Hace una semana, el golpista Guaidó había anunciado junto a Trump y sus gobiernos cipayos que el 23F sería el gran día en el que iba a caer Maduro. Para eso iban a usar la excusa de la “ayuda humanitaria”. La “gran jornada” acaba de suceder, Maduro no cayó y el operativo imperialista de usar la “ayuda” como Caballo de Troya golpista parece haber fracasado estrepitosamente, al menos por el momento.
En Venezuela solo hay 2 posiciones en este momento: con el golpe o contra el golpe. Estamos contra el golpe de Guaidó, de Trump y de los gobiernos gorilas de la región. Abajo la mentira de la “ayuda humanitaria”. Defendemos una salida independiente donde el pueblo decida.
— Manuela Castañeira (@ManuelaC22) 24 de febrero de 2019
Las razones del fracaso golpista son dos. Por un lado, parece que Guaidó y el imperialismo esperaban que con la puesta en escena de ayer se desatara un levantamiento “popular” reaccionario espontáneo que terminara por inclinar la balanza e hiciera caer al régimen chavista. De esa manera pensaban imponer el ingreso de la “ayuda”, darle así legitimidad y fuerza a Guaidó y resolviera así la “dualidad de poderes” capitalista en Venezuela. Esa perspectiva no se ha verificado y no hubo tal levantamiento. Fuera de la ridícula puesta en escena del Aid Venezuela, nada ha pasado fronteras adentro que le de fuerza a los golpistas.
Abajo la intervención golpista de Trump, de Macri, de Bolsonaro y de todos los gobiernos entreguistas de la región. Qué los explotados y oprimidos decidan libremente el futuro de Venezuela!
— Manuela Castañeira (@ManuelaC22) 24 de febrero de 2019
Por otro lado, a pesar de que es muy difícil tener información objetiva de Venezuela, todo indica que hubo en Caracas una importante marcha oficialista “por la paz” encabezada por Maduro. Así logró el chavismo tener el respaldo suficiente para mantenerse firme. Allí, Maduro anunció la ruptura de relaciones diplomáticas con Colombia, cuyo gobierno estuvo descaradamente involucrado en la intentona golpista.
A su vez, a pesar de deserciones muy parciales, las Fuerzas Armadas se han sostenido firmes en su apoyo al gobierno. Tienen claros intereses propios en torno a sostener a Maduro y no se han inclinado por los golpistas.

Se ha montado un enorme operativo mediático en torno a Venezuela. A través suyo han intentado instalar la justificación de la intervención y el golpe con la excusa de la “ayuda humanitaria”. Se ha producido así una situación de desinformación internacional importante, una disimulación del golpe detrás de recitales e inocentes camiones de “ayuda”.

Es evidente que, a pesar del inmenso fracaso del gobierno de Maduro, de la catástrofe de la “boli burguesía”, de los sufrimientos del pueblo venezolano, las amplias masas saben que una intervención imperialista trumpista y golpista es ir de “Guatemala” a “Guatepeor”.
Mientras tanto, en diversos puntos del mundo hay movimientos en torno a los acontecimientos. Los funcionarios del gobierno yanqui sostienen un discurso agresivo intervencionista y han dicho que “a Maduro le queda poco” mientras Guaidó (desde el otro lado de la frontera venezolana) insinúa que reclamará la intervención militar extranjera. Personajes de la izquierda del Partido Demócrata como Sanders parecen haber cedido a los cantos de sirena de la “ayuda humanitaria”. Roger Waters, en contraste con los artistas mediocres que participaron del Aid Venezuela, se ha ubicado más correctamente que muchas fuerzas políticas, rechazando el intervencionismo.

Por ahora, el operativo golpista ha fracasado. La Corriente Socialismo o Barbarie tiene la orientación de enfrentar al golpe desde la oposición política a Maduro; nos colocamos en la trinchera del antigolpismo. Seguimos sosteniendo la posición de que la salida para Venezuela tiene que ser construida desde abajo, por los oprimidos y explotados venezolanos.