El domingo pasado, en la UPA Nº 5 de Longchamps, una enfermera fue esposada por la policía mientras cumplía sus funciones. ¿El motivo? La policía le exigió que le hiciera un test de alcoholemia a un detenido, y la enfermera, que estaba atendiendo a una persona infartada, se negó a abandonar esa emergencia, claramente de vida o muerte. Además, les explicó a los policías que en la UPA no tenían material para hacer las extracciones que requiere ese test. Ante esto, los policías la esposan para obligarla a hacer el test a la fuerza.

En un comunicado, trabajadores de la salud de la Corriente Sindical 18 de Diciembre consideraron que: «Hacer un relato de violencia policial ya es repetitivo. Cada día nos desayunamos con un nuevo caso de abuso. Esta es la policía del planta-arbolitos Berni, al que el gobierno nacional y provincial no paran de lavarle la cara, porque los necesitan así, como una fuerza criminal, para mandarla a reprimir a los que luchan».

«Llamamos a ATE Sur y a los organismos de derechos humanos de la zona a alguna acción en la calle para exigir la separación inmediata de esta y todos los policías implicados en abusos de autoridad o de género».

«Los trabajadores y trabajadoras de la salud que han muerto y se han enfermado enfrentando la pandemia se merecen ser defendidos de abusos como este».