Francia: la crisis política y el rol de los revolucionarios

A propósito del debate en el movimiento trotskista sobre la crisis política en Francia.

La censura de Michel Barnier abrió un nuevo capítulo de la crisis política en Francia. Como escribimos en nuestro editorial la semana pasada, «será una gran oportunidad para los de abajo, si la clase trabajadora y la juventud ingresan a la palestra y logran cumplir un rol importante en esta coyuntura.»

En los últimos meses se dieron una serie de hechos sin precedentes: la disolución de la Asamblea, el adelantamiento de las elecciones legislativas, todo un verano sin un Primer Ministro y finalmente, la moción de censura a Barnier. Estos eventos muestran a un Macron debilitado, que lucha por establecer un equilibrio para poder gobernar el país.

Tras el fracaso en su giro a la derecha, Macron intentó negociar con el Nuevo Frente Popular (Los Verdes, el PCF- Partido Comunista Francés y el PS – Partido Socialista) la formación de un nuevo gobierno, sin La Francia Insumisa y sin el Rassemblement National de Marine Le Pen. Se trata de una nueva edición del pacto republicano en favor de la unidad nacional para superar la crisis política.

En este sentido, es necesario proponer una solución a la crisis política que sea en favor de los intereses de los trabajadores, con la irrupción de los explotados y oprimidos en la coyuntura política actual. Para que la bronca ante la situación de crisis económica, despidos y ataques antidemocráticos no se procese por la vía del Rassemblent National ni por una nueva coalición de partidos del régimen, es fundamental tener una política revolucionaria capaz de articular las demandas sociales y democráticas, así como unificar las movilizaciones y acciones en curso contra el poder político.

¿Se puede hacer la revolución sin echar al Presidente?

Los compañeros de Lutte Ouvrière, la principal organización de izquierda en Francia, creen que los trabajadores no deben intervenir en la actual crisis. Para LO, no es necesario echar ni a Barnier ni a Macron, sino que tenemos que echar a los patrones. Una formulación simpática que intenta ocultar la ausencia de perspectivas transicionales. ¿Cómo pretenden los compañeros hacer la revolución sin echar al Presidente? Para expulsar a los patrones y poner fin al capitalismo, ¿no deberíamos luchar para destruir la dominación política de la burguesía y tirar abajo su régimen político?

Esta posición “antipolítica” es compartida por nuestros compañeros de la mayoría del NPA- Revolucionarios, organizados en torno a la fracción L’Etincelle, para quienes la consigna “Macron dimisión” sería la “peor consigna posible” en la situación actual. De esta forma, la mayoría del NPA-R cae en las mismas posiciones sectarias que LO. Al apuntar únicamente a la delimitación con los reformistas, nuestros camaradas reducen su perspectiva a solamente acompañar las manifestaciones convocadas por las direcciones sindicales, sin proponer ninguna perspectiva de poder.

No interesarse por los problemas democráticos, de régimen o de gobierno, equivale a renunciar a dar la batalla política. Se trata de una especie de abstencionismo político, porque cualquier formulación política global para disputar el poder sería institucional y por tanto burguesa. Tales posiciones nos llevan a tirar el programa de transición al tacho de basura y a proclamar el comunismo del futuro sin luchar por ningún avance real y concreto hoy.

Una política errónea de adaptación a las instituciones

Nuestros antiguos compañeros del NPA-L’Anticapitaliste, alrededor de Poutou y Besancenot, nos proponen el otro lado de la moneda con su política oportunista de adaptación institucional. Los camaradas comprenden la necesidad de derrocar la Quinta República, así como la posibilidad de abrir una Asamblea Constituyente, pero sin otra perspectiva para hacerlo que adoptar el programa del Nuevo Frente Popular. Los camaradas entienden los problemas democráticos, pero no ven la necesidad estratégica de la independencia política y de clase, asociándose con las formaciones burguesas que quieren mantener las perspectivas de movilización social dentro de los límites de las instituciones, traicionando los intereses de los trabajadores.

Por otra parte, nos sorprenden las formulaciones de Revolución Permanente, ya que los camaradas acaban de proponer «luchar junto a La Francia Insumisa y la CGT». Esta formulación nos parece peligrosa porque no denuncia las responsabilidades de las direcciones sindicales y políticas que desarman las movilizaciones. LFI insiste en medidas parlamentarias sin éxito, mientras que la Inter-sindical organiza fechas de movilización aisladas, separando a los trabajadores de las diferentes ramas de una perspectiva de conjunto. Por otra parte, RP insiste en la propuesta de una cámara única en la Asamblea, aboliendo el Senado, reivindicación que nos parece progresiva, pero insuficiente como solución a la crisis política actual.

¡Echemos a Macron y a todos los reaccionarios!

Para que pueda haber una respuesta obrera a la crisis política, nos parece indispensable vincular las reivindicaciones políticas, democráticas y sociales, así como militar para favorecer la unidad de nuestra clase en la movilización contra el gobierno. Una política revolucionaria debería poder articular la necesidad de acabar con el régimen autoritario de la Quinta República, proponer una Asamblea Constituyente soberana, así como luchar para echar a Macron y a todos los reaccionarios del gobierno.

Esa perspectiva sólo podrá imponerse por la fuerza de la movilización de nuestra clase, con huelgas y manifestaciones. Para ello, la auto-organización en Asambleas Generales y coordinaciones de sectores en lucha es fundamental. Es una perspectiva opuesta a la de la Intersindical, que divide a los trabajadores, y a la de los políticos institucionales, que no promueven la movilización extraparlamentaria.

Para lograr una salida revolucionaria para superar la crisis política, es necesario pelear por unificar la lucha de los trabajadores con los movimientos en contra de los ataques antidemocráticos y los despidos y con las luchas de la juventud estudiantil que se moviliza contra la represión y el imperialismo. Barnier se fue, Macron debería irse también. ¡Que se vayan todos! Que gobiernen los trabajadores.

Traducción: Fernando Stil. Original en francés de socialismeoubarbarie.com

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