Escandaloso fallo de la justicia patriarcal e impunidad para los hijos del poder

Un Tribunal Oral de la ciudad de Rawson, en Chubut, absolvió a tres de los seis responsables de una violación en grupo cometida en el año 2012 contra una menor de edad. Pese a que los acusados admitieron haber drogado y abusado de la joven, las juezas argumentaron "falta de pruebas" y dictaminaron su libertad.

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Días atrás un Tribunal Oral de la ciudad de Rawson, en la provincia Chubut, absolvió a Luciano Mallemaci, Ezequiel Quintana y Leandro del Villar acusados de violar en grupo, en el año 2012, a una chica de 16 años después de haberla drogado.

El hecho tuvo lugar en un festejo por el Día de la Primavera en la casa del nieto – y partícipe del hecho – del exgobernador radical Atilio Oscar Viglione y fue cometido por hijos de políticos y empresarios pertenecientes a familias poderosas de la provincia, vinculadas a la construcción y el negocio inmobiliario.

La joven, tras un doloroso y traumático proceso, pudo denunciar el hecho a través de sus redes sociales en el año 2019 y desde allí fue acompañada por organizaciones del movimiento feminista en la difícil pelea por encontrar justicia. La abogada de la querella, Verónica Heredia, catalogó al fallo como «vergonzoso».

Pese a que los detenidos reconocieron haber drogado y violado en patota a la adolescente durante la fiesta en Playa Unión, las tres juezas a cargo del caso, Karina Brekle, Marcela Pérez, María Laura Martini, dictaminaron su absolución por «falta de pruebas».

Ante el dictamen, el repudio generalizado no tardó en llegar. Organizaciones feministas y vecinas y vecinos salieron a las calles al grito de “Sepan las juezas y los violadores que donde no hay justicia hay escrache”.

Las huellas de la carga machista del fallo y de la ventaja otorgada durante el proceso a los «hijos del poder» son evidentes. No solo hubo sucesivas dilaciones, tres de los seis responsables del hecho fueron sobreseídos anteriormente, entre ellos el nieto de Viglione Esto, incluso luego de que la joven denunció amenazas por parte de sus victimarios. Ella y su familia debieron mudarse producto del hostigamiento sufrido.

En el año 2020, el fiscal que tomó la causa, Fernando Rivarola, decidió cambiar la carátula del caso, pasando de un “abuso con acceso carnal” a un “abuso sexual simple”. Este fiscal misógino fue aún más lejos cuando justificó su decisión al considerarlo un “accionar doloso de desahogo sexual” por parte de los imputados. Encima tuvo el descaro de justificar el hecho al destacar que la víctima se hallaba en “un estado de semi-inconsciencia”.

La justicia patriarcal fue garante de una re victimización cuidando hasta el final a los responsables. Esta etapa se cierra de la mano de una sentencia que incluso no se conoció de manera oficial por las características de hermetismo que tuvo.

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