Filo-UBA: De espaldas a les estudiantes, la gestión de Cristófalo impone clases virtuales

A casi un mes de la suspensión del inicio de cuatrimestre en la facultad de Filosofía y Letras, el miércoles 8/4 la gestión de Cristófalo convocó por primera vez a una reunión intergremial para informar sobre la continuidad y modalidad de la cursada.

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Esta reunión fue secreta y de espaldas al conjunto de les estudiantes, participando de ella solamente los aliados de la gestión. Desde el Ya Basta denunciamos el carácter antidemocrático de esta reunión que se hizo dejando afuera a la mitad de la representación política del CEFYL. El Colectivo actuó de manera burocrática, no rechazó la conformación de la reunión y en ningún momento planteó hacer parte de la toma de decisiones al estudiantado. Sin consultar a les estudiantes sobre su opinión, la gestión avanzó con aval de la conducción del CEFYL a simplemente informar la nueva modalidad de clases virtuales.

La cursada virtual no es una medida que pueda reemplazar la cursada presencial. La universidad es un espacio colectivo de intercambio entre estudiantes, docentes y no-docentes. La cursada en el aislamiento de cada cual desde su casa y con una pantalla es tanto una traba para el aprendizaje como también impide la organización del movimiento estudiantil (y también docente y no-docente). Les estudiantes no sólo vamos a la facultad a incorporar contenidos de los programas: también encontramos allí, con nuestros centros de estudiantes y agrupaciones políticas, una forma de organizarnos para conquistar y defender nuestros derechos, tanto en lo que refiere a nuestra educación como a nuestras problemáticas más generales, como el derecho al aborto o la precarización laboral. La cursada virtual aísla a cada estudiante por su lado e impide así la articulación del movimiento estudiantil, un factor dinámico de la lucha de les de abajo, tan necesario en este mundo capitalista que hoy nos muestra su peor cara.

Al mismo tiempo, la virtualidad es antipedagógica: el aprendizaje es una labor colectiva, no individual, requiere de nuestros docentes pero también de nuestros pares. Convertir nuestra modalidad de cursada con todos sus contenidos a modalidad virtual en 15 días es un imposible, ya que muchos docentes y estudiantes no cuentan con los recursos técnicos o la habilidad práctica para hacerlo. Para les estudiantes, supone una profundización de la desigualdad existente entre quienes cuentan con más o menos recursos económicos para poder sostener sus cursadas.

Además, supone una incluso mayor precarización laboral de les docentes: se les exige en poco tiempo rearmar todos sus contenidos y planes de cursada, incrementando su carga laboral, aprender sin capacitación centralizada alguna a usar recursos virtuales a los que no están acostumbrades y flexibiliza sus horarios de trabajo, la virtualidad les impone la disponibilidad permanente.

Sabiendo todo esto, es una realidad el hecho de que vivimos una pandemia provocada por un sistema que prioriza las ganancias por sobre la vida humana y la preservación de la naturaleza. En función de la misma, defendemos la cuarentena como medida de salud necesaria frente a un sistema de salud desfinanciado y en constante riesgo de colapso, con un gobierno nacional que se niega a universalizar el sistema de salud y ni siquiera garantiza los insumos básicos en los hospitales públicos.

En tanto se continúa la cuarentena, entendemos que para les estudiantes es preferible comenzar con una modalidad virtual antes que suspender el cuatrimestre indefinidamente.

Pero estamos totalmente en contra de que se tome la cursada virtual como modelo para todo el año, sabiendo que pueden pasar meses hasta que se erradique la pandemia por completo: exigimos retomar formas de cursada presencial en cuanto sea posible desde un punto de vista sanitario. Esta forma de cursada es sólo el mal menor, pero de ningún modo equivale a cursar efectivamente en la facultad: rechazamos que esta medida de emergencia por la cuarentena siente un precedente para que en el futuro se avance contra nuestras condiciones de cursada y organización en las universidades. Llegado el momento de reiniciar la cursada presencial, proponemos la conformación de un comité autoorganizado de seguridad e higiene, integrado por estudiantes, docentes y no docentes para exigir a la gestión los insumos sanitarios necesarios para cuidar la salud de todos.
Mientras tanto, la gestión debe hacerse cargo de relevar qué estudiantes y docentes no tienen acceso a los medios técnicos para sobrellevar esta modalidad y garantizarles los recursos que les haga falta, contratando si fuera necesario a más trabajadores y destinando a ello el presupuesto extraordinario que haga falta. Como universidad pública, no puede ser que el nivel socio-económico sea un factor excluyente para poder continuar con la educación.

Por otro lado, el centro de estudiantes no es ajeno a la realidad de muchísimos compañeros y compañeras para quienes la cuarentena supone un golpe en sus ingresos: les trabajadores precarizados e informales, todes los que han sido despedidos en este tiempo por patronales que no quieren perder un peso de sus ganancias. Es el caso de les trabajadores de las cadenas de comida rápida, en su mayoría jóvenes, que han cobrado sólo el 30 o 40% de sus salarios y han difundido su situación por redes sociales ante la ausencia de su gremio y la falta de protección por parte del Estado. El gobierno de Fernández sólo anunció un miserable bono de $10.000 que no le alcanza a nadie para sobrevivir, más aún con la constante suba de precios, y que además no se sabe a quién le va a “tocar”, sin duda no a todes de los más de 11 millones que se postularon para la ayuda. Exigimos una renta universal de $40.000 para garantizar que nadie pase hambre en medio de la cuarentena. Las medidas parciales no sirven: hace falta una medida que cubra al conjunto de los trabajadores y trabajadoras.

Finalmente, entendemos que al pertenecer a la educación pública, nuestra facultad debe tomar un rol activo y solidario para con la comunidad, por eso proponemos la campaña “Filo Solidaria”. Que nuestra facultad abra sus puertas para recibir y distribuir donaciones para hospitales de la zona y organicemos desde el CEFYL un voluntariado para colaborar con las escuelas públicas que reparten bolsones de comida. En medio de la crisis, les estudiantes estamos comprometidos con buscar una salida colectiva para los de abajo. Pongamos a nuestro centro de estudiantes y nuestra facultad en la primera línea de la solidaridad.

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