Da la impresión de que se dio un fenómeno que ocurrió parecido en Brasil y también en Argentina. Hubo una contradicción, un contraste, entre el elemento económico vinculado a la inflación, que es baja en Estados Unidos, pero muy alto para sus estándares (sobre todo en los primeros dos años de la presidencia de Biden, producto de la pandemia), y el voto democrático, del otro lado. Hubo una remontada en la campaña, parecida a los elementos de remontada que hubo en Argentina de cara a la primera vuelta en octubre del 2023. También en Brasil con la gran marcha de mujeres contra Bolsonaro, que no alcanzó.
En Estados Unidos hubo un voto económico versus un voto democrático, y termina ganando el voto económico, amén de todo el atraso brutal y asalto la razón que hay del lado de los votantes de todos estos personajes de extrema derecha. Trump gana no solamente en el voto popular, no solamente en el Colegio Electoral, sino que ganó el Senado y podría estar también ganando la Cámara de Representantes. Tiene también mayoría en la Corte Suprema de Justicia, lo que adelanta fuertes rasgos bonapartistas de su próximo gobierno, no vistos en las últimas décadas en Estados Unidos.
En el voto popular, la diferencia (con un 87% escrutado) es de cuatro puntos. Es importante: 51% a 47%, más de 5 millones de votos a favor de Trump. Es un triunfo ultra reaccionario, con una campaña retrógrada, aunque con algunos acordes que pueden haber llegado al también golpeado electorado. Por ejemplo, Trump promete terminar con las guerras, se presenta como proteccionista de la industria y el empleo obrero. Su lógica es dejar de apoyar a Ucrania, “no me importa Zelensky, que se allane y entregue las zonas ocupadas por los rusos”. Eso significaría para Estados Unidos una guerra menos en el caso de Ucrania, donde Zelensky seguramente no está festejando.
Muy distinto es en el caso de Netanyahu, que festeja a cuatro manos. Es un genocida apoyado por otro hipergenocida. Si Joe Biden fue “genocida Joe”, pero es un cínico, Trump no tiene ningún cinismo, es “doble genocida Trump”
Lo que es seguro es que los conflictos con China van a aumentar. La geopolítica con el gigante asiático se va a polarizar en un contexto donde el desenlace de estos desarrollos es incierto y donde, por lo demás, los aliados de la Unión Europea y de la OTAN van a sufrir.
Al mismo tiempo parece que el voto latino se dividió, hay que terminar de entender ese fenómeno, dado el discurso ultra reaccionario de Trump hacia los inmigrantes. El voto negro obviamente se expresó del lado de Kamala Harris, y hubo un fenómeno que posiblemente no se exprese en grandes números electorales de repudio a Kamala entre la juventud estudiantil y la población de origen árabe por el genocidio del pueblo palestino. No deja de ser una elección muy polarizada que agrava la disfuncionalidad del imperialismo yanqui, aunque se haya resuelto finalmente con una diferencia bastante clara a favor de Trump.
El mundo que viene es el que venimos analizando desde nuestra corriente: una nueva etapa de guerras, crisis, revoluciones, barbarie y reacción. Es obvio que la coyuntura internacional es súper reaccionaria: Trump logró la “hazaña electoral” de haber perdido la última elección y aún así haberse impuesto en esta. Fue presidente, luego perdió e hizo un escándalo semi golpista en el Capitolio, y ahora vuelve a ser electo presidente. Es un segundo mandato que tiene pocos antecedentes: habitualmente, los mandatos de reelección son sucesivos y los candidatos que pierden su primera reelección salen de la vida política.
Los escépticos y los derrotistas van a estar llorando a moco tendido de acá a la eternidad. Nosotros no subestimamos ni exageramos el resultado electoral: tiene suma importancia el triunfo de Trump en una elección que concentró la mirada del mundo. Sin dudas refuerza la continuidad de la ola reaccionaria a nivel internacional, refuerza todos los monstruos, el “asalto a la razón”. Como en “pequeño” el idiota de Milei en Argentina (pero de otra dimensión porque es Trump y es Estados Unidos) es un factor de desequilibrio en sí mismo. Va a agitar todas las tendencias a la polarización, la ruptura de los equilibrios, a la crisis del centro político y a llevar los desarrollos hacia los extremos, no hay duda en eso. Va a generar un rebote por izquierda, tampoco hay duda en eso, porque Trump es un provocador profesional. El clima de polarización en Estados Unidos va a ser y ya está siendo de una profundidad sin antecedentes históricos de los que se tenga memoria.
Esa polarización, ante la impotencia de que todo se procese solo en el parlamento y en las elecciones donde los Republicanos parecen ser mayoritarios, puede trasladarse a las calles. Porque comienza a hacerse una experiencia de que, con la democracia burguesa, con las instituciones clásicas de la democracia imperialista norteamericana, se le entrega el gobierno en bandeja a la extrema derecha. La perspectiva revolucionaria es que esa experiencia colabore con que un sector de la vanguardia de masas y de las masas saque la conclusión de que no queda otra que salir a las calles, lo cual sería extraordinario.
Las instituciones, el régimen político yanqui, le está dando el poder a la extrema derecha; no es nada casual que al lado de Trump estuvo Elon Musk, el dueño de Tesla y que maneja la red X. Le están dando el gobierno a una extrema derecha que es parlamentaria pero también extra parlamentaria, bajo la mirada impotente de un centro político imperialista cobarde que al mismo estilo que el “reformismo” en todo el mundo capitula y le sirve en bandeja el poder y la gobernabilidad. Esto tampoco tiene antecedentes desde los años 30 del siglo pasado, si bien en este período todo se procesa -hasta ahora- de manera más light.
La perspectiva es que se viene nuevamente un proceso de cuestionamiento de la globalización neoliberal, más proteccionismo, más nacional imperialismo y también más contradicciones, incremento de las contradicciones interimperialistas y, sobre todo, enormes choques de clases.
Entre amplios sectores de masas se fortalecen elementos de una conciencia reaccionaria frente a la crisis del mundo, pero, al mismo tiempo, se refuerza la perspectiva de la tendencia a la radicalización por izquierda en medio de la apertura de una etapa de crisis, guerras, revoluciones, reacción y barbarie porque esto va a un choque colosal.
Nuevas revoluciones socialistas están en el porvenir y tenemos que prepararnos para ellas.