Fernández en el Congreso: Un análisis de los ejes centrales de su discurso

En un extenso discurso, el gobierno pintó una gestión color de rosas y escenificó una dureza mayor que la habitual contra el gobierno anterior. No hubo propuestas concretas a favor de los trabajadores, las mujeres ni la juventud.

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El discurso fue larguísimo y abarcó desde lo terrenal a lo divino. Los temas centrales fueron la gestión de la pandemia, la justicia, la situación económica y la deuda con el FMI, amén de que se habló de federalismo, vivenda, legalización de la marihuana, el flagelo de los femicidios, derechos humanos, educación, salud, virtualidad, energía, comunicaciones, etc, etc, etc.

En definitiva, la operación fue sencilla. Mediante un contraste permanente con el gobierno anterior y con la grave situación sanitaria a nivel mundial, presentar un panorama del país sumamente irreal. La extensísima agenda-ficción de Fernández buscó tapar cada uno de los problemas de los habitantes del país. Un discurso que busca ocupar la totalidad del del debate público, dejando atrás la crisis por la vacunación-vip y perfilando a la fuerza oficialista de cara a la campaña electoral que se abre.

Vamos a analizar algunos de los temas centrales.

Pandemia

Las primeras palabras fueron sentimentalistas, Fernández llamó a tomarse un momento de reflexión colectiva «alrededor del momento que atravesamos producto de la pandemia». El relato: Un «virus impiadoso» azotó el mundo y el país. «Imágenes aterradoras recorrieron el planeta», «Un virus del que nadie sabía que podía hacer colapsar los sistemas sanitarios, inaugurando una crisis global donde el mundo entero debió enfrentar una crisis inesperada y generalizada.»

Ilustrando con las peores fotos de la situación pandémica mundial (los colapsos sanitarios en países como Estados Unidos, Brasil, Perú, donde se vieron escenas terribles) el contraste es perfecto para reivindicar una gestión que fue «no tan extremadamente ineficaz».

El país superó la cifra de 50.000 muertos por Covid, lo cual es un número alto para la cantidad de habitantes. La única medida tomada dealmente fue una cuarentena temprana y extendida. Los trabajadores de salud fueron expuestos al contagio en extendidas jornadas laborales, pese a lo cual se les siguió pagando con salarios de miseria. Más allá de montar algunos centros de contingencia, no se aumentó sustancialmente el presupuesto de salud ni se desembolsó una partida significativa para reforzar hospitales y cuidar a los trabajadores de la primera línea.

Si bien se evitó un colapso general del sistema, hubo momentos de ocupación de camas cercanos al 99%. Cerraron las atenciones a pacientes por otras causas, y se obligó a miles de trabajadores no esenciales a exponerse al contagio en el transporte público y el ámbito laboral para garantizar la continuidad de las ganancias de los capitalistas.

En los lugares de trabajo fue donde más se multiplicaron los contagios, esto derivó en que, según los registros, Argentina haya llegado a estar entre los 15 países con más muertos por cantidad de habitantes.

Vacuna

«Sabemos que hay dificultades, pero conocemos las dificultades que atraviesa el mundo por la escasez y el egoísmo. El 10% de los países acapara el 90% de las vacunas».

Esta es una verdad innegables. El capitalismo ha convertido a la vacuna en una mercancía. Los laboratorios especulan con la escasez y el alto precio de las dosis, que venden a los diferentes Estados. Los países más poderosos acaparan los contingentes de vacunas mientras a otros llega a cuentagotas, o directamente no llega.

Pero el gobierno no es consecuente en su planteo. No ha exigido que se liberen las patentes para su producción masiva, ni que se garantice la distribución masiva de la vacuna a nivel mundial. Sin exigir a los laboratorios que liberen las patentes y dejen de lucrar con la vida de millones, las declaraciones demagógicas quedan como simples frases huecas de un gobierno que, con alguna mínima crítica, es parte del sistema de Estados que sostiene el capitalismo mundial y, por ende, la concepción del derecho a la salud como un negocio fabuloso para algunos pocos.

«Las reglas se deben cumplir, si se cometen errores hay que corregirlos de inmediato. Me he encargado de tomar las decisiones correspondientes, aún cuando en lo personal me causaron mucho dolor. Si se cometen errores, hay que corregirlos.» Espetó Fernández, refiriéndose al escándalo de las vacunaciones vip. Un mea culpa por quienes se «saltearon la fila» en su turno de vacunación y, con mucho dolor, fueron expulsados del gobierno para reducir los daños hacia la gestión fernandista.

Las vacunaciones-vip, lejos de ser algunos pocos casos aislados, sacaron a la luz la estructura corrupta del Estado capitalista, en el que los funcionarios gozan de privilegios por ser parte del poder a costa del sufrimiento de millones. En este caso, asegurándose sus dosis mientras otros miles esperan, a riesgo de enfermar y morir.

«No llegué al gobierno para ser sordo a las críticas bienintencionadas, pero tampoco para dejarme influir por las críticas de quienes defienden intereses de poderes concentrados para dividir y dañar a la sociedad argentina». «Todos ellos para el asombro colectivo, tiempo después clamaban que el supuesto veneno que suministrábamos, era insuficiente».

Las críticas a los antivacunas y la hipocresía de la derecha y los negacionistas son completamente justas. De más está decir que su hipocresía no tiene límites, y que hemos repudiamos desde estas páginas la movilización reaccionaria que realizaron el fin de semana pasado, donde montaron una provocación fascista con bolsas negras representando cadáveres etiquetados con nombres de funcionarios y militantes entre los cuales figuraba la referente de Abuelas Estela de Carlotto.

Pero más allá de las justas críticas a la derecha, el trasfondo de la indignación despertada en amplios sectores por la vacunación-vip es subproducto directo del fracaso del plan de vacunación. Detrás de los discursos altisonantes sobre los contingentes de vacunas que llegan se esconde la realidad de un ínfimo porcentaje de la población fue vacunada hasta el momento. Las cifras no mienten: revelan una pésima gestión por parte del gobierno y el Ministerio de Salud del plan de vacunación.

Deuda

«La crisis sanitaria que coincidió con una extrema debilidad económica y social. Una economía endeudada y un sistema de salud quebrado.»

En este punto el discurso se puso picante contra el macrismo: «Quienes nos precedieron en el gobierno han creado un grave problema de endeudamiento.» incluso acusó a algunos representantes del FMI que «actuaron favoreciendo al entonces presidente Macri en la búsqueda de su reelección».

«Nunca más debemos permitir que se genere un endeudamiento asfixiante a partir de la toma de créditos irresponsables». «Tenemos el desafío de superar tanto la adversidad del contexto global, como la crisis, recesión, caída del PBI y el salario, y aumento del desempleo y la indigencia provocado por el gobierno precedente.». «El endeudamiento de 40.000 millones de USD del Macrismo, que se esfumaron antes de que asumiéramos nuestras funciones en 2019.»

Acto seguido acusó al macrismo por haber permitido «la más asombrosa fuga de divisas que nuestra historia registra, a espaldas de el congreso nacional», y de sostener «una administración fraudulenta y una malversación de caudales públicos como nunca antes habíamos registrado».

Pero la cosa escaló cuando empezaron las amenazas: «Es necesario que endeudarse no sea gratis y dejen de cricular impunes aquellos que generan esas deudas. Por eso he instruido que se inicien querellas e investigaciones contra aquellos que son responsables de la mayor administración fraudulenta y malversación que tiene recuerdo nuestra historia.» El gobierno dijo que pedirá una investigación contra la gestión de Macri, exigiendo una querella por defraudación al estado.

Los ánimos en el recinto se acaloraron. Desde la tribuna empezaron algunos gritos e improperios. Fernández los llamó al órden: «tuveron 4 años para hablar».

Muy cocorito para hacerlos callar. Habrá que ver si lo es para pasar de las amenazas a los hechos: caer con todo el peso de la ley sobre los malversadores y fraudulentos del gobierno anterior. Nos permitimos dudarlo viniendo de un gobierno que se detuvo ante cada gesto de avanzar contra los intereses de los empresarios (recordemos el caso Vicentín, los despidos en Techint de Paolo Rocca o los aumentos de precios y dimsminución de stock, que sólo fueron castigados con una imputación simbólica).

Pero si realmente Fernández considera que la deuda tomada fue fraudulenta, ¿por qué está tan desesperado por arreglar un acuerdo con el FMI para pagarla? Cualquier investigación debe hacerse previa suspensión del pago. De lo contrario se está reconociendo por vía indirecta su legitimidad.

Uno de los mecanismos de sometimiento del Estado Argentino al imperialismo es la deuda externa. La misma es una cuerda que ahoga permanentemente a los Estados dependiente, exigiéndoles dilapidar fondos públicos, y empujándolos a acuerdos de pago que obligan a aplicar medidas económicas de ajuste.

Los distintos gobiernos, al reconocer una continuidad de las responsabilidades del Estado capitalista, siguen honrando la deuda por más quejas o improperios a la misma. No son los funcionarios que toman las decisiones, sino los trabajadores quienes sufren las exigencias de reformas económicas, sociales y laborales de los acreedores y organismos de crédito internacional aplicadas por los gobiernos. La deuda se paga con el sudor de la frente de quienes tienen que ganar menos, trabajar más y en peores condiciones o jubilarse algunos años más tarde, si es que se llega.

«Nuestro país ya conoce lo que es estar endeudado. Se refirió al blindaje y al megacanje. En todos los casos aparecen los mismos privilegiados y las mismas víctimas, argentinos y argentinas empujados a la marginalidad de la miseria.» Muy lindas palabras, pero el gobierno no es consecuente con ellas.

Justamente el kirchnerismo se jactó de ser «pagadores seriales» hipotecando un importante ingreso de dinero vía superávit fiscal y comercial en lugar de utilizar esos recursos para mejorar el nivel de vida de millones de trabajadores. Dinero que se esfumó pagando deudas contraídas por gobiernos neoliberales e incluso directamente dictatoriales.

Alberto se alegra de su acuerdo con el FMI. «Hemos logrado la renegociación de la tóxica deuda externa privada». A pesar de los adjetivos negativos, se jactó de haber alineado a empresarios y movimientos sociales para el pago de una deuda tomada en beneficio de unos pocos empresarios, especuladores y funcionarios, y que caerá por los próximos diez años sobre las espaldas de los trabajadores y los sectores más pobres de nuestro país.

Economía y salarios

«No va a haber ningún ajuste que caiga sobre las espaldas de nuestro pueblo» promete el gobierno. «Gracias al acuerdo con los acreedores nos liberamos de pagar este 2021 más de 12 mil millones de dólares.» «Las negociaciones con el FMI seguirán adelante en el marco de respeto, para llegar a buen puerto. Nos apoyó el G20. Incorporarán nuevas perspectivas macroeconómicas y un entendimiento de la situación económica del país.»

¡Que hermoso! Fernández dice que el G20 nos apoya y que el FMI interpreta la situación económica de la Argentina desde «perspectivas macroeconómicas», por lo que no nos exigirán hacer un ajuste. Más mentiras que palabras, nunca ha sido así. El FMI defiende los intereses del imperialismo y no los del pueblo trabajador argentino. Las perspectivas macroeconómicas serán estudiadas para ver en dónde y cuánto ajustar a los trabajadores para garantizar el pago.

Fernández se jactó en su discurso de haber reducido las cargas patronales a las pymes y ofrecer líneas de crédito a tasa cero. Es decir, de subsidiar a las patronales. También de prohibir los despidos y de que la recuperación económica generó que se recuperen los empleos perdidos durante 2020. Esto último es muy discutible.

La prohibición de despidos, así como el intento de controlar los precios, no fueron garantizadas con medidas efectivas que pudieran afectar la ganancia y la propiedad privada capitalista, medidas que hay que estar dispuesto a tomar si se quiere que los capitalistas cumplan realmente con las leyes que les ponen un límite a sus ganancias. Sin un gobierno dispuesto a avanzar sobre su ganancia y propiedad privada, los empresarios pueden hacerse valer por mil y una maniobras directas en el mercado, presionando despidos o rebajas salariales, aumentos de precio, disminución de stock o manipulación la distribución de las mercancías para variar su precio.

«El diálogo de sindicatos y empresarios permitió que se respeten los aumentos de las paritarias», dijo. Sin embargo, la paritaria docente ha sido por debajo de la inflación proyectada (que es del 50%), lo que representa un ajuste al salario que ya comenzó. A pesar de las medidas de asistencia que Fernández mencionó en su discurso, como la tarjeta alimentaria, AUH, bonos adicionales a los jubilados y gente que recibe planes, el gobierno se vio obligado a reconocer que «la pobreza aumentó 5% en el primer semestre.» El consuelo: «fue menos que lo que creció durante el macrismo.»

Pero en materia de pobreza no es una alegría que la misma «aumente menos». De lo que se trata es de reducirla, mejorando estructuralmente la situación de millones de personas que viven en condiciones indignas. La situación heredada del macrismo se siguió profundizando con la pandemia producto de la política de un gobierno que no estuvo dispuesto a avanzar contra los intereses de los empresarios, optando por defenderlos en detrimento de las necesidades populares, como cuando reprimió a las familias de Guernica que luchaban por el derecho básico a tener un techo. Para el gobierno, la propiedad privada está por sobre un derecho básico, como es el derecho a la vivienda.

La única política real del gobierno contra el aumento de los precios ha sido pactar en una mesa de diálogo con empresarios y sindicalistas un techo a las paritarias, expresada bajo el eufemismo de «alinear precios y salarios».

Los trabajadores siguen perdiendo poder adquisitivo mientras lo único que tiene para ofrecer Fernández son promesas a futuro y declaraciones de (falsas) intención de que «se recupere el poder adquisitivo». Mientras, los salarios suben en escalera y los precios en ascensor.

Reforma Judicial

«El Poder Judicial de la Nación está en crisis. Es el único poder que parece vivir en las márgenes del sistema republicano. Sus miembros (jueces, fiscales, defensores y demás funcionarios) disfrutan de privilegios de los que no gozan ningún miembro de la sociedad»

En su discurso, el presidente afirmó que presentará algunas leyes para avanzar en el sentido de una reforma judicial. Mencionó proyectos para modificar la Justicia Federal y la ley orgánica del Ministerio Público, que tienen media sanción del Senado. También anunció la propuesta de crear un Tribunal Federal de Garantías, una especie de tribunal intermedio que reemplazaría en algunas de sus atribuciones a la corte suprema.

El gobierno se encuentra en una batalla por recuperar algo de la influencia perdida del peronismo en la justicia, una tarea que viene de larga data. La discusión se reaviva en el marco de los ataques en el terreno de los juicios y denuncias por corrupción que fuerzas como Juntos por el Cambio impulsa hipócritamente contra los funcionarios y ex-funcionarios peronistas mientras ignora sus propias responsabilidades en el saqueo del Estado mediante «chanchullos» como el de los parques eólicos de Macri, la bicicleta financiera, el blanqueo de capitales de funcionarios amigos, etc.

La Justicia es un poder privilegiado donde viven atornillados a sus cargos y que es utilizado para fines políticos en la pelea inter-burguesa. Pero la solución no puede ser agregar nuevas cortes o legislar para que haya jueces más afines al partido burgués oficialista de turno. Una democratización radical de la justicia implicaría la votación popular de todos los jueces con posibilidad de revocatoria inmediata por el mismo medio. Algo que Fernández está muy lejos de plantear.

Género

El gobierno se jactó de haber aprobado el cupo laboral travesti-trans, la Ley Micaela, el convenio 190 contra la violencia, la Ley de IVE. Al mismo tiempo, se refirió a la violencia de género como «un delito intolerable» y declaró que «Hay que convertirlo en una política de Estado, como lo hicimos con memoria, verdad y justicia».

Un discurso realmente tan conmovedor como hipócrita viniendo de un gobierno que no ha tomado ninguna medida efectiva para erradicar la verdadera epidemia de violencia de género que vivimos en nuestro país.

La Interrupción voluntaria del Embarazo, así como la Ley Micaela y cada avance que se dio en política de género fue subproducto de un enorme y dinámico movimiento de mujeres que tiene años de tradición en nuestro país, pero que en el último tiempo ha pegado un salto incorporando nuevos contingentes de jóvenes activistas. El gobierno quiso subirse a esta ola, y hasta llegó a declarar que había «terminado con el patriarcado». Pero la realidad lo desmiente a cada paso.

En lo poco que va de recorrido este 2021 ya se han producido más de 60 femicidios. La Ministra de la Mujer, Alcorta, no ha hecho más que indignarse por las redes sociales y defender a la policía. Muchísimas de esas víctimas habían denunciado, y fueron desoídas tanto por la justicia como por el Estado. Las amigas de Úrsula, una de las últimas víctimas, fueron reprimidas cuando fueron a exigir justicia frente a la comisaría. Una casi pierde un ojo, y Gómez Alcorta salió con declaraciones defendiendo a la institución policial.

Las pibas expresaban su indignación ante un Estado que no hizo nada para cuidar a Úrsula. Eran femicidios completamente evitables si se hubiera actuado a tiempo o en consecuencia, si se escucharan las denuncias, se acompañara a las víctimas, se hicieran respetar las restricciones y se encarcelara a los violentos. Para colmo, un alto porcentaje de femicidas son directamente miembros de las fuerzas represivas que la ministra de la mujer, Gómez Alcorta, dice defender.

El gobierno en este, como en todos los temas, atrasa. Le lava la cara a su gestión pintando color de rosas un panorama sumamente preocupante que empeora día a día y que sólo mediante la lucha y la organización independiente puede empezar a ser revertido.

En síntesis

El contenido del discurso no augura ninguna mejora sustancial en la situación de la clase trabajadora, ni en las mujeres, ni de la juventud o el pueblo pobre de nuestro país.

La escenificación de un tono más duro que lo habitual contra Juntos por el Cambio expresó la agudización de la pelea entre los de arriba en la búsqueda de polarizar de cara a la campaña electoral que se abre, tras una semana de crisis política por el escándalo de las vacunas-vip, y de ataques por derecha en el terreno judicial.

Mientras el gobierno y Juntos por el Cambio escenifican su «peleíta» superestructural, los precios siguen aumentando, se planchan los salarios, las vacunas llegan a cuentagotas y se multiplican los femicidios y la violencia de género.

Hay que leer entre líneas y prepararse para enfrentar lo que se viene. Hay que construir una alternativa por izquierda, independiente del gobierno, de Juntos por el Cambio y de todo sector patronal.

 

 

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