La primera tarea de toda organización revolucionaria de los trabajadores es separar la paja del trigo y tratar de llevar claridad en un escenario que se presentaba con mucho polvo en el aire: ¿es una huelga por salario? ¿Se trata de una intentona golpista? ¿El reclamo policial es justo? ¿El petitorio policial es un reclamo meramente económico o político? La segunda que viene inmediatamente pegada a la primera es fijar qué postura deben tomar los trabajadores frente al hecho: ¿Es indiferente para los trabajadores que la asonada policial triunfe o fracase? En definitiva: ¿hay que apoyarla repudiarla?
Lamentablemente, una vez más, el FIT-U no solo ha sido incapaz de sacar una posición unificada, sino que además varios de sus integrantes oscilaron entre el mero comentario periodístico, el confusionismo más estéril y el apoyo mal velado. En este caso nos referimos en particular a los artículos y declaraciones que publicaron el PO y el MST en sus organismos oficiales de difusión.
MST: un velado apoyo al reclamo policial
El Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) ha publicado en su página oficial una declaración “ante el conflicto policial bonaerense”. Ya el caracterizar como “conflicto policial” al levantamiento de la bonaerense arroja toneladas de polvo a los ojos de los trabajadores.Si el problema se limitase a la elección de una palabra en el título, el debate sería anodino pero el desacierto cruza toda la declaración del MST.
En su primer párrafo ya afirman que “El conflicto de sectores de la Policía Bonaerense […] ha abierto una crisis política evidente y expresa una combinación particular de elementos de distinto signo”.Y sigue más adelante:“Por un lado, está claro que el rol de control social de la cuarentena y el constante aliento por parte del gobierno nacional y sobre todo de Sergio Berni han envalentonado a esa fuerza, cuya naturaleza es represiva como la de toda policía. […]A la vez, este conflicto es una nueva expresión de la descomposición social más general que cruza todo el país. Al quebrar la verticalidad de su cadena de mandos, incluidos Berni y el gobernador Axel Kicillof, de hecho, debilita su rol como aparato represivo. Y como efecto, la demanda policial de un 56% a 64% de suba salarial y el inmediato sí del gobierno alientan la bronca y el reclamo de trabajadores, en especial los del Estado, cuyos sueldos están más que relegados.”
Este texto no tiene desperdicio. Es una clase sublime de oportunismo y desorientación política. La dirección del MST afirma que el levantamiento de la policía bonaerense es contradictorio en la medida que combina elementos tanto de signo negativo como de signo positivo.
Ya Marx se burlaba de Proudhon quien al analizar las categorías de la economía política las dividía entre su lado bueno y su lado malo.En su célebre “Miseria de la filosofía”, escribió: “Para el señor Proudhon, cada categoría económica tiene dos lados, uno bueno y otro malo. […] El lado bueno y el lado malo, la ventaja y el inconveniente, tomados en conjunto, forman según Proudhon la contradicción inherente a cada categoría económica. Problema a resolver: Conservar el lado bueno, eliminando el malo”. La dirección del MST sigue metodológicamente a Proudhon como una pulga la sombra de un gran danés.
En tan sesudo análisis lo malodel “conflicto policial” sería que manifiesta el envalentonamiento de una fuerza de naturaleza represiva (ya veremos donde queda esa “naturaleza”). Pero el hecho también tiene su lado bueno en la medida que el reclamo de los policías debilitaríasu rol represivo, pondría en evidencia la crisis social y alentaría la bronca de la clase obrera.
Evidentemente en el análisis del MST los elementos positivos son mucho más fuertes que los negativos. Qué importancia tiene el envalentonamiento de una fuerza represiva si el mismo hecho que la fortalece moralmente al mismo tiempo debilita su rol represivo. Y como si esto fuera poco, su ejemplo alienta el reclamo de los trabajadores. El MST casi a elevado a la yuta al grado de vanguardia del proletariado.
Finalmente, no quiero dejar lugar para que se diga que estamos forzando la polémica. La dirección del MST, siguiendo el método pequeñoburgués de tomar lo bueno y rechazar lo malo, deja claramente establecido que apoya las nueve decimas partes del programa de la asonada policial y que solo objeta uno de los puntos. Así lo escriben:“Junto a la suba salarial, democratizar la fuerza y derecho a sindicalizarse, el pliego policial de reclamos incluye el punto 14 contra las “represalias”: sumarios, arrestos, desafectaciones, traslados. [Este punto] Lo rechazamos de plano, ya que implica impunidad para la violencia y demás delitos de la Bonaerense”.Es decir, que el 93% del programa policial es progresivo, el único problema de la gesta policial es ese último punto con el cual el MST sí que no transa.
Y para que el desbarranque sea absoluto faltaba el lamento porque los policías no reclamen “un punto necesario como la no represión a las protestas sociales: luchas obreras, tomas de tierras, marchas ambientalistas, etc.”. Este reclamo ya es de una ingenuidad incalificable: la dirección nacional del MST le pide a una fuerza que según ellos es “naturalmente represiva” que se oponga a la represión. En fin…
PO: el triunfo de la yuta hará avanzar la conciencia de los trabajadores
El caso del Partido Obrero (PO) es un poco diferente. Entre el lunes y el martes en las páginas de Prensa Obrera se pueden encontrar tres artículos sobre el motín de la Bonaerense. Los dos primeros escritos por Daniel Rapanelli y el último,luego de las declaraciones de Alberto Fernández, escrito por Gabriel Solano que no modifica en nada el análisis.
Al igual que la dirección del MST, el PO también práctica el oportunista método del “lado bueno y el lado malo”. Si bien es cierto que el POno llama a apoyar al motín policial, también es verdad que de sus disquisiciones entre “lo bueno y lo malo” se desprende que el conflicto genera objetivamente mejores condiciones para la lucha de los trabajadores. Esto explica que el PO no haya esbozado ninguna línea de acción para los trabajadores. Para el PO, la asonada policial no amerita ninguna intervención de la clase obrera más que hacer la plancha y esperar los frutos de la crisis. Esto no es gratuito y es heredero de un objetivismo rampante que desarma a los trabajadores.
En un artículo publicado el 8 de septiembre, Daniel Rapanelli escribe: La crisis con la Bonaerense tiene un efecto cascada y varias aristas. […] A pesar de su sesgo reivindicativo (aumento de salarios y mejoras en las condiciones laborales), los motines en las fuerzas de seguridad son la evidencia de una descomposición más general del aparato estatal y de su columna vertebral que son las instituciones represivas”. Mas adelante afirma:“Una consecuencia de la exigencia de “salariazo” policial en el marco de un enorme retraso salarial de los trabajadores será el avivamiento de los reclamos salariales de todos los trabajadores. […] La cuestión de la extensión del conflicto salarial no solo se presenta con el resto de los estatales bonaerenses, sino con las policías de las demás provincias y a su turno con todos los estatales”. Aquí, lo “bueno”.
Pero como la crisis tiene “varias aristas”, el PO no pierde de vista que, junto a las medidas reivindicativas y a la descomposición estatal, están otros elementos no tan progresivos. Así afirman que “la `movilización de la Bonaerense´ sale al cruce contra toda investigación y castigo a los policías ejecutores del asesinato de Facundo Astudillo Castro y pretende asociar su suerte a la de los responsables políticos de este crimen de Estado”. Aquí, lo “malo”.
Otra vez lo mismo: de los “elementos de distinto signo” del MST pasamos a “una crisis con varias aristas”: las buenas y las malas.
Pero si el MST se inclinaba por un “apoyo crítico” a la gesta policial, el PO se abstiene de plantear línea de acción alguna, porque según ellos mismos, la capitulación del gobierno a los amotinados traerá como consecuencia un avance en la conciencia de los trabajadores. ¿No me creen? Leamos al PO: “Un aumento a la policía expondrá con mayor claridad la naturaleza capitalista de un régimen que le hace pagar la crisis a los trabajadores sacrificando los salarios y jubilaciones al FMI y a los fondos buitre mientras lubrica al aparato represivo para frenar la protesta popular”.
Una política disparatada y oportunista
La separación de la realidad entre lo bueno y lo malo como si se tratara de la disección del sapo es el método propio del oportunismo que nada tiene que ver con el marxismo y que lleva al desbarranque político. Lo cierto es que la realidad es una sola con todos sus elementos y que debe ser valorada en su totalidad.
En primer lugar, es necesario dejar las cosas en claro. Lo de la policía bonaerense no es un “conflicto” como la prensa suele llamar a las huelgas docentes, de los trabajadores de la salud o de cualquier otro sector de trabajadores. En este caso estamos ante una asonada policial, un motín, una sublevación que tiene como objetivos tanto el mejorar las remuneraciones del personal del aparato represivo provincial, como su equipamiento y entrenamiento. Y, finalmente, frenar todos los sumarios, denuncias y causas abiertas contra el personal policial.
En este sentido, la única posición válida para una organización de los trabajadores es el repudio y rechazo activo.
Desde ya que la asonada policial es una manifestación de crisis tanto para el gobierno provincial como para el gobierno nacional. Pero decir que al gobierno le estalla una crisis y nada más es decir poco y nada. No toda manifestación de una crisis es positiva. No todo problema que le estalla al gobierno es una piñata con juguetes y caramelos. Las tensiones acumuladas pueden estallar por izquierda o por derecha dependiendo de qué sector social la encarna y con qué programa. No identificar este fenómeno, elemental para cualquier socialista revolucionario, te puede llevar ora a marchar con la Sociedad Rural y los sojeros del campo, ora a marchar con Blumberg reclamando mano dura.
La crisis social, la crisis económica, la larga pandemia que no encuentra un horizonte claro y el fortalecimiento relativo de los sectores más de derechas que se visualizaron en los últimos meses son la base material en que se sostiene la asonada policial. Pero esta manifestación de la crisis es un coletazo reaccionario que debe ser repudiado y combatido. Un triunfo de la bonaerense no puede traer nada bueno para los trabajadores.
Sostener que la ruptura de la cadena de mandos de las fuerzas represivas es en sí mismo un hecho positivo es una burrada sin parangón. Es como confundir el amotinamiento del acorazado Potemkin con el alzamiento carapintada de Aldo Rico.Además, es oportuno hacer notar que el tan mentado debilitamiento de la cadena de mandos es un conflicto parcial que se subsana con relativa rapidez una vez que los amotinados consigan lo que están buscando y retornen a sus funciones: la represión de los trabajadores, las mujeres y la juventud.
El PO y el MST coinciden en que el triunfo del amotinamiento policial fortalecerá los reclamos de los trabajadores. Si esto es así, deberían llamar abiertamente a apoyar la lucha policial.
Esta política genera el confusionismo más peligroso en la medida que llama a la identificación de los intereses de los trabajadores con el de la policía bonaerense igualando a las fuerzas de represión con la clase trabajadora.
Pero no solo es un atentado a la conciencia obrera, además es falso desde el punto de vista de los reclamos sindicales más inmediatos. Por un lado, porque destina los magros fondos nacionales a financiar a las fuerzas represivas. Y por otro porque la eventual capitulación del gobierno de Alberto Fernández y de Axel Kicillof supone un triunfo de los policías y un fortalecimiento de las fuerzas represivas y el Estado burgués frente a los trabajadores.
La izquierda debe plantear claramente que las reivindicaciones de los policías no tienen nada que ver la lucha de los trabajadores contra el ajuste. Es necesario barrer con toda esa basura confusionista mediante la explicación paciente y el llamado a la movilización contra esta asonada reaccionaria. Tanto el apoyo crítico del MST como el abstencionismo del PO son dos posturas criminales que atentan contra los intereses de los trabajadores, debilitan su conciencia de clase y la desarman frente a la las fuerzas represivas y al Estado burgués.