecho elemental.

Milei es oscurantista, viene por los derechos conquistados, el acto del día lunes con más de 3000 compañeros demostró que si las y los trabajadores están dispuestos a pelear, hay un gran sector de la sociedad que va a acompañar de manera activa en la defensa de la Salud y de los puestos de trabajo.

Aunque se disfracen como despidos, todos sabemos que un hospital de la magnitud del Bonaparte, y del nivel de complejidad y problemáticas que aborda, 200 despidos es una vía segura hacia el cierre que, en definitiva, es la política de este gobierno. Hay áreas enteras que quedaron sin personal, como por ejemplo la atención a las niñeces; esto sumado a que quienes no les llegó la notificación de su despido, siguen trabajando sin contrato. Si no se logra frenar este ataque ahora, el tiempo juega muy a favor del gobierno.

Como decíamos en una nota en octubre del 2024 denunciando como una traición la entregada de ATE y UPCN: “Una mesa entre las autoridades y los sindicatos no da garantía de nada. En estos casi 10 meses de gobierno de ultra derecha, UPCN colaboró para que pasen los despidos, la rebaja salarial y el desguace y ajuste en el Estado. ATE fue desde la complicidad abierta, al silencio cómplice y la impotencia. La estrategia de enfrentar el ataque lugar por lugar demostró ser un desastre: las consecuencias son los más de 50.000 puestos de trabajo que se perdieron en el Estado. La lucha del Bonaparte había logrado poner a la defensiva al gobierno, era el momento de pasar a la ofensiva y pedir la reincorporación de los compañeros despedidos/cesanteados.”. Organizaciones de izquierda como el PTS dijeron que esto significaba una “Victoria en la lucha por el derecho a la Salud Mental”, desarmando completamente al activismo, por ocultar el verdadero carácter del acta de compromiso entre los gremios y el gobierno.

Si se logró frenar la ofensiva de Milei en octubre pasado, fue producto de la resistencia y la autoorganización de las y los trabajadores del Hospital; en definitiva, del desborde a las conducciones sindicales que no querían ocupar el edificio en primer lugar, y que luego firmaron el acta de la traición. Con esa fuerza de las y los trabajadores desbordando a los gremios fue que se logró unificar, por ejemplo, a residentes de PBA, CABA y Nación, con trabajadores despedidos del Posadas, y con trabajadores del Garrahan que peleaban por aumento salarial, y que confluyeron en Plaza de Mayo con más de 5.000 movilizados. Ese desborde es fundamental en esta nueva etapa de la lucha; para poder ganarle la pulseada al gobierno, es necesario fortalecer la autoorganizacion y la solidaridad.

Cómo seguir: apoyarse en el apoyo social masivo y radicalizar la pelea para ganar

Del apoyo que se demostró en octubre y en enero de este año no hay dudas, es que más allá de la defensa de las y los trabajadores, es la defensa de la Salud pública en un contexto en el que cada vez más, la población recurre a ella producto de la crisis por la suba en las obras sociales, los despidos que dejan sin obra social a las y los trabajadores, y un sin fin de ejemplos. Este es uno de los trasfondos que explica el apoyo masivo en la defensa del Hospital, además de que la conciencia promedio de la que hablamos anteriormente de los trabajadores y sectores populares, que ven en la Salud pública un patrimonio y una conquista.

En este sentido, la pelea por la defensa del Hospital y los puestos de trabajo se entrelaza con un sentimiento que va más allá del corporativismo ambiente y sensibiliza a trabajadores, estudiantes, pacientes, derechos humanos, movimiento de mujeres, comunidad lgbt, etc, y hace suya la pelea. Esta conciencia y sensibilidad es una carta a favor que tienen las y los trabajadores del Hospital: el apoyo masivo.

Por otro lado, si algo tiene en apariencia de diferente este conflicto (advertimos que sólo en apariencia) es que el gobierno “formalmente” se jugó a despedir/cesantear a los trabajadores, esto genera un clima de división y miedo en una porción de los trabajadores que los gremios aprovechan para frenar la unidad y la pelea. Pero advertimos, no hay otro objetivo para el gobierno de Milei que el cierre del Hospital, ya que los 200 despidos dejan sin funcionamiento áreas enteras y otros, producto de la reducción de personal, con tareas que son imposibles de cumplir.

En este marco, el juego de las conducciones sindicales es, por un lado, dividir a la base, y reducir todo a la negociación en la “mesa de reestructuración” que ellos acordaron a espaldas de las y los trabajadores con el gobierno. Su política va en consonancia con el peronismo/ kirchnerismo a nivel nacional: dejar pasar los ataques a los trabajadores por parte de Milei y que son exigencia de la burguesía, y apostar a volver en el futuro con la excusa que “lo hecho, hecho está”, lógica de las corrientes burguesas del centro político como lo muestra Lula en Brasil, que no retrotrajo un solo ataque de Bolsonaro.

¡Pero atención! Esta es una pelea abierta, las direcciones sindicales organizan la derrota, dicen que esto va para largo porque no quieren enfrentar a Milei.  El problema es que si le damos más tiempo a este gobierno va a cerrar de hecho el Hospital con la excusa de la “reestructuración”. Por eso el momento de pelear es ahora y radicalizar los métodos de lucha.  Hay que votar en asamblea el rechazo a la intervención y los despidos con acciones más radicalizadas en defensa del Bonaparte y la Salud pública, y convocar a acompañar a todos los sectores solidarios que demostramos ser miles días atrás, sin importar colores ni preferencias políticas. Por ejemplo, cortar la Av. 9 de Julio con miles de personas y poner a prueba el ataque del gobierno y su operativo represivo con el apoyo de la inmensa mayoría de la sociedad. ¡Es mentira como dice la burocracia que nadie nos apoya! Al contrario, el apoyo lo tiene la Salud pública, y el costo de atacar y reprimir a la Salud puede ser enorme.

Desde ya que un corte en sí mismo no resuelve un conflicto, pero pondría en alerta a toda la sociedad que está en juego el derecho a la Salud Pública y el cierre del Hospital. Una medida por el estilo puede ayudar a nacionalizar el conflicto, cosa que es urgente.

Y junto con esto, retomar el conflicto bajo la dirección de las y los trabajadores y con el apoyo de las organizaciones políticas, gremiales y sociales que sí queremos defender el Hospital y los puestos de trabajo.

Ahora es momento de desbordar a las conducciones sindicales, y preparar el terreno para acciones más radicalizadas, la masividad está conquistada, el lunes fue un acto donde todos los que apoyamos la Salud pública dijimos ¡presente!; ahora es el momento de pelear en serio. Preparemos el terreno para una gran acción en Av. 9 de Julio y el Obelisco, que ponga en el centro de la escena la pelea contra el cierre del Hospital Bonaparte. Desde el Nuevo MAS nos ponemos a total disposición de las y los compañeros en esta lucha.

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