Después de más de un año de masacre, de asedio y genocidio en Gaza a la vista de todo el mundo, la Corte Penal Internacional emitió órdenes de detención internacional de Netanyahu, primer ministro israelí, y Gallant, ministro de defensa.
La infraestructura civil, miles de hogares, hospitales, escuelas en Gaza han sido destruidos. El sionismo ha impuesto un bloqueo criminal, que ha reducido a la población al hambre. Ya son más de 40 mil los muertos según cifras oficiales, pero pueden ser muchos más. Detrás de los gritos de «autodefensa» del sionismo está la evidente política de limpieza étnica. Ni siquiera aceptan el maquillaje de la «solución de dos Estados». Y, si no hay dos Estados, entonces las cosas son claras: el estatus legal de los palestinos para el Estado de Israel es el de no ciudadanos. Son gente sin derechos de ningún tipo. Es el mismo trato de los nazis para con los judíos durante el Holocausto. Eso es el Estado de Israel.
La orden de detención tiene un efecto simbólico en la medida que el arresto no puede ser aplicado en países que no reconocen a la Corte Internacional como Israel o Estados Unidos.
A la vez ponen en pie de igualdad a Mohammed Deif, jefe militar de Hamas y presuntamente asesinado????— Juan Cruz Ramat (@juancruzramat) November 21, 2024
La «Conferencia Diplomática de plenipotenciarios de las Naciones Unidas sobre el establecimiento de una Corte Penal Internacional», a través de los Estatutos de Roma de 1998, estableció la Corte Penal Internacional. En teoría, existe para juzgar cinco tipos de crímenes internacionales principales: genocidio, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y el crimen de agresión, que son imprescriptibles.
Tiene jurisdicción sobre los Estados firmantes de los estatutos, que no son todos los países de la ONU. Estados Unidos retiró su firma apenas poco tiempo antes de las guerras de Iraq y Afganistán, para las que ya se estaban preparando. Israel, como Estado de apartheid en situación de crímenes de guerra permanente, tampoco es parte de la firma de los estatutos. Así, la decisión de detención de Netanyahu y Gallant es principalmente simbólica. Lo cierto, de todas formas, es que ninguno de los dos puede pisar países firmantes de los Estatutos de Roma sin que se activen las órdenes de detención.
Los organismos de «derecho internacional» fueron establecidos después de la Segunda Guerra Mundial en teoría para prevenir que vuelvan a suceder cosas como el Holocausto. Supuestamente, existen para garantizar la «legalidad» por encima de la mera fuerza. Las principales potencias impulsoras de ese «derecho internacional», empezando por Estados Unidos, son, por supuesto, las primeras en hacer todo lo que quieren sin restricciones. Hoy, por ejemplo, apoyando un evidente genocidio en Gaza.
Pese a tener pocos efectos prácticos, la orden de detención de Netanyahu y Gallant por la CPI tiene un efecto diplomático enorme: la Corte Penal Internacional reconoce como tal al «Estado Palestino». En la ONU, los palestinos no tienen representación de pleno derecho. En su Asamblea General, tienen la condición de «observador no miembro». Israel quiso evitar las órdenes de detención diciendo que la CPI no tiene jurisdicción sobre su territorio, porque el Estado sionista no es firmante de los Estatutos de Roma. Pero la Corte refutó el intento de evitar la resolución diciendo que sí tiene jurisdicción sobre territorio palestino, porque la ANP (Autoridad Nacional Palestina) los firmó en su condición de Estado.
