
Comencemos por el principio de una historia que aún no termina. Esta es la crónica del movimiento estudiantil de la Facultad de Ciencias Sociales, fortalecido al calor de los tiempos que corren. Contra el ajuste de Macri y el FMI, recomenzamos la experiencia de lucha que desde el 2010 permanecía dormida.
El 29 de agosto fue la asamblea que votó tomar la facultad por tiempo indeterminado. Esta medida de lucha, que nos parecía solo un sueño, se concretó gracias al apoyo de organizaciones y cientos de activistas que, por primera vez, ponían el cuerpo para garantizar una acción de esta envergadura. También nos abrazaban los estudiantes de toda la UBA que habían tomado sus facultades como Filosofía y Letras, Psicología y Exactas. Y el calor se hacía fuego sabiendo que a lo largo de todo el país, en La Plata, Rosario, Córdoba, San Luis, Mendoza, por mencionar algunas provincias, nuestros compañerxs estaban haciendo lo mismo, estábamos juntos.

En nuestra primera noche de toma nos preparamos para lo que sería la gran marcha educativa del día siguiente, 30 de agosto. Teníamos nuestras reivindicaciones bien claras y estábamos dispuestos a dar la pelea dentro de la facultad y en las calles. Marchamos a Plaza de Mayo porque la deuda es con nosotros: por el presupuesto educativo y por el salario de nuestros docentes que estaban en lucha hace más de tres semanas con el no inicio de clases. Pero a su vez, los estudiantes de todo el país trazamos una agenda propia, por la recategorización salarial para la planta no docente, becas integrales y boleto educativo. Al interior de la Facultad de Ciencias Sociales se añadía la necesidad de defender nuestras carreras ante los intentos de imponer reformas que degradan nuestra formación, la finalización de nuestro edificio, contar con un comedor, una biblioteca y sobre todo, la exigencia de la destitución inmediata de Cristian Bay, dirigente de la UES y responsable a cargo de la Secretaría de Desarrollo Universitario, Inclusión y Bienestar, violento que agredió a una docente y una no docente de la Facultad. El funcionario fue juzgado y está cumpliendo con una probation (Expediente N° 9374/17 en el Juzgado de primera instancia en lo penal contravencional y de faltas N°11).

Luego de la marcha, lxs estudiantes volvimos a la Facultad, y allí tuvimos una muestra del rol de la burocracia estudiantil, encarnada en la UES, en esta lucha. En la puerta nos comunicaron que no podíamos ingresar por órdenes del mencionado Bay y que minutos antes habían entrado a la facultad alrededor de 30 militantes de la UES. Ante nuestro reclamo logramos ingresar e impedimos que entrara Bay. Pero los militantes de la UES, al grito de que la toma había terminado, nos empujaron y abrieron la puerta para que ingrese su dirigente machista. Gracias a nuestra rápida organización, pronto convocamos una asamblea urgente, en donde reafirmamos la continuidad de la medida de lucha.

Para la primera semana de toma definimos que realizaríamos clases públicas, tanto en la planta baja de la facultad como sobre las calles Santiago del Estero, Humberto 1º y Avenida San José. Esto fue posible gracias al trabajo inmenso que realizaron les compañerxs activistas de la Comisión de Clases Públicas. Es que en esta lucha no sólo se fortalecieron comisiones de base como las de carreras de Sociología y Ciencia Política, sino que se crearon nuevas. Algunas, como la de Clases Públicas, Seguridad y Prensa y Difusión garantizaron la toma. Otras, como las comisiones de la Carrera de Ciencias de la Comunicación, Trabajo Social y Mujeres y disidencias se pusieron en pie de la mano de esta lucha para fortalecer el debate y la intervención de lxs estudiantes. Fueron estas comisiones las que comenzaron a trazar el camino de organización y de unidad con los trabajadores en lucha. Tejimos lazos de solidaridad con los trabajadores de Télam, Agroindustria y del Astillero Río Santiago y sus luchas.

Nos movilizamos junto a lxs trabajadores de Télam desde el obelisco al CCK el miércoles 5 de septiembre, y acompañamos los cortes de lxs trabajadores de Agroindustria frente al ex Ministerio el viernes 7 y el miércoles 12 de septiembre. A su vez, continuamos realizando asambleas y reuniones intercomisiones periódicamente, llevando nuestros reclamos al Consejo Directivo. Organizamos festivales y charlas debate con docentes, profesionales y trabajadores, para que la facultad permanezca más activa que nunca.
Para la asamblea del día 10 de septiembre, gremiales docentes como Conadu habían firmado el acuerdo paritario muy por detrás de la inflación mientras la lucha educativa seguía en pie. La organización estudiantil decidió seguir adelante, y en esa asamblea repudiamos la publicación del Boletín Oficial (Decisión Adminisitrativa 1605/2018) en donde informaron la decisión de incrementar el presupuesto del Ministerio de Seguridad, «financiado con la reducción del presupuesto del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología y de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familiar del Ministerio de Salud y Desarollo Social».
Continuamos con nuestras medidas de lucha: clases públicas en las calles aledañas a nuestra facultad, comisiones e intercomisiones periódicas. El jueves 13, acompañando el paro de todas las gremiales docentes y no docentes, cerramos la facultad y nos movilizamos. El lunes 17, junto a todas las universidades nacionales marchamos a Plaza de Mayo, porque los lápices siguen escribiendo, por el histórico reclamo de boleto educativo. Allí un grupo de compañerxs que se sumaron más tarde a la ronda de las madres de todos los jueves en la Pirámide de Plaza de Mayo recogieron la solidaridad de la enorme Norita Cortiñas para con la toma de FSoc.
Luego, en la asamblea del 14 de septiembre, decidimos modificar la medida de lucha sin ceder el control estudiantil conquistado: abrimos todos los pisos de la facultad y decretamos el no ingreso de autoridades hasta que se apartara a Cristian Bay de la facultad y sea tomado el pliego reivindicativo de lxs estudiantes y trabajadores no docentes. Es pertinente citar parte la moción de esta asamblea, porque allí dimos cuenta de que nuestra lucha era parte de algo grande:
“El movimiento estudiantil en toma de la Facultad de Ciencias Sociales se pronuncia como parte de un movimiento nacional contra Macri y el plan de ajuste del FMI que tiene a lxs gobernadores como cómplices. Como lxs trabajadores de Astilleros Río Santiago, que tomaron el control de su lugar de trabajo para ganar una conquista, reinvindicamos el control estudiantil y la organización desde abajo que consolidamos en este proceso, como lo reflejan todas las Comisiones de Base”.
También nos unimos a la oleada de ollas populares, en solidaridad con la maestra de Moreno Corina de Bonis, secuestrada y torturada. Además, el miércoles 19 en una nueva asamblea decidimos que, en el contexto del paro nacional convocado el 24 y 25 de septiembre por la CGT y CTA, nos movilizaríamos junto a lxs trabajadorxs clasistas y anti burocráticos, aportando en los cortes en Puente Pueyrredón, Panamericana y acceso Oeste. Y así lo hicimos.
Para el viernes 21 lxs estudiantes tuvimos que soportar un nuevo ataque proveniente de la gestión de la facultad. La decana Carolina Mera se reunió con nosotrxs expresando su compromiso de diálogo, y luego, difundió un mail en donde hablaba de “falta de condiciones de seguridad e higiene” en la facultad, alegando que nosotros impedíamos el ingreso del personal de limpieza. La gestión tuvo que recurrir a mentiras para atacarnos y generar un pseudo “lock out” para vaciar la facultad y deslegitmar la toma. No solo lxs trabajadorxs de limpieza realizaron su trabajo durante toda la toma, sino que a su vez por ellos pedimos en nuestras reivindicaciones, por su pase a planta permanente y que se termine la tercerización. Por eso, invitamos a la decana a que se hiciera presente el miércoles 26 de septiembre, previo a la asamblea que estaba pautada para las 19 hs, pero no acudió.
Para la asamblea del último miércoles 26 de septiembre, la mayor parte de las organizaciones estudiantiles, junto con las comisiones de base, comprendimos la necesidad de levantar la toma de sociales para reagrupar energías y sumar más estudiantes para las próximas peleas que tenemos por delante, como es la votación del presupuesto 2019. Consideramos que era momento de pasar a una nueva etapa en la lucha. Por su parte, la burocracia de la UES estaba lista para levantar la toma, pero sin un plan de lucha, soñando con aplastar la organización que conquistamos. Llegaron al patio de la facultad con la definición política de boicotear la asamblea. La moción presentada por Ayelén Petraca de la UES era votar si se votaba en el momento. Por 9 votos se definió censurar a los oradores y proceder a la votación. Pero luego de esta votación, la UES y su patota se fueron de la asamblea, dando por terminado el debate. Violentamente le quitaron el micrófono a lxs moderadores y comenzaron a llevarse el equipo de audio. Pero la organización estudiantil fue más fuerte y juntos definimos declararnos en estado de asamblea permanente, comprendiendo el contexto de crisis económica y de cara a la votación del presupuesto 2019.
La lucha estudiantil luego de estos 28 días de toma logró la renuncia del funcionario violento Cristian Bay, la creación de comisiones de base y la organización en unidad con lxs trabajadores. Logramos desbordar la burocracia estudiantil de la UES, y demostramos que otro tipo de organización es posible con asambleas realmente democráticas.
La Facultad de Ciencias Sociales vivió un proceso muy profundo, donde una mayoría empática apoyó esta experiencia. El movimiento estudiantil se posicionó a la izquierda al tomar la FSoc por tiempo indeterminado, al definir acompañar el 25 de septiembre los piquetes por un paro activo y no hacer un paro dominguero como quería la burocracia. Incluso la embrionaria unidad obrero-estudiantil que se ha gestado, que desde el Ya Basta-Nuevo MAS consideramos central para ganar y por eso desarrollamos un taller sobre el Mayo Francés y el Cordobazo, son indicadores de las potencialidades del movimiento estudiantil en esta coyuntura.
La profundidad del proceso, la consolidación de un nuevo activismo y la incipiente politización de más amplias capas del estudiantado obligó a que organizaciones peronistas y kirchneristas de la facultad, nucleadas en la Lista 15, fueran parte de la toma. Este hecho entra en directa contradicción con su verdadera estrategia política a nivel nacional de garantizar gobernabilidad al macrismo y esperar al 2019 (no olvidemos que se trata de organizaciones de masas que dirigen muchísimos centros de estudiantes, centralmente en el conurbano, que no impulsaron al desarrollo de la rebelión educativa).
Queda mucho por delante y debemos estar alertas porque se viene la votación del presupuesto, y en esa instancia debemos redoblar la lucha y volver a dar muestras de quienes somos los que vamos a luchar hasta derrotar a Macri. Nuestra educación tal cual la conocemos es incompatible con este gobierno y su acuerdo con el FMI.
Es imprescindible realizar un balance en donde comprendamos que las conquistas que conseguimos en este mes de lucha nadie nos podrá arrebatar, y permanecer activos y organizados, avanzar en materia de polítización para intervenir en la realidad mientras ganamos a más estudiantes a esta batalla contra Macri, el FMI y el presupuesto 0%.
Mike Gold