Teoría marxista

Gramsci y el Marx desconocido (IV)

“Todo el Mundo es marxista, un poco inconscientemente”

Gramsci

La auténtica carrera revolucionaria –escribía Horkheimer- “no conduce banquetes y títulos honoríficos, a investigaciones interesantes y sueldos de profesor, sino a la miseria, a la calumnia, que sólo una fe casi sobrehumana puede iluminar”. Una afirmación nunca tan válida como en el caso Gramsci. Encarcelado y aislado en la cárcel fascista, no detiene su indagación teórica crítica, desconfía no solo del Marxismo tal como lo presenta el segundo violín Engels (enfáticamente declara que “no hay que identificar a Engels con Marx”), sino de la naciente ortodoxia de las dos almas de la izquierda europea: tanto del Marxismo oficial de la Segunda Internacional (el Kautskismus) como del nuevo DiaMat soviético (momificación de Lenin) apoyado por el aparato de un entero Estado.[1] Siguiendo su propia reflexión, denomina al DiaMat encarnado en la teoría de Bujarin de mera Ideología: “debe examinarse cómo (Bujarin) quedó atrapado en la Ideología, mientras que (la teoría de Marx) representa una clara superación e históricamente se contrapone precisamente a la Ideología… esta misma ‘Ideología’ (la vulgata marxista encarnada en Bujarin) debe ser analizada históricamente, según la teoría de Marx, como una superestructura.”[2] La nueva canonización que se está condensando en la ideología stalinista, qua Marxismo-Leninismo, puede y debe ser criticada entendiéndola en su función superestructural y de ciencia de la legitimación. Incluso la teoría de Marx mutilada o reprimida puede convertirse y degenerar, como de hecho se despliega ante los ojos de Gramsci, en una tosca ‘Ideología’, en una superestructura de una organización política (la pequeña burocracia del SPD) o un estado (la gran burocracia en la URSS). La exasperación teórica gramsciana llego a tal punto que, como recuerdan compañeros de la cárcel, “para romper con aquellos que acusaban al Marxismo de ‘mecanicismo’, de ‘fatalismo’, de ‘determinismo económico’, de ‘economicismo’, invitaba a no hablar más de ‘estructura’ y ‘superestructura” sino sólo de proceso histórico, en el cual todos los factores toman parte: solamente la prevalencia de ese proceso era económica.”[3] En esto coincide in toto con otros autores heterodoxos del Marxismo occidental como ya vimos, renegados y herejes como Lukács, Luxemburg, Mattick o Korsch. Gramsci entiende su tarea como la construcción de la auténtica Ortodossia (Ortodoxia), en franca ironía, aclarando que el concepto pensado desde Marx debe ser “renovado y reconducido a sus orígenes auténticos. La ortodoxia no debe ser buscada en este o aquel seguidor…, en esta o aquella tendencia vinculada a corrientes extrañas a la doctrina original, sino en el concepto fundamental de que (la teoría de Marx) ‘se basta a sí misma’, contiene en sí todos los elementos fundamentales para construir una concepción del Mundo total e integral, una total Filosofía y Teoría de las Ciencias Naturales, y no sólo eso, sino también para vivificar una organización práctica integral de la sociedad, o sea: para convertirse en una civilización integral y total…. (la teoría de Marx) no tiene necesidad de apoyos heterogéneos, ella misma es tan robusta y fecunda de nuevas verdades que el viejo mundo recurre a ella para equipar su arsenal con armas más modernas y eficaces.”[4] Solamente cuando se haya cristalizado esta ortodoxia “servirá para precisar mejor el atributo de ‘revolucionario’”. Y, coincidiendo tanto con Lukács como con Korsch, declara que si la teoría de Marx “afirma teóricamente que toda ‘Verdad’ creída eterna y absoluta ha tenido orígenes prácticos y ha representado un valor ‘provisional’ (“historicidad” de toda concepción del Mundo y de la Vida), es muy difícil hacer comprender ‘prácticamente’ que semejante es válida también para la misma (teoría de Marx) sin hacer tambalear aquellas convicciones que son necesarias para la acción”[5], al Marxismo hay que aplicarle el propio Marxismo, su Kritik materialista, su método crítico, materialista revolucionario.

A contracorriente, Gramsci desmonta y deconstruye la secuencia ideológica mecánica establecida por Bujarin-Stalin de la relación Marx-Lenin en el Quaderno 7 (VII) de 1930-1931, secuencia que muy pronto será el alma escolástica del DiaMat; allí escribe: “Marx es el creador de una Weltannschauung, ¿pero cual es la posición de Illich (Lenin)? ¿es puramente subordinada y subalterna? La explicación se encuentra en el mismo Marxismo –Ciencia y Acción- El paso de la utopía a la Ciencia y de la Ciencia a la Acción… Marx inicia intelectualmente una era histórica que probablemente durará siglos, o sea hasta la desaparición de la sociedad política y el advenimiento de la sociedad regulada… Hacer un paralelo entre Marx e Illich (Lenin) para llegar a la jerarquía es estúpido y ocioso: expresan dos fases: Ciencia-Acción, que son homogéneas y heterogéneas al mismo tiempo.”[6] El nexo Marx-Lenin debe entenderse en términos de desarrollo revolucionario práctico, desde allí debe emitirse un juicio sobre su relevancia, y no como un decreto teórico administrativo, pseudohistórico, ya que “ambos son necesarios en las misma medida y ambos son de la misma estatura histórica”, una herejía para la concepción stalinista del culto a Lenin. La incapacidad de llegar a una refundamentación estratégica de la izquierda europea (marcada por la derrota, el ascenso del Fascismo y la burocratización notable de la URSS) ponía en dudas no solo la autoritaria hegemonía del partido bolchevique en la IC sino los propios postulados fundamentales del Marxismo oficial, algo que estaba claro para las inteligencias más lúcidas y advertidas de la izquierda europeo-occidental. Entre ellas, se destacaba con luz propia, el sardo Antonio Gramsci.

Gramsci ya había comenzado esta tarea de transitar la vía maestra hacia el (auténtico) Marx, única Ortodossia posible, mucho antes de sus Quaderni de la cárcel. De la crítica al DiaMat, encarnado en Bujarin, el “más brillante marxista ruso” según la prensa oficial dirigida por él mismo, se encuentran huellas muy parciales pero significativas, que anticipan toda la futura posición. En el Vº Congreso de la IC (celebrado en Moscú del 17 de junio al 8 de julio de 1924, ya dominado por Stalin, donde se había condenado públicamente a Fogarasi, Korsch y Lukács) Bujarin, como indiscutido ideólogo oficial de la URSS, había condenado al PCI en una intervenciónsobre los problemas de la unificación ideológica del movimiento, denunciando la existencia en el partido italiano de formas de “Idealismo voluntarista”, como aspecto y expresión singular de un tendencial renacimiento del “viejo Hegelianismo.”[7] Curioso que esta acusación proviniera de Bujarin, alguien que nunca pudo entender la Dialéctica según la autorizada opinión del propio Lenin.

Gramsci llegaba al congreso, y con él la mayoría de los delegados italianos, con grandes simpatías con el “luxemburguista” KPD alemán (enfrentado a la cúpula de la IC) y con la plena intención de extraer conclusiones críticas de la derrota del movimiento obrero alemán en la catástrofe de 1923. De hecho, el ala izquierda del Vº Congreso estaba compuesta por la mayor parte de la delegación italiana (en torno a su figura indiscutida: Amadeo Bordiga), la alemana, la oposición polaca a la dirección oficial (que guiaba entonces Stalin) y la checoeslovaca. Es en éste ámbito polémico de “bolchevización forzosa” en el que puede ubicarse la decisión de Gramsci de publicar en dos fascículos para la Escuela del Partido de 1925, que ya comentamos, la introducción y el primer capítulo del manual Teoría del Materialismo Histórico[8] (1921) de Bujarin como exposición canónica y didascálica de la doctrina marxista codificada por la IC (Bujarin era su cerebro de facto).[9] El “Bucharinismus” será al alma filosófica del “Leninismo oficial” del naciente regimen stalinista entre 1924 y 1929. No es casualidad que Stalin afirmara en 1925 que “somos y seremos partidarios de Bujarin.”[10] Puede decirse, y esto lo tenía bien claro Gramsci, que desde 1924 Bujarin modeló, casi él solo, la concepción oficial del mundo exterior, del Capitalismo, de la crisis burguesa, de la revolución e incluso de la formación de los cuadros rusos. Bujarin aparte de presidir la “bolchevización” forzosa (es decir: el establecimiento del control férreo por la sección rusa de todas las secciones nacionales) todas las resoluciones de la IC de esos años, que se aplicaban a rajatabla sobre los partidos nacionales, estaban plenamente embebidas con sus tesis filosófico-políticas. Muchos historiadores y especialistas olvidan que el inicio de la burocratización y esclerotización de la IC (y de la idea del Socialismo en un solo país y de la alianza de la NEP, la smychka) fue gracias al trabajo de Bujarin, secundado en esa época administrativamente por el secretario Stalin.[11] Enfrentarse a Bujarin era, mutatis mutandis, enfrentar directamente al dominus Stalin. Ya Lenin, perspicaz e intuitivo en lo que se refiere a la Filosofía política, había calificado el Marxismo de Bujarin así: “sus conceptos teóricos sólo pueden ser considerados desde todo punto de vista como ‘marxistas’ con la mayor reserva, ya que hay en él algo escolástico (no ha estudiado nunca y pienso que jamás ha comprendido del todo la Dialéctica)”. Incluir al así llamado “mayor marxista de toda la URSS” era un obligado ritual que debían pasar todas las escuelas partidarias de los partidos “bolchevizados” y pertenecientes a la IC, diktatum que Gramsci salta con una interpolación-traducción crítica muy curiosa y política. Del manual bujarinista se incorporan como textos de formación su introducción y el primer capítulo, en dos fascículos separados. Pero si comparamos la traducción de Gramsci publicada en el fascículo con el texto original, llama la atención una estrategia textual curiosa, que no parece ni casual ni teóricamente neutra, y que connota una posición política. En la versión original (se basaba en la traducción alemana de 1922)[12] Bujarin dice casi al final: “Algunas personas estiman que la Teoría del Materialismo Histórico no debe, bajo ningún concepto, ser considerada como Sociología marxista, y que no debe ser expuesta de manera sistemática; ellos creen que es sólo un ‘método’ vivo de indagación histórica, que sus verdades deben ser aplicadas en el caso de hechos concretos.”[13] Precisamente éste pasaje, y la definición consiguiente del Materialismo Histórico como “Doctrina general de la sociedad y de las leyes de la Evolución, es decir: en Sociología”, en la que se resumía en forma condensada el núcleo ideológico del DiaMat, eran cancelados en la “traducción-transliteración” de Gramsci, y se sustituía por otro texto, que si se observa con atención, será la futura respuesta dada en los Quaderni a la vulgarización de Marx: “La doctrina y la táctica del Comunismo serían incomprensibles sin la Teoría del Materialismo Histórico. Existen varias corrientes burguesas, algunas de las cuales han conseguido tener resonancia también en el campo proletario, que aunque afirman algunos méritos al Materialismo Histórico, tratan de limitar su alcance y de eliminarle su significado esencial, su significado revolucionario. Así, por ejemplo, Benedetto Croce escribe que el Materialismo Histórico debe reducirse a puro canon de Ciencia histórica, cuyas verdades no pueden ser desarrolladas sistemáticamente en una concepción general de la vida, sino que son demostrables sólo concretamente en cuanto se escriben libros de Historia… Es suficiente observar que el Materialismo Histórico además de haber sido un canon para la investigación histórica y haberse revelado concretamente en una serie de obras maestras literarias, se ha revelado concretamente también en la Revolución rusa, en un fenómeno vivido y viviente no sólo en los libros; se revela en todo el movimiento obrero mundial que se desarrolla continuamente según las previsiones de los marxistas, no obstante que, según los filósofos burgueses, esas previsiones no son sino fábulas, porque el Materialismo Histórico sirve sólo para escribir libros de Historia y no para vivir y actuar activamente en la Historia.”

Gramsci ha realizado una operación crítica triple bajo un trabajo compositivo y de montaje: en primer lugar la crítica al paradigma del DiaMat bujarinista se le ejemplifica con la posición filosófica de un idealista y revisionista de Marx como Croce; lo que significa hacer una distinción fundamental entre la interpretatio del Marx auténtico como metodología histórica y su reducción a vulgata, a ideología marxista, en términos gramscianos. En segundo término, la respuesta al revisionismo académico de Croce se busca no en la confrontación cientificista y exposición escolástica de un sistema (como intenta malamente Bujarin) sino en la “valencia política” de Marx, la propia inmanencia y validez de Marx como Filosofía autosuficiente, subrayando que su capacidad se encuentra concretamente demostrada al funcionar como ciencia de las “condiciones de emancipación del proletariado” (una definición de Engels de 1847), con todo lo que ello implica, como Ciencia política del proletariado. En tercer lugar, la separación total de la Sociología, entendida como reacción burguesa y respuesta positivista a Marx, como un injerto extraño a la propia Filosofía de la Praxis, como una hegemonía extraña y burguesa, extrínseca a los propios presupuestos de Marx (e incluso de la tradición nacida con Hegel, un retorno al idealismo de Kant).[14] La degeneración de Marx que prevalecía en la URSS (sin por el momento especificar sus causas internas materiales-nacionales) para Gramsci condicionaba directamente el esquematismo (Burocratismo) de la política de la IIIº Internacional, clausurando toda posibilidad de un momento hegemónico en Occidente.

En el Quadern0 11 de 1932-1933 dirá, cerrando la gran elipsis crítica que comenzó en 1925, que a “(Bujarin) se le escapa el concepto mismo de Metafísica, en cuanto que se le escapan los conceptos de movimiento histórico, de devenir y por lo tanto de la misma Dialéctica…”, por lo que “cae de plano en el Dogmatismo y por lo tanto, en una forma ingenua, de Metafísica… Sociología significa Metafísica ingenua… no consigue elaborar (el concepto de la teoría de Marx) como ‘metodología histórica’ y ésta como ‘Filosofía’, como la única Filosofía concreta (Filosofia concreta), esto es: no logra plantearse y resolver desde el punto de vista de la Dialéctica real el problema que Croce ha planteado y ha tratado de resolver desde el punto de vista especulativo. En vez de una metodología histórica, de una Filosofía, (Bujarin) construye una casuística de cuestiones particulares concebidas y resueltas dogmáticamente cuando no son resueltas de forma puramente verbal, con paralogismos tan ingenuos como presuntuosos… Para él (la teoría de Marx) no es una Filosofía autónoma y original, sino la ‘Sociología’ del Materialismo metafísico… La Filosofía (de Bujarin) puede ser llamada un Aristotelismo positivista, una adaptación de la Lógica formal a los métodos de las Ciencias físicas y naturales.”; para rematar que la versión marxista de Bujarin es “un Idealismo al revés (Idealismo alla rovescia), en el sentido que los conceptos y clasificaciones empíricas substituyen a las categorías especulativas, tan abstractas y antihistóricas como éstas.”[15] No es raro que la postura crítica filosófico-política de Gramsci enfrentada al oficioso DiaMat le trajera el aislamiento, la incomprensión y el silencio, como lo recuerda Athos Lisa en su informe,[16] Giovanni Lay, compañero de presidio en Turi: “algunos comunistas de la cárcel… definieron las ideas de Gramsci como ‘socialdemócratas’”[17] o incluso disidentes del PCI en el extranjero: “No sabemos cuál ha sido la evolución de Gramsci durante sus once años de prisión, pero podemos decir lo siguiente: toda la actividad de Gramsci, toda su concepción del desarrollo del Partido y del movimiento obrero se enfrenta de manera absoluta al Stalinismo, a sus crapulerías políticas, a sus descaradas falsificaciones. Uno de los últimos actos políticos de Gramsci antes de su arresto en 1926, fue la aprobación por el C.C. del partido italiano, una carta dirigida al C.C. del partido ruso para pedirle que mantenga vis-à-vis el camarada Trotsky en los límites de una discusión entre camaradas, y no a adoptar métodos que distorsionan las cuestiones controvertidas y evitar que el Partido y la Internacional tomaran decisiones sin pleno conocimiento de causas. Esta carta también fue aprobado por Grieco (Garlandi), Camilla Ravella (sic) y Mauro Scoccimarro. La carta fue abandonada en una ‘vía muerta’ por Ercoli (Togliatti), que, estando en Moscú frente a los destinatarios del mensaje, ha tenido a bien esconderla en sus bolsillos. Nosotros podemos afirmar que, al menos desde 1931, y en especial desde 1935, la ruptura moral y política de Gramsci con el partido ‘stalinizado” era completa… los camaradas que han salido de prisión nos han comunicado, ya hace más de dos años, que Gramsci había sido excluido del partido.”[18] Bruno Tosin también recordaba, en 1976, la divergencia radical de Gramsci en la cárcel con la línea oficial del partido y sus discrepancias con la IC: “Gramsci no estaba de acuerdo con la posición del partido… que la situación en la cárcel era la que era, y era una división completa…”[19] Existe una confirmación indirecta de esta exclusión in fieri del PCI, y que su expulsión formal fuera una cuestión de tiempo: en una autobiografía política escrita por el mismo Togliatti en 1932, pensada para ser publicada, encontrada en los herméticos archivos soviéticos de la IC, se remueve sistemáticamente el nombre de Gramsci de toda la construcción del PCI y de la lucha contra Bordiga.[20]

No es casualidad que las generaciones de cuadros del PCI, educadas bajo currículum staliniano, se sintieran desconcertadas y profundamente desorientadas cuando se publicaron por primera vez, y convenientemente editados, los Quaderni.[21] Togliatti, en una carta al buró central de la IKKI en 1941, reconocía este elemento subversivo en el ritorno a Marx gramsciano, ya que “los Quaderni de Gramsci, la mayoría de los cuales ya he estudiado, contienen materiales que pueden ser utilizados sólo después de una elaboración precisa. Sin este tratamiento, el material no puede ser utilizado. De hecho, ciertas partes del mismo de ser utilizados en su forma actual, podrían resultar perjudiciales para el partido.”[22] Se hacían realidad las proféticas palabras de Gramsci en 1928: “la actitud del Komintern y de sus comisarios llevan a la disgregación y la corrupción en los rangos comunistas.”[23]


[1] Gramsci utiliza profusamente el término crítico “Marxisti ufficiali”, marxistas “oficiales”.

[2] Quaderno 11 (XVIII), 63, fragmento titulado: “Concepto de ‘Ideología”.

[3] Testimonio de Mario Garugleri: “Ricordo di Gramsci”, en: Societá. Julio-diciembre, 1946, Nº 7-8, p. 697.

[4] Quaderno 11 (XVIII), 27, anotaciones que cubren los años 1932-1933.

[5] Quaderno 11 (XVIII), 62, fragmento titulado: “Historicidad de la Filosofía de la Praxis”.

[6] Quaderno 7 (VII), fragmento 33, sintomáticamente titulado por Gramsci  “Posizione del problema”.

[7] En: AA.VV.; Fünfter Kongress der Kommunistischen Internationale Protokoll. vom 17. Juni bis 8. Juli 1924 in Moskau]; Carl Hoym Nachf., Hamburg, 1924, p. 513 y ss.

[8] Existe edición en español: Bujarin, Nicolai; Teoría del Materialismo Histórico. Ensayo popular de Sociología marxista; Pasado y Presente, Córdoba (Argentina), 1972.

[9] El documento de la Escuela del Partido de 1925 en: Gramsci, Antonio; La costruzione del partito comunista (1923-1926); Einaudi, Turin, 1971, p. 56 y ss.

[10] Como lo demuestra el mejor biógrafo político de Bujarin: Stephen Cohen, Bukharin and the Bolshevik Revolution. A political Biography 1888-1938; Wildwood House, London, 1974, p. 215 y ss.; en español: Bujarin y la revolución bolchevique, Siglo XXI, México,

[11] Weitz, Eric D.: “Bukharin and ‘Bukharinism’ in the Comintern, 1919-29”, en: AA. VV.; Nikolai Ivanovich Bukharin: A Centenary Appraisal, ed. N.N. Kozlov and E.D. Weitz, Praeger, New York, 1990, p. 59 y ss.

[12] Utilizó en esta primera traducción la versión en alemán, que había leído en 1922-1923, más adelante en 1929 Gramsci pidió que se le envíase la reciente traducción al francés publicada en 1927, quizá sintiendose inseguro de su conocimiento de alemán, libro que fue recibido en la cárcel de Turi.

[13] Bujarin, Nicolai, ibidem, p. 36.

[14] Sobre la confrontación entre la tradición filosófica que desembocó en la Soziologie y el Hegelianismo, véase el trabajo de Gillan Rose: Hegel contra Sociology; Athlone Press, London; 1981.

[15] Quaderno 11 (XVIII), 1932-1933, fragmento 11 y 14.

[16] Es sintomático que los famosos rapporti de Athos Lisa, sucesivamente 13 de febrero, titulado “Rapporto sulla situazione personale del compagno Gramsci”  y 22 de marzo de 1933, al centro del PCI, fue durante muchos años ocultados con celo en los archivos del PCI, recién en 1988, después de la muerte de Togliatti, al primero lo descubrió el historiador Paolo Spriano que lo saco a la luz como apéndice en una re-edición de su libro Gramsci in carcere e il partito, aparecido en 1977 en la editorial Riuniti; el segundo informe editado por Franco Ferri apareció recién el 12 de diciembre de 1964 en el diario Rinascitá, con el título “Discussione politica con Gramsci in carcere”; Ferri en su presentación del texto concluye que fue un documento censurado y prohibido, ya que a lo largo de sus diecinueve folios “habían sido eliminadas las firmas reconocibles, asi como el nombre de Gramsci”; en español el segundo informe en: Gramsci, Antonio; Escritos Políticos (1917-1933); Siglo XXI, México, “IV. Apéndice”, pp. 376-386; ahora on-line: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=100128 Lisa, una vez liberado, terminó trabajando en la Secretaría del PCI, muy cercano a Togliatti.

[17] Lay, Giovanni; “Colloqui con Gramsci nel carcere di Turi”; en: Rinascita; XXII, 8, 20 febbraio, 1965, pp. 21-22.

[18] Artículo necrológico firmado con el pseudónimo “Blasco” (en realidad era Pietro Tresso): “Un grand militant est mort… Gramsci”; en: La Lutte ouvrière, Nº 44, 14, juillet, 1937, Paris, pp. 477-526. Sobre “Blasco”, uno de los “Tre”, los tres expulsados del PCI en 1930 por “trotskistas”, expulsión a la que se opuso Gramsci, véase: Azzaroni, Alfredo; Blasco: la riabilitazione di un militante revoluzionario, Ed. Azione Comune, Milano, 1963. El aislamiento sufrido por Gramsci en la cárcel de Turi a sido reconocido incluso por el historiador oficial del PCI, Paolo Spriano.

[19] Recuerdo de Bruno Tosin, en: AA.VV., Gramsci vivo; Feltrinelli, Milano, 1976, p. 226 y ss.

[20] Véase el trabajo de Aldo Agosti, que ha investigado en los archivos de la IKKI en Rusia: Togliatti, UDET, Torino, 1966, p. 580 y ss.

[21] Cuenta Alessandro Natta, que estaba en la escuela partidaria central del PCI en Frattocchie, que cuando apareció en 1949 la primera versión del Nachlass gramsciano “recuerdo muy bien el efecto de largo aliento que produjo, que podría describir como ‘shockeante’…Que lo tenía. Esto era particularmente cierto en nuestros maestros, que venían de una formación diferente, en los cuales la comprensión del Marxismo de Gramsci les resultaba ardua y dificultosa.”; en: Ligouri, Guido; Gramsci conteso: Storia di un dibattito 1922–1996, Editori Riuniti, Roma, 1996, p. 55 y ss.

[22] La carta de Togliatti en: Ligouri, Guido; Gramsci conteso: Storia di un dibattito 1922–1996, Editori Riuniti, Roma, 1996, p. 56.

[23] Carta a Scoccimarro, 1 de marzo de 1928.

Seremos directos: Te necesitamos para seguir creciendo.

Manteniendo independencia económica de cualquier empresa o gobierno, Izquierda Web se sustenta con el aporte de las y los trabajadores.
Sumate con un pequeño aporte mensual para que crezca una voz anticapitalista.

Me Quiero Suscribir

Sumate a la discusión dejando un comentario:

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí