Lo que trabó que salga dictamen de la Comisión de Presupuesto fueron centralmente las negociones con los diputados que responden a los gobernadores. «Tras dos meses de intenso trabajo en la Comisión (…) no hemos llegado a un punto en común que permita garantizar el déficit cero» dijo Espert, titular de la Comisión por el oficialismo.
“En las próximas semanas, si hubiera avances en este sentido, el Ejecutivo evaluará la posibilidad de convocatorias extraordinarias para su tratamiento”. Es que el período normal de sesiones del Congreso se termina el 30 de noviembre. Quedan 11 días para que haya dictamen y se trate en las dos Cámaras del Congreso. Todo indica que Milei se prepara para manejar el presupuesto a discreción, sin ley, y prorrogar de nuevo el presupuesto 2023 de Sergio Massa. Fue lo mismo que hizo en su primer año de gobierno.
Los diputados de oposición oficialista y los gobernadores pueden y quieren dejar pasar el ajuste que empobrece a millones. Lo que no quieren es no negociar su tajada del presupuesto. Ese es el punto de desacuerdo.
Ajuste con o sin ley de Presupuesto
El centro del proyecto mileísta es el déficit cero, la reducción de la inflación vía recesión y las medidas impositivas regresivas. Eso no cambia con o sin ley de presupuesto. La diferencia es que sin ley Milei puede hacer como le plazca durante todo el año que viene. La diferencia para los gobernadores es que con ley pueden negociar todo ahora y de una sola vez, mientras que sin presupuesto tienen que negociar todos los días y todo el año.
A nadie se le escapa lo que significa que se prorrogue el presupuesto 2023: más ajuste a la educación, a los jubilados, más despidos…
En cuanto al plan económico, desde el oficialismo consideran que «es mejor si no lo aprueban», y, de esa forma, ellos poder seguir ejecutando a su antojo el presupuesto 2023. Este año no hubo Presupuesto aprobado por el Congreso y, en caso de que no haya tampoco en 2025, el de Milei sería el primer gobierno en la historia de la democracia que gestione dos años seguidos sin la Ley de Leyes.
¿De dónde sacar tantos dólares? Las previsiones de ingresos, en última instancia, poco importan. «El superávit primario tiene que equivaler o exceder al monto de los intereses de deuda a pagar» dijo Milei en su discurso de presentación del presupuesto en septiembre. Es decir, los gastos del Estado recortados deben usarse para pagar deuda externa.
La nueva «regla fiscal» consiste en eso: «blindar el equilibrio fiscal para siempre, terminando con el castigo de la deuda y la emisión». No importa la pobreza, ni la recesión, ni el derrumbe de los salarios y las jubilaciones. La regla principal de Milei es una declaración de guerra contra los trabajadores, los pobres, los estudiantes, los jubilados: no importa lo que pase, si no alcanza la plata para pagar deuda, se recorta más para pagarla.
Es una promesa de trasladar dinero directamente de los bolsillos argentinos a los acreedores. ¿Y de los bolsillos de quién va a salir ese dinero? El antecedente de este año y el presupuesto del 2025 ya nos lo dice: recortan las jubilaciones, el presupuesto a salud y educación; aumentan el IVA, el monotributo y Ganancias; reducen impuestos a los ricos como Bienes Personales. La «regla fiscal» de Milei es que los fondos de inversión internacionales y el FMI se lleven la plata que Milei les va a sacar de sus bolsillos a los trabajadores.