Se está cerrando el primer año lectivo con clases presenciales en la educación superior, luego de dos años de pandemia. Al comenzar el mismo, estudiantes y docentes de distintos lugares se encontraron con un abandono educativo inmenso. Se pudo comprobar que durante los dos años de pandemia no hubo inversiones ni siquiera mínimas que mantuvieran sanas las instalaciones de los establecimientos.
El ISFD 41 es un caso de los tantos, pero con la gravedad de ser el terciario más importante de la zona sur de GBA. En el 2020 se construyó una parte del edificio propio del mismo, que era (y es) un reclamo histórico que pelearon estudiantes y docentes en la calle, pero el mismo no solo tiene menos de la mitad de las aulas necesarias para toda la matrícula, sino que encima las instalaciones sufren graves problemas de humedad, algo insólito si pensamos que el edificio solo tiene 2 años de edad. Al inaugurarlo, fraccionaron al terciario en dos, pasando al nuevo edificio dos carreras (literatura y matemática) que quedaron aisladas de la vida del 41. La mayoría de les estudiantes, se encuentran cursando en el edificio prestado del colegio ex Nacional de Adrogué donde sus condiciones son deplorables y no obstante eso, al ser un edificio prestado, también deben fraccionarse una vez más para cursar sus prehoras en otra escuela de la zona que no está capacitada para recibir la matrícula que el ISFD posee.
Además, en el ex Nacional no solo metieron por la ventana la nueva universidad, creada en pandemia, de Almirante Brown, sino que quienes habitan el establecimiento cotidianamente tienen que hacerlo en condiciones inaceptables. Las aulas están equipadas con mobiliario del SXIX que se encuentran todos rotos, varias personas se han lastimado con los mismos, y responden al viejo modelo educativo tradicional, que hace rato quedó obsoleto. Los pasillos y aulas están a oscuras, los pisos y paredes están llenos de excremento de paloma, la mitad de los baños se encuentran clausurados y no tienen ni una fotocopiadora para comprar sus apuntes ni un buffet para comprarse un café, algo para comer o cargar el aula para el mate, sumado que el único horario para cursar es el vespertino. No está demás aclarar, que históricamente les estudiantes terciarios no cuentan con el boleto educativo ni con becas integrales que sean una ayuda en la continuación de sus estudios.
Frente a semejante situación, les estudiantes han buscado mecanismos de solidaridad entre ellxs, poniendo en pie bancos de apuntes o llevando en algunos casos pavas o cosas de sus casas ante una conducción de Centro de Estudiantes (pertenecientes a La Cámpora) que le han dado la espalda a los reclamos estudiantiles durante todo el año. Por este motivo se llevaron adelante asambleas autoconvocadas ya que les estudiantes querían y quieren debatir qué hacer frente a este abandono tan brutal.
Desde la organización por abajo es que nace la idea de poner en pie un buffet autogestionado, que les permita organizarse para ocupar los espacios que el Estado está abandonando y volver a darle al profesorado algo de la vida que tenía previo a la pandemia.
El proyecto cuenta con la idea de que sea un buffet sin fines de lucro, donde todo lo que se gane sea para reponer lo vendido y el pago de una beca para les estudiantes que atiendan el mismo, que se haría a través de un sorteo público y transparente, y que además representaría una ayuda económica para quienes más lo necesiten.
Hablamos con Lucas Oberti, estudiante de 1º de Geografía y candidato a presidente de la lista 41 Estudiantes al Frente, y nos comentó:
“Hoy nos reunimos estudiantes de distintos cursos y carreras con la directora Susana Elola para presentarle el proyecto. Nos encontramos con una buena predisposición a la idea de llevar adelante el buffet y tendremos una próxima reunión la semana del 7 de noviembre con ella y miembros de la cooperadora a ver si se aprueba. Creemos que es fundamental que todes les estudiantes se sumen a esta pelea para darle fuerza a este proyecto y poder ser más parte de la vida del profesorado, recuperando espacios que hoy se encuentran abandonados y que son de vital importancia para el funcionamiento de la institución”.
En el caso de aprobarse este proyecto, sería el primer terciario de la provincia en poner en pie un buffet autogestionado, marcando un precedente para el resto de los profesorados, que hoy tienen concesiones privadas usufructuando el buffet o la fotocopiadora, que hacen negocios con el bolsillo de quienes estudian o trabajan en dichas instituciones.