Frente a la corrida: el gobierno prepara devaluación «desdoblada» y sostiene el ajuste

Mientras el oficialismo jura fidelidad al Fondo y no se anima a tocar los intereses del campo, la crisis continúa y los salarios de millones de trabajadores se licúan en dólares. 

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Los mercados volvieron a abrir hoy lunes en un clima de expectación. El gobierno encara una nueva semana marcada por la crisis política, la sequía de divisas y el peligro de que la corrida cambiaria se acelere nuevamente.

Los medios vuelven a hacer hincapié en la «falta de anuncios» por parte del oficialismo para evidenciar la parálisis de un gobierno que parece haber quedado prisionero de la crisis de divisas. A pesar de los crecientes rumores de cambios en el Gabinete, las preocupaciones del gobiernos son dos. Controlar la cotización del dólar y acelerar la entrada de divisas.

Devaluación

La «gestión Batakis» tomó como primera definición no «convalidar» en lo inmediato una devaluación cualitativa para evitar el peligro hiper – inflacionario. Sin embargo, la sequía de divisas sigue estirando la brecha entre el dólar oficial y el blue, que el viernes alcanzó el 160%.

El oficialismo sigue quejándose del «peso marginal» del blue en la macroeconomía. Esto como si los dólares financieros (el contado con liqui, el MEP, el bolsa), los más elegidos por los especuladores y los empresarios, no estuvieran subiendo sus precios a la par del blue.

Hoy lunes, el blue abrió a la baja, llegando hacia el mediodía a los $332. Es una retracción de $4 respecto al viernes, lo cual no quita que permanezca casi $200 por encima de la cotización oficial.

El tamaño de la brecha cambiaria señala que la devaluación ya está en curso. De hecho, la cotización oficial viene subiendo a un ritmo del 5% mensual en lo que va de julio. Pero, de continuar la sequía de divisas en el BCRA, el peligro de una devaluación brutal sigue estando a la vuelta de la esquina.

¿Dólar «chacarero»?

De ahí que el principal tema del «pasilleo» ministerial del fin de semana haya sido cómo conseguir las divisas que los agro – exportadores demoran en las silobolsas. Los terratenientes del agro argentina tienen en estos momentos unos 22 millones de toneladas de granos sin liquidar, algo así como 14.000 millones de dólares.

El viernes, Fernández se había lamentado por los «20.000 millones de dólares que tienen guardados» los agro – exportadores. El fernandismo espera que consiguiendo «algo» de esa enorme reserva de divisas vía retenciones podrá detener la presión devaluatoria, al menos de momento.

Esta es la perspectiva que señalan fuentes del BCRA. «Pesce no quiere nada que se parezca a desdoblar. Quiere aguantar un par de semanas, y confía en que desde el campo van a liquidar las divisas». Lamentablemente, la liquidación de divisas no es un tema de «confianza».

En la cartera de Batakis, de forma algo más realista, se estuvo discutiendo la posibilidad de «desdoblar»: establecer una cotización especial para el agro (como la que se impuso hace pocos días para el turismo). La idea sería que el agro exporte con un dólar más cercano a los financieros para acelerar la liquidación. En otras palabras: consentir los caprichos empresariales de los patrones del campo para que le «regalen» algunos dólares al BCRA.

También Scioli, hoy en el ministerio de Desarrollo Productivo estaría dentro del ala «desdobladora». Massa, por otro lado, estaría a favor de «rebajas impositivas» al agro. Pero llegó el lunes y no hay «dólar chacarero» ni presiones sobre el agro para forzar una liquidación.

Inestabilidad

El fin de semana, mientras se discutía la política económica del gobierno, el oficialismo acusó a la oposición de «intentos de desestabilización». Un comunicado del bloque de diputados del Frente de Todos le pidió «responsabilidad institucional» a la oposición y repudió «una brutal corrida cambiaria que pretende una devaluación abrupta de la moneda nacional», así como las expresiones de Aldo Rico, que jugaban con la idea de un golpe militar.

«Los hechos son muy claros. Hay una acción sistemática de desestabilización política y económica», sentenciaba el comunicado.

El presidente del bloque radical, Mario Negri, salió a responderle al oficialismo. «La desestabilización del Gobierno la infringe el Frente de Todos desde el día que muchos legisladores dieron la espalda irresponsablemente al acuerdo con el FMI», dijo en Twitter.

El mensaje de la oposición es bastante claro: «si querés gobernar, hacete cargo del costo político del ajuste».

En realidad, no es ninguna sorpresa que sectores carapintadas como Aldo Rico agiten ideas golpistas. Tampoco es una sorpresa que los sectores más concentrados del empresariado argentino pretendan hacer negocios con la crisis y la devaluación. Es lo que han hecho durante toda su historia.

Lo sorprendente es que el oficialismo espere «favores» del campo. Los patrones del agro no le hacen favores a nadie. Y mucho menos a gobiernos que no identifican como «propios», como es el caso del Frente de Todos.

Parálisis

Sin embargo, la coalición oficialista no parece ponerse de acuerdo en un tema sumamente básico: cómo abastecer a la economía argentina de las divisas necesarias para funcionar.

Llegó el lunes y no hay anuncio alguno. El gobierno no convalida la devaluación, pero tampoco hace nada para detenerla.

Los analistas hablan de un gobierno «sin peso», perdiendo la «confianza» de los mercados, preso de peleas intestinas de egos. Pero la parálisis no expresa otra cosa que a una contradicción política que ni Alberto, ni Cristina, ni Batakis ni Massa ni ningún otro se deciden a resolver.

El gobierno teme perder el control de la situación social (y cavarse su propia tumba en términos políticos) si convalida la devaluación. Pero para frenar la crisis necesita dólares, en gran cantidad y con urgencia. Y el oficialismo no está dispuesto a afectar las ganancias de los agro – exportadores. Mientras piensa cómo favorecer al campo para que liquiden, los patrones del agro siguen ganando minuto a minuto mientras los granos aumentan su valor por la corrida.

En realidad, para frenar la corrida cambiaria y resolver la crisis sin llevar a la mayoría del país a la pobreza, el gobierno debería tomar el control del comercio exterior, garantizar la liquidación de divisas y resguardar los salarios frente a la inflación. Pero eso implicaría chocar frontalmente con lo más concentrado de la burguesía argentina.

Además, todo eso sería inútil sin romper con el FMI. Hace pocas horas, Batakis llegó a Washington para reunirse con funcionarios del FMI y el Tesoro estadounidense. La misión de la ministra ya es conocida: renovar la «voluntad de pago» inquebrantable profesada por Guzmán.

Mientras el oficialismo jura fidelidad al Fondo y no se anima a tocar los intereses del campo, la crisis continúa y los salarios de millones de trabajadores se licúan en dólares.

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