Teoría marxista

Gramsci y el Marx desconocido (III)

“Gramsci combate esencialmente el mecanicismo ‘socialdemócrata’ y ‘bujarinista’,

concebidos ambos como fatalismo.”

(Regis Debray, 1967)

“Me basta la compañía intelectual

del valeroso Gramsci para hacer envidiable mi nueva residencia en la cárcel de Turi.”

(Francesco Lo Sardo, 1929)

Como recuerda un compañero de encierro en Turi “Gramsci estaba comprometido en una lucha constante para no ser abrumado y derrotado por el medio ambiente y la rutina de la vida en prisión, su delicado estado de salud, el sufrimiento, la falta de sueño hecho no le impidió leer un montón de libros, revistas y publicaciones que habían sido cedidas por varias editoriales, así como no le impidió estudiar y escribir durante las horas que pasaba en su celda.”[1] Entre 1929 y 1931 Gramsci llena cuatro cuadernos de ejercicios lingüísticos y de traducciones, en especial de textos del Marx desconocido. Podemos enumerarlos: la Kritik a los fundamentos de la Filosofía del Derecho de Hegel, La Cuestión Judía (debate con su ex-maestro Bruno Bauer), La Sagrada Familia, La Ideología alemana, Miseria de la Filosofía, Trabajo Asalariado y Capital, el prólogo a la Kritik de 1859, y Das Kapital (el libro I).[2] Los editores italianos de los Quaderni (como Gerratana) han establecido que estas traducciones tienen un valor autónomo y estratégico en relación al nuevo Marx que intenta re-establecer o recuperar Gramsci.[3] Es sintomático que leyera en esta época los trabajos de Luxemburg, citándolos a lo largo de los Quaderni, en particular su artículo “Stillstand und Fortschritt im Marxismus” (Estancamiento y progreso del Marxismo) de 1903:[4] muchos diagnósticos gramscianos tiene un eco “luxemburgista” sin lugar a dudas. La prognosis de Rosa señalaba que “si, pues, detectamos un estancamiento en nuestro movimiento en lo que hace a todas estas cuestiones teóricas, ello no se debe a que la teoría marxista sobre la cual descansan sea incapaz de desarrollarse o esté perimida. Por el contrario, se debe a que aún no hemos aprendido a utilizar correctamente las armas intelectuales más importantes que extrajimos del arsenal marxista en virtud de nuestras necesidades apremiantes en las primeras etapas de nuestra lucha. No es cierto que, en lo que hace a nuestra lucha práctica, Marx esté perimido o lo hayamos superado. Por el contrario, Marx, en su creación científica, nos ha sacado distancia como partido de luchadores. No es cierto que Marx ya no satisface nuestras necesidades. Por el contrario, nuestras necesidades todavía no se adecuan a la utilización de las ideas de Marx.” Revelador de la heterodoxia de Gramsci: recordemos que el pensamiento de Luxemburg ya estaba públicamente en el Index censor del Stalinismo; su obra había sido calificada negativamente (inmediatamente detrás del maquiavélico Trotskismo) por el DiaMat y la IC hacia 1930 con una suerte de etiqueta político-policial: “Luxemburguismo”, sinónimo siniestro de Idealismo subjetivo en lo filosófico y extremismo infantil en lo político, una retorcida variante alemana del eterno e incurable “Menchevismo”.[5] La fundamentación teórica la completó, como no, una carta-decreto de Stalin donde afirmaba que el Luxemburguismus “es un Liberalismo podrido que actualmente tiene cierta vigencia en un sector de los bolcheviques”, ya que “la socialdemócrata de izquierda Rosa Luxemburg” había “inventado el plan utópico y semi-menchevique de la Revolución Permanente”, que había adoptado Trotsky “quien lo había convertido en un arma de lucha contra el Leninismo.” Además, continuaba el Stalin historiador de la Gran Política, Luxemburg siempre se pronunció “en favor de los mencheviques y contra los bolcheviques.”[6] El diktatum fue inmediatamente publicado en la principal publicación del Comintern, Inprecor. El descrédito de Luxemburg pasó a ser parte de la campaña general tanto contra Trotski como contra toda oposición de cualquier tipo en la que podía incluirse al propio Gramsci.[7] La censura absolutista de Stalin generará una cruel injusticia histórica: la obra de Luxemburg, condenada por el ukase del líder, nunca más será editada en la URSS y sus textos desaparecerán de las bibliotecas. También tuvo consecuencias más amplias y de gran calado, tanto en la IC (un discurso especial de Kaganovich, entre otros)[8] como en el propio PCI. La carta-decreto de Stalin fue publicada inmediatamente en todos los idiomas: en italiano en la revista teórica “Lo Stato Operario” (publicación semanal del partido) en diciembre de 1931, con una introducción “empalagosa” de Togliatti, que la declaraba como un documento “de la mayor importancia política para todos los partidos de la Internacional”; en él relacionaba inmediatamente la herejía denunciada por Stalin con la propia disidencia dentro del PCI, y hallaba los mismos errores de Luxemburg en la corriente bordigista.[9] Importante para nosotros es que Togliatti volvió a ocuparse de la carta de Stalin y el vade retro! al Luxemburguismo en un mensaje dirigido a los militantes que estaban presos, entre ellos se encontraba Gramsci.[10]

El nuevo Marx, las nuevas reflexiones en torno al núcleo “auténtico” de la Filosofía de la Praxis, también tienen consecuencias directas en la acción política cotidiana. Gramsci lanza a Labriola y el Marx auténtico contra el Dia Mat, contra la vulgata práctica y teórica que se hacía hegemónica en la izquierda europea. Tenía la certeza que estaba bajo sospecha de no estar “bien” alineado en la lucha interna en la URSS entre la mayoría liderada por el dúo Stalin-Bujarin (el centro burocrático y el ala derechista) y la corriente minoritaria de oposición (Trotsky-Kamenev-Zinóviev), lucha que concluiría en 1928 con la deportación de Trotski a Alma-Ata. Hay que situarse en la coyuntura para entender el gesto herético y valiente de Gramsci: en el otoño de 1926 la feroz batalla sostenida por Stalin contra la llamada “Oposición Unida” (reducida a una facción disidente a partir de octubre)[11] en Moscú repercutió sobre toda la Internacional y sus secciones nacionales, en especial en el partido italiano. Togliatti, delegado del PCI en la Komintern, escribió al secretariado del partido, instándole a que se pronunciara en apoyo de la línea oficial stalinista sobre problemas vitales para todo el movimiento comunista.[12] Gramsci respondió con una serie de artículos en la Unitá en septiembre de 1926, que desembocó el 14 de octubre en una franca carta abierta al CC del PC ruso, que misteriosamente no fue publicada sino muchos años después.[13] En la carta, redactada en un lenguaje muy emotivo, se mostraba equidistante entre las dos facciones, la principal finalidad era expresar la “incontrolable ansiedad” provocada por las amargas polémicas y luchas de poder en Moscú. Aunque aceptaba la línea mayoritaria como “fundamentalmente correcta”, observaba que “la unidad y la disciplina no pueden ser mecánicas y forzosas”, y deben estar “basadas en la lealtad y en la convicción”, es decir: utilizaba su propio concepto de Egemonia, todavía in nuce, contra el bloque de Stalin y la esclerotización de la IC.

Egemonia es un término técnico de Gramsci que comienza mucho antes de los Quaderni, hay huellas de reflexiones sobre esta problemática en 1924 a propósito de la NEP, pero en 1930 se empieza a cristalizar como la problemática de “revolución sin revolución” en el Risorgimiento italiano, para comprender en primer término la idea como una fórmula: “Hegemonía=dirección (direzione)” y luego como: “Hegemonía=dirección+dominio (direzione+dominio). La idea es que una clase es dominante en dos modos: como dirigente y como dominante, y en el caso del proletariado en el poder, Egemonia se encuentra intrínsecamente unida a Democrazia, la Egemonia, aún con fundamento económico indispensable, es ético-política, es la encarnación del verdadero centralismo democrático. Sin consenso, con la mera aplicación mecánica de la fuerza, se produce una crisis de Hegemonía, el establecimiento irreversible de la lógica de un Centralismo burocratico. Como toda la obra de Gramsci, el termino Egemonia tuvo una expansión académica desaforada e hiperinflacionaria en los años 1960s, a partir de la vulgata de la categoría desarrollada por Bobbio. Se entendía a la hegemonía como siendo parte de la superestructura, tal como la crítica de la Economía política estaba en la base.[14] Ya en 1931 desarolla la teoría del Stato integrale, el fenómeno del Estado fascista como del Estado burocrático en la URSS, Gramsci termina de esbozar su teoría madura de la Hegemonía, con la famosa metáfora militar de la guerra de posición y la morfología crítica de Oriente-Occidente.[15]

Con su mente puesta en el proceso reaccionario en la URSS, Gramsci, con su táctica literaria para proteger la verdad, señala veladamente que “el Centralismo burocrático indica que se ha formado un grupo estrechamente privilegiado que tiende a perpetuar sus privilegios regulando e incluso sofocando el nacimiento de fuerzas contrarias en su base”, y señala que “es importante observar que en las manifestaciones del Centralismo burocrático… la situación se ha formado por el primitivismo político” y que “especialmente en los organismos internacionales la formación de tales situaciones es extremadamente dañina y peligrosa.”[16] No estar alineado automáticamente con Stalin en esa época era arriesgarse a soportar medidas punitivas en el propio partido o una expulsión de la estructura de la IC. En la misiva, realiza un dramático llamamiento a los camaradas bolcheviques: “Camaradas, ustedes han sido, en los últimos nueve años de la Historia del Mundo, el elemento organizador e impulsor de la lucha revolucionaria en todos los países: la función que han cumplido no tiene precedentes en toda la Historia de la raza humana en cuanto a su amplitud y profundidad. Pero ahora se está destruyendo vuestro trabajo, corren el riesgo de degradarse y cancelar el papel de liderazgo que el Partido Comunista de la URSS había ganado por el impulso de Lenin.”[17] Gramsci continuaba subrayando que “lo que se pone en discusión es así el principio y la práctica de la hegemonía (Egemonia) del proletariado…”, ya que “la unidad y la disciplina no pueden ser en este caso mecánicas y obligadas, tienen que ser leales y de convicción, no las de una tropa enemiga prisionera o cercada que piensa en la evasión o en la salida por sorpresa”, para concluir señalando que “los camaradas Zinóviev, Trotsky y Kamenev han aportado mucho a nuestra educación revolucionaria; algunas veces nos han corregido con vigor y firmeza; han sido nuestros maestros. Ahora nos dirigimos sobre todo a ellos como los responsables de la presente situación, porque deseamos estar seguros que la mayoría del Comité Central de la URSS si gana, no intente llevar su victoria demasiado lejos, y se muestre partidaria de no emplear medidas excesivas.”

¿Los líderes de la Oposición Unida “maestros” de Gramsci? El mensaje era otra severa crítica a las tácticas de Stalin y su mayoría mecánica, antihegemónica, centralista burocrática. Según Riboldi, un prisionero en Turi, Gramsci definía en esa época a Stalin como un dirigente “que primero es un nacionalista ruso; después es comunista”.[18] La carta nunca fue entregada por Togliatti a Bujarin, permaneció en los archivos de la IC durmiendo el sueño de los justos. Gramsci se quejó con amargura, Togliatti envió rápidamente, el 18 de octubre de 1926, una seca respuesta en la que le reprochaba a Gramsci no tener en cuenta las circunstancias de la polémica, no condenar de manera explícita a la Oposición Unida (Zinóviev-Trotsky-Smirnov) y dar la impresión que dudaba de la justicia del Comité Central que manejaba a su antojo Stalin: “¿La insistencia en que se evitaran medidas excesivas no implicaba una desconfianza hacia el partido ruso?”[19] Gramsci le respondió con una crítica articulada y amarga: “Haríamos un pobre papel de revolucionarios irresponsables si permaneciésemos pasivos ante los hechos consumados, justificando a priori su carácter inevitable. Que cumplir con nuestro deber nos lleve indirectamente a servir también a los intereses de la Oposición es algo que nos debe preocupar sólo hasta cierto punto… no creo que en nuestra carta… haya algún riesgo de debilitar la posición de la mayoría del Comité Central”, para a continuación remarcar lo que escondía la crítica de Togliatti: “todo tu razonamiento está viciado de ‘Burocratismo’” (Tutto il tuo ragionamento è viziato di ‘Burocratismo’).

Un poco más adelante, en el año 1930 se produce un incidente político que vuelve a presentarnos a un Gramsci heterodoxo y crítico: a fines de 1929, como dijimos, el PCI se hallaba en una situación desesperada, sin dirección dentro de Italia y con un grupo dirigente en París destrozado por las intrigas y el faccionalismo. Tantas intrigas que el dirigente del Komintern Manuilski le llamaba el “partido de Maquiavelo”. Se produjo un debate sobre las tareas futuras del partido y sobre la adopción de medidas para que la sede del PCI volviera al territorio italiano; en el seno del partido se establecieron tres posturas enfrentadas dentro del comité central: la de Silone (relacionado con el derechista Tasca), la oficial de Togliatti (apoyando Longo y el comité ampliado de la IC en Moscú), y la de la izquierda de Bordiga, que seguía teniendo mucho apoyo en la base del partido. Los disidentes acusaron a Togliatti de “aventurerismo” y de actitud suicida al querer trasladar actividades en plena ofensiva represora de Mussolini. La lucha terminó con la derrota de la oposición: Tresso, Leonetti y Ravazzoli quedaron expulsados del Politburó; Silone del comité central, y Bordiga, que estaba en la cárcel, directamente del partido.[20] Las expulsiones asestaron un golpe mortal a un partido ilegalizado, dividido y desanimado, dejando como secuela un rencor que se mantendría a lo largo de varios años. Los disidentes gozaban de gran popularidad y apoyo en las basesdel partido, y era notorio cada vez más la acumulación de poder en manos de Togliatti (bendecido por la IC). En esta coyuntura, Gramsci, que estaba cumpliendo la condena en Turi precisamente, manifestó su solidaridad con los rebeldes y su indignación por la expulsión autoritaria y precipitada. Así lo cuenta Gennaro, otros de sus hermanos que vivía en Paris, que lo visitó la cárcel en julio de 1930 y le dio la noticia de las expulsiones. Gramsci cuestionaba la imposición al PCI de la línea del “Tercer Período” de la Komintern (que no era la adecuada para las condiciones de Italia ni para la idiosincracia de la organización).[21] Le impresionó tanto la información que le traía Gennaro, que le escribió a Tatiana: “acabo de tener una entrevista con mi hermano que ha impreso un verdadero zig-zag a mis pensamientos”.

A finales de ese año, según el testimonio de Athos Lisa,se propuso re-educar a los militantes en la cárcel con unas lecciones de una hora que se darían durante el tiempo de paseo, el propósito formar nuevos cuadros libres de todo sectarismo: “el trabajo de educación política que él realizaba entre los compañeros debía conducir, entre otras cosas, a crear un núcleo de elementos que habrían de llevar al partido una contribución ideológica más sana.”[22] Esta hybris crítica y heterodoxa gramsciana, práctico-teórica, es lo que explica la “desaparición” del nombre de Gramsci de las publicaciones del PCI (incluso las conmemorativas) y de la Komintern durante muchos años.[23] Gramsci era sospechoso de sufrir “insuficiencia ortodoxa”, no solo teórica sino también práctica, en la bizantina jerga del Dia Mat. Se imponía una política de aislamiento, silencio y de manipulación.


[1] Testimonio de Giovanni Lai, en: en: AA. VV.; Gramsci vivo, Feltrinelli, Milano, 1976, p. 205.

[2] Véase el artículo del editor de los Quaderni: Gerratana, Valentino; “Punti di riferimento per un edizione critica dei ‘Quaderni del Carcere’”, en: Critica marxista, Quaderni n. 3, Rome, 1967, pp. 240-259.  Se trata de un Marx que escapa de la canonización oficial de la época y rompe el canon de la ortodoxia oficial, tanto de Stalin como del SPD en su variante kautskista.

[3] Recientemente han aparecido en Italia: Gramsci, Antonio: Quaderni di traduzione (1929-1932), 2 T., a cura di Giuseppe Cospito e Gianni Francioni, Istituto della Enciclopedia italiana,  Roma, 2007. De la traducción del texto de Marx sobre la Judenfrage elaborará su idea de la sociedad civil, por ejemplo.

[4] Original: “Vorwärts!”, Berlin, n°62 – 14 märs, 1903; texto que apareció re-editado por Riazanov en una compilación de escritos de Marx en su edición francesa:  Karl Marx, homme, penseur et révolutionnaire. ecueil d’articles, discours et souvenirs; collationnés par D. Riazanov, Editions Sociales Internacionales, Paris, 1928, pp. 70-77; en español: Luxemburgo, Rosa; “Estancamiento y progreso del marxismo”, en: Obras escogidas, Bogotá, Ed. Pluma, Bogotá, 1979, tomo I, pp. 169-174.

[5] Sobre las peripecias de la categoría Luxemburguismus, tanto en el Comintern como dentro del regimen de Stalin, véase: Gupta, Sobhanlal Datta; Marxism in Dark Times: Select Essays for the New Century, Anthem Press, New Dehli, 2012, p. 83 y ss.

[6] Stalin, I., “Carta ‘Proletarskaya Revolutsia’, No. 6 (113), 1931”, en: Sochineniya, XIII, pp. 84-102 (en ruso); en español, on-line: http://www.marxists.org/espanol/stalin/1930s/sta1931.htm

[7] Véase: Kinner, Klaus; “Die Luxemburg-Rezeption in KPD und Komintern”, en: UTOPIE kreativ, H. 129/130 (Juli/August 2001), pp. 595–603.

[8] Como ahora sabemos gracias a la apertura de los archivos de la IC; véase el trabajo de Erwin Lewin: “Einige Aspekte der Wirkung von Stalins Luxemburg-Urteil 1931 in der Komintern”; en: Beiträge zur Geschichte der Arbeiterbewegung, 33 (1991), H. 4, pp. 483-493.

[9] Togliatti, Palmiro; Opere, III, 1, 1929-1935; Edizione di Ernesto Ragionieri, Riuniti, Roma, 1973, pp. 451-456.

[10] Ibid., III, 2, p. 62.

[11] Véase: Carr, , E. H.; Historia de la Rusia soviética- Bases de una economía planificada (1926-1929). 2, Alianza Editorial, Madrid, 1983, Capítulo 39, “La Oposición Unida”, p. 15-64.

[12] Véase: Spriano, Paolo; Storia del Partido Comunista italiano. Storia del Partito comunista italiano II. Gli anni della clandestinità; Einaudi, Torino, 1969, p. 47 y ss.

[13] Gramsci, Antonio; “Lettera ai compagni del Comitato centrale del Partito comunista sovietico (ottobre 1926)”. La carta la publicó Tasca, que la copió de los archivos de la Komintern, en forma resumida en Nuovo Avanti! , en mayo de 1937 y luego completa en el periódico Problemi della rivoluzione italiana, II, que se editaba en París, en abril de 1938; Se publicó por primera vez en Italia en la Corrispondenza socialista, I, 22, 29 di novembro, 1957) y nuevamente el 30 de mayo de 1964, en el diario Rinascitá.

[14] Bobbio, Norberto: “Gramsci e la concezione della società civile”; en: Gramsci e la cultura contemporanea. Atti del convegno internazionale di studi gramsciani tenuto a Cagliari il 23-27 aprile 1967, 2 voll., Editori Riuniti, Roma 1969-1970, Vol. 1, pp. 75-100. La otra vulgata de tiempos más recientes, se encuentra en el intento de reducirla a una lógica de la articulación de en la obra de Laclau y Mouffet: Hegemony and Socialist Strategy. Towards a Radical Democratic Politics, Verso, London 2001.

[15] Quaderno 6, § 155.

[16] Gramsci, Antonio: véase, por ejemplo, los fragmentos: “Egemonia e Democrazia” (Quaderno 8-191) y “Maquiavelo. Centralismo organico e centralismo democratico”  (Quaderno 9-68).

[17] “Lettera al Comitato Centrale del PCUS”; en: La costruzione del Partito comunista, op. cit., p. 128; en español: “Al Comité Central del partido comunista soviético”, en: Gramsci, Antonio; Escritos Políticos (1917-1933), Siglo XXI, México, 1981, pp. 290-295. Sobre las circunstancias que acompañaron a la fallida transmisión de la carta de Gramsci y el conflicto que generó, véase el trabajo de Giusseppe Vacca: “Gramsci 1926-1937: la linea d’ombra nei rapporti con il Comintern e con il partito”; en: Togliatti sconosciuto, l’Unità, Roma 1994, pp. 13-59 (la carta aparece en las pp. 23-30).

[18] Véase el testimonio de Ezio Riboldi: Vicende socialiste: trent’anni di storia italiana nei ricordi di un deputato massimalista, Edizioni Azione Comune, Milano, p. 182.

[19] Para la versión de Togliatti de sus actos durante 1926 y la respuesta a Gramsci, véase: Rinascitá, 30 de mayo, 1964 y 13 de junio de 1964. Gramsci replicó a Togliatti, pero el texto de su carta nunca fue publicado hasta… 1971; véase: Spriano, Paolo; Storia del Partido Comunista italiano. Storia del Partito comunista italiano II. Gli anni della clandestinità; Einaudi, Torino, 1969, p. 51 y 58.

[20] Al parecer, la oposición tenía razón: se envío a Italia clandestinamente a la “togliattista” Camilla Rivera para que organizara las células del partido, duró en el país menos de dos meses, detenida y condenada a cincuenta y un años de prisión.

[21] También se sumo a la postura de Gramsci otro destacado encarcelado, Terraccini; véase: Fiori, Giuseppe; Vida de Antonio Gramsci, Península, Barcelona, 1976, pp. 299-300.

[22] Lisa, Athos; Memorie: In carcere con Gramsci, Feltrinelli, 1973, pp. 81–103; en español: “Discusión política con Gramsci en la cárcel”, en: Gramsci, Antonio; Escritos Políticos (1917-1933), Siglo XXI, México,  1981, Apéndice, p. 379.

[23] Una muestra: un artículo de Togliatti de febrero de 1931, “Due anniversari”, en conmemoración del Xº aniversario del PCI, en el que se pasa revista a su historial y genealogía de sus personalidades, no menciona nunca a Gramsci; véase: Togliatti, Palmiro; Opere. III; Editori Riuniti, Roma, 1973, pp. 311-323.

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