Los casos de dengue en el país ya alcanzaron los 180.000 casos positivos en los primeros tres meses del 2024. Se trata de una cifra 11 veces más alta que la registrada durante el mismo período del 2023. El año pasado los casos habían llegado sólo a 8.3000.
La respuesta del gobierno es la de dejar que la epidemia siga su curso. Es «libertad» para que la gente se contagie y muera.
Como son un gobierno de atraso enemigo de la ciencia, también impulsan una política oscurantista y anti sanitaria. No solamente se niegan a financiar la vacunación, también lanzan una campaña de desinformación para poner dudas sobre las vacunas.
“La vacuna ha sido probada por años. Esto no es covid, donde necesitábamos una vacuna rápida y se obtuvo para uso de emergencia. Esta vacuna lleva cinco años de estudios clínicos. Ha sido probada y aprobada hasta por la Agencia Europea de Medicina, que todo el mundo respeta y sigue”, dijo Ernesto Resnik en AM750.
A la vez, el gobierno deja que se disparen los precios de los repelentes de mosquitos en medio de una epidemia. Oscilan entre los 18 mil y los 23 mil pesos.
Desde el comienzo de la temporada de dengue hubo 129 fallecidos en el país, la cifra más alta registrada en la historia. Si bien la mayoría de los contagiados presenta síntomas gripales fuertes sin mayores riesgos, los casos de peligro aumentan de la mano de la explotación de los contagios.
Cambio climático y dengue
Según la bióloga del CONICET Victoria Micieli, actualmente circulan en la Argentina 2 de los 4 serotipos conocidos de dengue. «Cuando circulan más de un serotipo o serotipos diferentes a los que han circulado en temporadas previas se pueden dar las formas graves de dengue». Estas son las llamadas formas hemorrágicas de la enfermedad, caracterizada por graves síntomas gastrointestinales y por hemorragias de distinta gravedad.
Esta variable de la enfermedad se da principalmente cuando una persona que ya contrajo uno de los serotipos es nuevamente infectada por un serotipo distinto. Y el aumento exponencial de los contagios aumenta obviamente las posibilidades de que esto suceda.
El cuadro, de por sí grave, empeora teniendo en cuenta que los estragos generados por el cambio climático en los distintos ecosistemas del país promueve la expansión del mosquito y la persistencia de los contagios a través del tiempo. Actualmente los casos se concentran en el norte y centro del territorio.
Las provincias más afectadas son Buenos Aires, Chaco y Santa Fe, que acumulan entre las tres más de 60.000 positivos. Aún así, hay registro de contagios en las 24 provincias, una situación atípica que expone una nueva expansión territorial de la enfermedad.
Colapso sanitario
Médicos y epidemiólogos advierten que la situación es claramente una de claro riesgo epidemiológico. Hay que tener en cuenta que las condiciones climáticas (fuertes lluvias seguidas por aumentos periódicos de las temperaturas) promueven la reproducción del mosquito durante largos períodos. A esto se suman el millón y medio de contagios registrados en Brasil, así como otros 160.000 en Paraguay, que facilitan la circulación regional del virus.
Por si los números no fueran suficientemente claros, la situación sanitaria despeja cualquier duda al respecto del riesgo epidemiológico. En hospitales de distintas provincias ya comenzaron a posponerse y reprogramarse todas las cirugías no urgentes para liberar camas para los enfermos graves de dengue. Día a día se replican las imágenes de guardias colapsadas y filas que dan la vuelta a la manzana para realizarse tests de dengue.
La situación hospitalaria ya muestra elementos de colapso real y se espera que los casos sigan aumentando al menos durante varias semanas. Todos los datos exigen una acción inmediata por parte del Estado nacional para evitar el aumento de los contagios y ampliar la capacidad hospitalaria.
Negacionismo epidemiológico
Pero el gobierno de Javier Milei continúa negándose a tomar cualquier tipo de medida. En las últimas horas, el vocero presidencial Manuel Adorni declaró que el dengue «no está en agenda». Un intento por rebajar la gravedad de la situación, a pesar de que tanto en Brasil como en Paraguay ya se declaró la emergencia sanitaria por la epidemia. El gobierno se negó incluso a incluir la vacuna del dengue en el calendario de vacunación anual.
El negacionismo climático de Milei (quien dice que el calentamiento global es un avatar marxista) se replica en su negacionismo epidemiológico. Adorni aprovechó su conferencia para poner en duda la «eficacia» de la vacuna. Un argumento falaz, oscurantista y anticientífico. La vacuna contra el dengue ya fue aprobada por el sistema público argentino a principios del 2023 y es eficaz para prevenir el contagio masivo. De hecho ya circula en el país, pero de forma privada y con un costo que ronda los $70.000.
Con casi el 60% de la población debajo de la línea de pobreza, el acceso a la vacuna es imposible para millones de argentinos. De hecho, los sectores más afectados son claramente los de menores recursos. No sólo por el no acceso a la vacunación sino porque las paupérrimas condiciones de vida (hacinamiento y deficiente urbanización) en los barrios periféricos del país facilitan los contagios.
La negativa del gobierno mileísta a tomar medidas respecto al brote de dengue es una muestra más de su absoluto desprecio por la vida de la población trabajadora del país. Milei prefiere ver guardias colapsadas y muertes evitables que tomar medidas presupuestarias para ampliar la capacidad sanitaria en condiciones de crisis epidemiológica. Eso significa la motosierra en el ámbito de la salud pública.
Y donde estan los mosquitos ahora? Al final, tenia razón con que era innecesarias esas vacunas de mrda, por que han desaparecido los mosquitos jajaja. Lumilagro