Enorme jornada de movilizaciones

España: multitudinaria lucha por el derecho a la vivienda

Más de 100 mil personas marcharon en Madrid por el derecho a la vivienda, exigiendo rebajas en los alquileres y los costos de las casas. Hubo protestas en 40 ciudad de España, cuestionando al gobierno y autoridades locales que no hacen nada para resolver la crisis habitacional.

El pasado 5 de abril se realizaron decenas de movilizaciones contra el exorbitante aumento de los alquileres, los desahucios y el costo de la vivienda en España. En total, se registraron marchas en 40 ciudades del país. En la capital, Madrid, la concentración reunió a más de 100 mil personas.

El movimiento fue convocado por una coalición de 4 mil organizaciones. De acuerdo a los organizadores, es la primera jornada nacional por este tema en una década.

Las protestas se realizaron bajo el lema “Acabemos con el negocio de la vivienda”, al cual se le sumaron otras consignas que se corearon por las calles, tale como “ni negocio ni rentistas, la vivienda es para quien la habita”, o “casero culpable, gobierno responsable”.

Entre las principales reivindicaciones del movimiento están la recuperación de las viviendas vacías a causa de la especulación inmobiliaria o porque son utilizadas para el alquiler de temporada a turistas, la realización de contratos de alquiler indefinidos, la prohibición de comprar casas que no sean para habitar y la desarticulación de los grupos de matones contratados por los caseros para las tareas de desocupación.

“La vivienda es un derecho, no el privilegio de unos pocos (…) Están convirtiendo en negocio lo que debería ser un derecho. Te exigen trabajos fijos indefinidos, avales bancarios y no admiten personas con hijos ni con mascotas”. Estas fueron las palabras de Penélope, una mujer de 48 años, cuando fue interrogada por la prensa sobre los motivos que la llevaron a participar de la marcha en Madrid.

El Sindicato de Inquilinas es una de las agrupaciones que hicieron parte de la jornada de lucha. En su caso, además, defienden que es necesario retomar un método de resistencia clásico de las luchas urbanas por el derecho a la vivienda: la huelga en el pago del alquiler.

De hecho, en lugares como Madrid o Cataluña, dos urbes con gran visitación turística, están en curso varias huelgas comunales para lograr una reducción del 50% en los alquileres.

Lo anterior confirma la gravedad del problema de la vivienda en la nación ibérica. Según el Centro de Investigaciones Sociales (CIS), actualmente es la principal preocupación entre la población española. El turismo, la especulación inmobiliaria y la falta de viviendas sociales, son algunos de los factores que provocaron un desequilibrio entre la enorme demanda por vivienda en las ciudades y el aumento exorbitante de los alquileres.

Según las estadísticas brindadas por el Banco de España, en el país se construyen alrededor de 90 mil viviendas por año, pero se forman 250 mil nuevos hogares durante ese mismo lapso de tiempo. Es decir, el déficit anual ronda las 600 mil viviendas. Asimismo, se calcula que hay 400 mil viviendas utilizadas exclusivamente para alquilar a turistas.

Estos números dan cuenta de la gravedad de la crisis de la vivienda en España y porque se tornó la principal preocupación de la población. Es más, la jornada del sábado (5) estuvo precedida por otras movilizaciones masivas, como la marcha del 13 de octubre de 2024 y la del 9 de febrero del presente, que, según las estimaciones del Sindicato de Inquilinas, en ambas ocasiones reunieron a más de 100 mil personas en Madrid.

Eso denota un fortalecimiento del movimiento por el derecho a la vivienda, el cual gana más puntos de apoyo en la sociedad española, particularmente entre las familias de la clase trabajadora, la juventud precariza y la población migrante. Como declaró Valeria Racu, una referente del Sindicato de Inquilinas, “el miedo ahora está cambiando de bando”.

Por último, es importante anotar que el problema de la vivienda es un fenómeno que afecta a varias de las principales ciudades del planeta, ya sea por la sobrepoblación y falta de planificación urbana, o bien, por la especulación inmobiliaria y la gentrificación dinamizada con el turismo de masas.

Pero no se puede perder de vista que estos factores operan a partir de la lógica del capitalismo, donde la vivienda es una mercancía y no un derecho.

Para acabar con esta dinámica perversa donde los valores de uso esenciales para desarrollar nuestras vidas son transformados en valores de cambio para enriquecer a unos pocos, es necesario apuntar contra las bases del sistema, esto es, construir una salida anticapitalista, tal como expuso Engels en Contribución al problema de la vivienda (1872):

“Pero, ¿de dónde procede la penuria de la vivienda? ¿Cómo ha nacido? (…) una sociedad en la cual el propietario de una casa tiene, en su calidad de capitalista, no solamente el derecho, sino también, en cierta medida y a causa de la concurrencia, hasta el deber de exigir sin consideración los alquileres más elevados. En semejante sociedad, la penuria de la vivienda no es en modo alguno producto del azar; es una institución necesaria que no podrá desaparecer, con sus repercusiones sobre la salud, etc., más que cuando todo el orden social que la ha hecho nacer sea transformado de raíz”.

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