Estatuto docente: una reforma para responsabilizar a la docencia por el desastre educativo

Larreta y su ministra Acuña acaban de lograr la aprobación de la reforma del estatuto docente en CABA. Un enorme paro de toda la docencia rechazó de plano la reforma, a pesar de que la conducción burocrática de la celeste de UTE se dedicó a hacer la plancha hasta último momento.

0
1077
paro nacional educación

Esta ley, cocinada a fuego lento durante años, es la coronación de una serie de transformaciones que vienen aplicando hace tiempo, pero que necesitaban de la sanción de una legalidad que las ampare. Y que les dé a la vez un marco para terminar de reventar conquistas históricas de carrera docente, estabilidad laboral y libertad de cátedra.

En resumen, la ley que se votó, incluye la creación de tres nuevos cargos: maestro especialista, maestro coordinador de trayectorias y preceptor tutor. Aunque todavía no está todo el detalle, falta la reglamentación de las incumbencias, lo que queda claro es que se trata de reventar la carrera docente por la antigüedad, para establecer “ascensos” intermedios, que no necesariamente sean cargos de conducción, pero que representen jerarquías entre docentes a partir de la realización de cursos en la nefasta UNICABA. Así, se establecerían jerarquías entre docentes también por diferenciación salarial, aumentando tareas de control de unos docentes sobre otros, sin salir del aula.

La nueva ley también incluye cambios en el acceso a la conducción, con tareas cada vez menos pedagógicas y cada vez más ocupada en controlar la “performance” de la docencia. Un rol más parecido al de capataz que al de directora de escuela.

Los concursos de ascenso y toma de cargos se mantenían en inicial y primaria, aunque el macrismo había destruido las juntas de clasificación docente ya en 2011. Pero con la pandemia aprovecharon para introducir los “concursos” en línea, con lo cual la asignación de cargos se hace de manera como mínimo turbia. Con la reforma que introduce el cambio del estatuto, se abre paso sin duda a los nombramientos a dedo.

La UNICABA o Universidad de la Ciudad, como la promueven en propagandas que cuestan cientos de miles de pesos, fue aprobada en 2018 por esta misma legislatura, también de espaldas a la comunidad educativa, impuesta por sobre estudiantes y docentes de los institutos terciarios. La Unicaba tiene carreras acordes con los lineamientos de los documentos de los organismos internacionales de crédito. Se trata de una formación en la que la/el docente se convierte en una mera repetidora de contenidos prefabricados, administrando cuadernillos que hasta indican en qué orden se hacen las actividades. Todo esto para que el conocimiento después pueda ser “medido” por las pruebas externas, que no tienen nada que ver con la evaluación formativa ni con procesos de aprendizaje constructivos. Lo que además liquida toda perspectiva crítica y toda libertad de cátedra.

Una multitudinaria marcha rechazó la contrarreforma.

Aunque los institutos terciarios se mantuvieron abiertos producto de la enorme resistencia de estudiantes y docentes, lo cierto es que están sufriendo un vaciamiento fenomenal. Recortes de presupuesto, no apertura de materias durante varios cuatrimestres, jubilaciones anticipadas de docentes, son moneda corriente.

La reforma que aprobaron hoy también incluye un artículo para titularizar masivamente docentes de media que revistaban como interinos hasta 2020. Este es un reclamo muy sentido de la docencia porque ¡durante más de 10 años no ha habido concursos de titularización! Pero tampoco los hubo en terciarios y menos aún en los programas socioeducativos, verdaderos reductos de precarización laboral. Y, sin embargo, ni los terciarios ni los socioeducativas entran en la titularización masiva. ¡Quedan por fuera más de 10 mil docentes que corren el riesgo de perder sus cargos ante nombramientos, otra vez, turbios! Y en el caso de los terciarios, la incertidumbre sobre la continuidad.

La conducción de la UTE en manos de la Celeste merece un capítulo aparte. Recién llamó a paro 24 hrs. antes de la votación de la Legislatura. No realizó una sola medida para difundir, explicar, visibilizar de qué se trataba la reforma que tenía entre manos el macrismo. Apenas algún material mal impreso y dejado como al pasar en algunas salas de maestros. Y UN plenario de delegados a las corridas, que seguramente le iba a imponer el llamado al paro si no lo hacían desde la conducción. El discurso de Graciano en el escenario frente a la Legislatura lo dejó bien claro. “Hoy vinimos por la dignidad” como si ya no hubiera nada más que hacer, pero sobre todo como si ellos hubieran hecho algo en serio para que esta reforma no se votara. Y es que tienen que explicar algunas cositas más. Por ejemplo, qué tan distinta es la política educativa del gobierno nacional, cuyo ministro de Educación propone aumentar en una hora la jornada educativa. ¡Cómo si eso resolviera el desastre educativo!

La verdad es que la idea de “aumentar una horita” de clases no es otra cosa que seguir con la campaña de demonización de la docencia, que hace años sostienen todos los gobiernos, responsabilizando a maestras y maestros por el vaciamiento y desfinanciación de la educación pública. El objetivo es imponernos a las y los trabajadores de la educación lo que ya le imponen las patronales a un tercio de la clase trabajadora: la precarización laboral. Escala salarial según “méritos” (cursar en la Unicaba y que los estudiantes aprueben las estandarizadas), imponiendo despido liso y llano a partir de calificaciones por desempeño. El objetivo es reemplazar la educación por una instrucción supuestamente despolitizada, pero al servicio de mantener el orden y la aceptación de un futuro de incertidumbre.

El gobierno no se lo esperaba, pero la docencia hoy rechazó la aprobación de esta ley, con un parazo, que tuvo un acatamiento de más del 80%. Hay más reservas de las que parecían. Porque los dos años de «encierro” en la pandemia dejaron a la docencia atrapada en el discurso corporativo de cuidarse a sí misma sin atender al desastre educativo. Lamentablemente la conducción de Ademys se sumó a esa campaña que llevaba adelante la Celeste, sin contrarrestar la demovilización. Desde la Fuentealba realizamos esfuerzos por sostener, incluso con actividades solidarias, la movilización de la docencia y la denuncia de los avances que estaban haciendo desde el gobierno.

Se abre un nuevo capítulo: el de la resistencia a la aplicación de todas estas reformas nefastas. Que en todas las escuelas se debata qué implica esta reforma, realizar asambleas por escuela y por distrito y las actividades zonales que se decida en cada instancia. Hace falta, como bien viene señalando ahora Ademys, una gran asamblea abierta de toda la docencia, convocada desde todos los sindicatos, para debatir y organizar un plan de lucha que derrote estos intentos. ¡A organizarse por escuela, por distrito y construir la asamblea!

Sumate a la discusión dejando un comentario:

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí