Guillermo Gianibelli: «hay derecho del trabajo justamente porque existe el conflicto”

El día viernes 23 de septiembre se llevó adelante en la Facultad de Derecho la segunda charla de la Cátedra Libre Marxismo en el Siglo XXI en la Universidad de Buenos Aires.

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Una enorme charla con más de cien estudiantes y trabajadores de reparto por aplicación copó el Salón Verde; con un panel de lujo en el que participaron Guillermo Gianibelli, docente de la Facultad y abogado del sindicato del Subte y de SiPreBA; Matías Cremonte, presidente de la Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas, asesor de Aceiteros y ATE Nacional; Emilse I., Secretaria de Prensa del Sindicato de Base de Trabajadores de Reparto por Aplicación (SiTraRepA) y Ramiro Manini, asesor legal del SiTraRepA.

Intervención de Guillermo Gianibelli. Docente de Derecho Laboral de grado y posgrado en la Facultad de Derecho de la UBA. Abogado del Sindicato del SUBTE y SiPreBA.

“En esta facultad todo el tiempo nos enseñan que el derecho sirve para amortiguar el conflicto. Pero en realidad hay derecho del trabajo justamente porque existe el conflicto”

Bueno, gracias. Buenas tardes y un saludo fraterno a todas las compañeras y compañeros. La verdad que es una experiencia novedosa y gratificante llenar este salón de la Facultad de Derecho de compañeros trabajadores. Nosotros tenemos una ambigüedad propia de lo que es el derecho. Ambigüedad que hace que nos cuestionemos muchas veces, que pongamos en duda, en desconfianza, casi impugnando el derecho. Cuando digo derecho, me refiero a la ley, para que ustedes lo entiendan más básicamente.

Pero el derecho es una construcción normativa que rige buena parte de lo que nos sucede. Por lo tanto, cuando los compañeros me convocaron a compartir hoy con ustedes esta tarde, yo pensaba justamente eso que es la dificultad que supone pensar el derecho desde un lugar de impugnación de una política que nosotros caracterizamos como una política de franca desigualdad. Una franca desigualdad que se evidencia especial y estructuralmente en la relación de trabajo. Por lo tanto, ¿desde qué lugar les puedo hablar cuando tengo que hacerlo desde la Facultad de Derecho, como profesor de derecho y para hablar, de algún modo, de esto que significan los derechos? Esta necesidad de justificar la importancia de los derechos. Yo hago, muchas veces, una suerte de genealogía. Buscar el origen de los derechos, de los derechos laborales, que es lo que importa. Entonces, lo primero que me parece que hay que dejar bien en claro es que nosotros sabemos los límites del derecho, lo tenemos en claro. Y por eso, por lo general, hacemos una mirada crítica del derecho. Pero una mirada crítica que supone que el derecho también es un campo de disputa. Un terreno de la confrontación. Un terreno en el que nosotros también tenemos herramientas, también tenemos armas. Me parece que, voy a jugar bastante con la disertación inicial de Matías, porque hacemos como una suerte de ida y vuelta, que ya lo hacemos durante muchos años, y nos conocemos, entonces voy a retomar algunas de las ideas que planteaba Matías para seguir pensando esta idea de desde que lugar el derecho, y desde qué lugar el derecho de los trabajadores.

Lo primero es, como desconfiamos del derecho, y sobre todo lo que nosotros en la teoría llamamos el formalismo jurídico, el derecho establecido, lo que nosotros pensamos antes que nada es que miramos el derecho como una suerte de caja, con una serie de herramientas, en las que vamos a tomar una cada tanto porque nos conviene, porque podemos justificar y fundamentar nuestros derechos, pero que lo que vale la pena mirar, en donde se juega de verdad la lucha por el derecho es lo que está fuera de la caja. Afuera de la caja está la disputa, el conflicto y las relaciones de fuerza. Por lo tanto, buena parte de lo que hay adentro, y en el derecho del trabajo, más que ningún otro, el derecho del trabajo se nutre, se hace, me gustaba como señalaba Emilse, esos derechos conquistados, esos derechos se conquistan por el afuera. Y si logramos meterlos dentro de la caja es porque tuvimos fuerza suficiente para meterlos dentro, porque logramos crear fuerza y poder para hacer que sean derecho. Pero luego, una parte de cómo se usan esos instrumentos, si tomamos un derecho (y cuando digo tomamos, toman los jueces, toman los que hacen el sentido del derecho, la lucha por hacer el sentido del derecho) cada vez que luchamos por el sentido del derecho estamos luchando por, también, como vamos a interpretar esa caja de herramientas. Por lo tanto, mirada crítica, mirada desde afuera, y sobre todo desde esta idea de también reivindicar algo de lo que estas aulas nos enseñan, nosotros hacemos mucho lo que se llama teoría crítica constitucional ¿Qué significa teoría crítica constitucional? Significa algo de lo que señalaba Matías y de lo que voy a tratar de retomar, que, nosotros, desde el punto de vista social, de nuestros derechos, avanzamos por oleadas. La marea nos lleva en algún momento más arriba, o la marea baja muy abajo. El derecho muchas veces cristaliza esa relación de fuerzas en un momento dado. Cristaliza y la pone arriba. En nuestro caso, la marea alta nos permitió, en el siglo XX, construir los estados constitucionales del llamado constitucionalismo social. Es ese pacto del que hablaba Matías, es un pacto constitucional, un pacto que reúne lo que la sociedad en un momento dado entendía como el acuerdo básico de subsistencia y  de convivencia.

Por eso también hay que jugar entre los entresijos, jugar con las propias contradicciones del sistema. Se da la paradoja de que nosotros tenemos hoy en nuestro sistema constitucional, o en otros sistemas en Latinoamérica, o en los sistemas europeos, una constitución, que es un reconocimiento de un conjunto de derechos muy potentes. Los derechos colectivos sin duda, el derecho de huelga, el derecho a la asociación a la organización, pero luego tenemos también el derecho a la garantía de la subsistencia. Estas discusiones sobre si la asignación universal sí o no, esto está saldado constitucionalmente, por lo tanto nosotros tenemos un proyecto, un programa, que es un programa constitucional. ¿Es un programa ambicioso? Depende de lo que podamos hacer con él. ¿Es el que hubiéramos elegido? Seguramente que no, recordando a Helios Sarthou, en la misma lógica de lo que señalaba Matías, de esta tregua, Helios decía que el derecho del trabajo, el derecho social, el derecho de nuestras constituciones, es el derecho para el “mientras tanto”. Mientras tanto, no podemos hacer otra cosa, pero sí sabemos hacia dónde queremos ir. Queremos ir hacia otro proyecto de sociedad, un proyecto sin explotación, un proyecto sin desigualdad, un proyecto en donde las relaciones laborales se expresen de otra manera, no solo en términos de disputar un poder y limitar mínimamente el poder establecido que es el poder del empresario. Por lo tanto, me parece que ahí tenemos un desafío que es luchar también dentro del derecho.Por ahí hacia el final retomo alguna de estas ideas para poner sobre la mesa alguna de estas cuestiones que deberían ser nuestro camino en adelante en función de ese proyecto constitucional.

Un apunte sobre el derecho del trabajo y luego sobre ese tiempo, ese tiempo que señalaba Matías, y que dió, en un momento histórico, cuando la marea dió lo que dió, puso ese límite bien arriba desde el punto de vista de los derechos. Los derechos laborales, Emilse lo señaló con toda claridad, existen solo porque hay conflicto, y existen solo porque para que haya conflicto hay organización, organización de los trabajadores contra el poder, que disputa el poder de los empresarios. Esa es la única lógica. Acá en esta Facultad todo el tiempo nos enseñan que el derecho sirve para canalizar el conflicto, para hacer que la convivencia exista. Es una forma de decir “el derecho es para cerrar el conflicto”. Sin embargo en el derecho del trabajo el conflicto abre el derecho. Por el conflicto, hay derecho. Cada conflicto que ustedes ven, algunos de los que señalaba Emilse, ahora el de los compañeros del neumático, el de la propia organización de los compañeros repartidores, eso está abriendo la lógica para disputar poder, y por lo tanto para construir otra normatividad, otro piso de derecho, subir un poquito más. La historia del derecho del trabajo es eso, la historia es subir un peldaño todo el tiempo, y eso en función solo del conflicto.

Un autor que le gusta a Ramiro que es Richard Hyman. Él cuestiona toda la lógica de los grandes profesores británicos sobre relaciones industriales, que dicen que la organización colectiva, la forma de resolver el conflicto es claramente un elemento reformista, un instrumento de mejoramiento pautado con límites, cerrado. Hyman dice que la negociación colectiva es la forma de buscar desacuerdos en los acuerdos. Por lo tanto todo el tiempo hay que ir sobre los acuerdos, porque es discutir lo que hay, para mejorar, para establecer mejores condiciones. Esta es la lógica, como decía ese tema de Pink Floyd, el lado venturoso, el lado luminoso, la canción de Pink Floyd es justamente lo contrario, el lado oscuro de la luna. Bueno, veamos el lado oscuro, porque si no pareciera que estamos en el mejor de los mundos.

Por lo tanto, desde qué lugar miramos estos derechos, miramos los derechos de los trabajadores. Lo  señaló y lo explicó Matías con esa solvencia que lo caracteriza, por lo tanto yo no voy a volver, solamente voy a matizar alguna de esas expresiones, o señalamientos. Dice Matías, el estado de bienestar se inauguró con una crisis, la crisis del 30. Tiene otras connotaciones, está la guerra, hay distintas circunstancias que  están preanunciando buena parte de lo más dramático del siglo XX, por lo menos del siglo XX europeo. Pero dice Matías “y se cierra con otra crisis”. Hay una lectura que hacen algunos autores, en donde dicen que en realidad la crisis de mediados de los 70 no fue una crisis endógena, de componentes económicos, aumento del precio del petróleo, componentes tecnológicos y de las tasas de beneficios. Obviamente cuanto más capital, cuanta más maquinaria, la tasa de beneficios baja, es decir, esa lectura de la crisis en función de los componentes económicos no es la que más deberíamos atender. Es la  lógica de que estamos discutiendo poder. Es la lógica de que estamos discutiendo cómo estamos organizando nuestra sociedad, y sobre todo cómo distribuimos los recursos de nuestra sociedad. Qué hacemos con la riqueza. Por lo tanto eso que se llama la crisis, fue poner en crisis un sistema, un régimen de acumulación, que había dado lo que dio, que dió lo mejor en términos de acumulación económica pero también social, de desarrollo del capitalismo, pero también de límites al capitalismo. Eso fue lo que dio el siglo XX. Pero por algún modo, y ahora sí les voy a explicar cual fue, por qué poner en crisis ese modelo, un modelo que funcionó en términos de reformismo, en términos de un acuerdo en donde los trabajadores dieron y el capital dió, un acuerdo donde se dio estabilidad al sistema. Pero los trabajadores no estaban conformes con eso, los trabajadores seguían peleando, seguían disputando, se estaban organizando. Siempre trato de recomendarles películas, porque es una forma de ver la realidad desde otro lugar. Vean una película que se llama La clase obrera va al paraíso (del director Italiano Elio Petri), para entender esto. Los trabajadores estaban disputando el poder en las fábricas, estaban disputándole el poder a la Fiat, y organizados con los estudiantes. Trabajadores y estudiantes estaban haciendo la revolución, y eso es lo que no podía suceder. En un momento dijeron “ahora podemos ir por más”. Y ahí es donde el capital dijo “así no”. Yo retiro y denuncio ese pacto, ese acuerdo, me salgo del pacto y a partir de ahora empezamos en otras condiciones, en otro contexto. ¿En qué contexto? Modificar la correlación de fuerzas. Todo lo que habíamos acumulado es ese largo periodo de 30 años de repente empieza a agrietarse, empieza a modificarse, poniendo en situación de riesgo la propia vida. Los trabajadores se acostumbraron a vivir “bien”. Tenían estabilidad, estabilidad de un empleo, tenían seguridad social, es decir jubilaciones. Tenían un salario para vivir, en el mientras tanto, claramente. Pero ese mientras tanto era, poder vivir dignamente, o más o menos dignamente, y prepararse para seguir mejorando sus condiciones de vida. Sus condiciones de vida en el régimen capitalista tienen un límite. Por lo tanto eso implicaba cambiar el sistema económico, social, y político.

Por lo tanto el capital pone en crisis y genera una reestructuración brutal, que en nuestros países la conocemos de la peor manera, las dictaduras, como lo explicó también Matías. Pero en general en todos los países. Ahora es la uberización, pero antes fue la precariedad,  a través de la temporalidad, la fragmentación, la segregación, la tercerización, la subcontratación, la contratación a través de empresas eventuales y sobre todo, el desempleo. Aquel modelo de los 30 años se asentó sobre el pleno empleo. El fordismo era pleno empleo, por lo tanto todos teníamos la posibilidad de encontrar un empleo en esas condiciones y de hacer política en ese lugar. Ahora nos toca hacer política desde el lugar del desempleo, de la precariedad, de la desindicalización, de la desconexión del mundo laboral a través del teletrabajo, o a través de las plataformas. Es decir condiciones de acción política  distinta. Y eso es lo que decidió el capital. Por lo tanto, cómo salir de esa nueva encrucijada. Como siempre supieron los trabajadores, organizándose. La lucha, la organización colectiva es, en definitiva, el único y el verdadero instrumento para dar esa disputa.

¿De qué manera? Lo más importante, ahora vuelvo a algunos elementos propios del sistema jurídico, es la creación de sentido. Nosotros lo hacemos, los abogados laboralistas tenemos que hacerlo  todo el tiempo. Hace dos días, en una resolución de la Cámara de Apelaciones del Trabajo, tratando de actualizar los juicios laborales, porque obviamente los salarios quedan absolutamente desactualizados y la tasa de interés que se paga por los juicios no recomponía adecuadamente la pérdida de ese valor. Ya hay toda una discusión, una disputa, sobre cómo se interpreta esa resolución, una resolución que es para tratar de compensar, de algún modo, la pérdida del crédito de los trabajadores. Una disputa. Ahora, hay más disputas por dar, y algunas creo yo que perdemos la posibilidad de darlas. Una de las cosas más importantes que se aprobó durante la pandemia, en materia legislativa, fue, en realidad por una norma reglamentaria pero a partir de una ley, fue la prohibición de los despidos. Para nuestro sistema constitucional no puede haber despido sin causa, no puede haberlo, la constitución obliga a que haya causalidad del despido. Por lo tanto por la pandemia, por la emergencia, por todo lo que fuera, la posibilidad de haber incorporado a nuestro sistema jurídico la causalización del despido era un dato fundamental. Tenía un tiempo límite, y por lo tanto se fue degradando, pero lo más importante que era la prohibición, de un momento al otro, salió del mundo jurídico, sin ninguna discusión. Ni los trabajadores, esta vez a través de sus sindicatos, ni nosotros mismos, nos hacemos cargo. La verdadera discusión de la importancia que tenía esa medida, que era una medida que se había logrado en condiciones de organización en condiciones de organización o de poder determinadas fundamentalmente a partir de la emergencia.

Podría poner algunos más ejemplos, pero solamente dar esta idea de que todo es territorio de disputa, que es un territorio de confrontación, y que tenemos que organizarnos para dar esa discusión. Y por lo tanto, qué significa esto, cierro con lo que abrí al principio que era el uso del derecho. Significa que el derecho es un instrumento de la política. Por lo tanto tenemos que politizar todos nuestros espacios de la vida social, todo es político y tenemos que ir a dar la discusión en cada lugar. En nuestros lugares de trabajo, en la universidad, en las reuniones con los compañeros, con los amigos  y recuperar esa idea de que se puede dar esa discusión, y que tenemos que dar discusión las 24 horas del día. Todo el tiempo. Tenemos que retomar esa idea de que la lucha que nos legaron nuestros mayores, y del compromiso que tenemos cada día por mejorar la condiciones de vida de nuestros compañeros y de esta sociedad en general. Gracias.

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