A diferencia de otros pronunciamientos de la ONU, el de este lunes tiene su importancia, ya que revela las tensiones crecientes entre Israel y su principal aliado, Estados Unidos, que con su abstención facilitó la aprobación del texto.
Formado por cinco miembros permanentes (con poder de veto) y diez miembros rotativos, el Consejo de Seguridad aprobó por primera vez un pedido de alto el fuego luego de varios intentos que resultaban vetados por EE.UU, quienes argumentaban que se trataba de un apoyo a Hamás.
Además, esta resolución es la primera que no exige como condición para el alto el fuego la liberación de rehenes en poder de Hamás, sino que se propone la tregua durante el mes del Ramadán. La exigencia de liberación de rehenes también está incluida en el texto, pero no aparece como condición sine qua non para el alto el fuego.
La reciente declaración del cese al fuego en Gaza en el Consejo de Seguridad de la ONU es un avance parcial que fue forzado por el creciente genocidio de la población gazatí a manos del Estado de Israel y por las enormes movilizaciones en defensa de la causa palestina en EEUU que…
— Manuela Castañeira (@ManuelaC22) March 26, 2024
Se trata de un golpe político para los planes de Israel de avanzar sobre la ciudad de Rafah, ubicada cerca de la frontera con Egipto y la más densamente poblada de toda la Franja. Netanyahu sostiene que continuará con el plan, aunque la presión internacional va en aumento.
Hasta ahora, la Casa Blanca había defendido de manera casi incondicional el criminal accionar de Israel desde que decidió invadir Gaza en respuesta a la incursión de Hamas del pasado 7 de octubre. Pero la creciente indignación mundial con las brutales acciones de Israel, sumado a la impopularidad del apoyo de Biden a Netanyahu entre sus propios votantes en un año electoral, forzó a Washington a tener que ensayar un giro táctico en su política hacia el conflicto.
Biden ya había manifestado su desaprobación al plan israelí de arrasar con Rafah, que en caso de concretarse significaría un operativo de limpieza étnica sin precedentes contra los palestinos, haciendo imposible para muchos de los aliados de Israel seguir negando el evidente carácter de genocidio que está perpetrando el país sionista.
La negativa de Netanyahu a dar marcha atrás sumado a la creciente presión interna y externa hicieron que EE.UU. decida abstenerse en la votación para el texto que fue presentado por un bloque de miembros no permanentes, que pudo aprobarse debido a que esta vez el país norteamericano no recurrió al poder de veto, como venía haciéndolo hasta ahora.
Mientras Israel pretende llevar adelante su propia «solución final», el desplante de Estados Unidos en el Consejo agrava su aislamiento internacional. Las grandes potencias imperialistas -en particular EE.UU.- continúan dándole apoyo político a Israel como aliado estratégico, pero ensayan un despegue táctico frente a la brutalidad inhumana desplegada en Gaza.
Tel Aviv respondió cancelando la visita de diplomáticos estadounidenses que estaba pactada para esta semana, decidida a continuar con sus planes genocidas en Rafah, aunque está por verse como impacta en Israel la votación en el Consejo.
Además del fuerte significado político, una resolución de este tipo en el Consejo de Seguridad tiene carácter vinculante, y en teoría cualquier miembro puede invocar el capítulo VII del reglamento del Consejo, que puede hacer cumplir sus resoluciones «mediante el uso de la fuerza». Por supuesto, ningún país miembro -mucho menos los poderosos aliados de Israel- se encargará de que la cuestión escale a ese nivel.
El viernes, un texto presentado por Estados Unidos -que dejaba ligada la cuestión del alto el fuego a la liberación de todos los rehenes por parte de Hamas- había sido vetada por el voto en contra de Rusia y China. Nadie esperaba que el proyecto presentado en bloque por los miembros no permanentes (Argelia, Ecuador, Guyana, Japón, Malta, Mozambique, Corea del Sur, Sierra Leona, Eslovenia y Suiza) tuviera futuro, pero las fisuras abiertas por las tensiones entre Washington y Tel Aviv dejaron abierto el paso para que el proyecto finalmente se aprobara.
Ahora, mientras Israel amenaza con continuar su criminal escalada hacia la ciudad de Rafah, más que nunca es necesario multiplicar el repudio internacional al genocidio en Gaza perpetrado por Israel, apelando a la más amplia movilización internacional en solidaridad con Palestina.