Crisis política en el país andino

Elecciones en Ecuador: en medio de acusaciones de fraude, gana la derecha autoritaria de Noboa

El Tribunal Electoral declaró vencedor a Noboa en las elecciones. Pero la candidata opositora, Luisa González, denuncia un fraude y exigen un recuento de los votos.

El día de ayer se realizaron las elecciones presidenciales en Ecuador, las cuales le dieron la victoria al derechista Daniel Noboa.

Según el Tribunal Electoral, el presidente se reeligió al obtener un 55,85% de los votos, mientras que González obtuvo un 44,15%. Pero la oposición denuncia un fraude y exigen un recuento de los votos. 

Unas elecciones polarizadas: entre la narco-violencia y el recuerdo del correísmo

Ecuador culminó ayer el camino a las elecciones, uno lleno de contratiempos. Recordemos que, tras la salida anticipada del ex-presidente Lasso en 2023, se convocaron a elecciones anticipadas para elegir un gobierno para terminar el periodo presidencial de Lasso. 

En dichas votaciones se enfrentaron Daniel Noboa (Acción Democrática Nacional) y Luisa González (Revolución Ciudadana). Como es sabido, en aquel momento el primero ganó las elecciones para gobernar el país hasta 2025.  

Por este motivo, en febrero de este año se realizó la primera vuelta electoral en Ecuador, la cual dio como resultado un empate entre Noboa y González con alrededor del 44% de los votos para cada uno. Así, llegamos a una segunda vuelta, marcada por discusiones sobre la narco-violencia y los problemas económicos que azotan al país. 

Cabe resaltar que este fue un proceso polarizado, entre quién era vista como la heredera del correísmo (González) y el continuismo que declaró la “guerra interna a las pandillas” y usó las distintas plataformas del Estado para apoyar su campaña electoral (Noboa).

González, candidata por Revolución Ciudadana (RC), se centró en desvincularse del correísmo con un giro conservador, como indica la la BBC: “Ha hablado, por ejemplo, de que no se va a permitir que hagan operaciones trans a nuestros niños, en un discurso para acercarse al segmento más conservador, principalmente en Guayaquil”. Asimismo, González también propone deportar a las personas venezolanas refugiadas y suavizó su discurso respecto a los Estados Unidos.

Al mismo tiempo, buscó formar una especie de acuerdo electoral y ganar el apoyo del Pachakutik, el partido del movimiento indígena en el país. Fruto de esto fue la firma de un acuerdo con 25 puntos, con el fin de ganar el voto del sector indígena (distanciado del correísmo por las políticas extractivistas y represivas contra los pueblos indígenas durante la presidencia de Correa). 

En el caso de Noboa, el “presidente-candidato” proviene de una de las familias más importantes de la burguesía ecuatoriana. Su campaña giró en torno al autoritarismo y parecer un “líder fuerte”, mantener una cercanía con Trump y asustar con el “regreso del socialismo” a Ecuador si ganaba González. Esta fue su táctica para evadir los cuestionamientos en su contra debido al desgaste que acumula como presidente en funciones. 

Por ello, se centró en buscar apoyos del imperialismo yankee y ganarse la “bendición de Donald Trump”, asemejarse a Bukele y crear alianzas con grupos de mercenarios estadounidenses, como Blackwater. 

La carrera electoral se encontraba tan cerrada que ningún analista o medio se atrevió a dar algún pronóstico sobre el posible ganador. 

Sumado a eso, Noboa declaró el estado de excepción 24 horas antes de dar inicio a las elecciones (es el noveno decreto desde que asumió la presidencia). Esta es una medida reaccionaria y antidemocrática, pues las votaciones se realizaron bajo un clima represivo, con el agravante de que el presidente en funciones era candidato al mismo tiempo. 

Fue hasta ayer 13 de abril que se dio a conocer el resultado de la contienda. Al final de la jornada, según declaró el tribunal electoral del país con un 90% de las actas escrutadas, Noboa ganó la elección con un 55,85% de los votos, mientras que González obtuvo un 44,15%.

Por su parte, González salió a denunciar un fraude electoral, y dijo que iba a pedir un recuento de votos urna por urna. Según dijo, la combinación entre el estado de excepción, el uso del régimen en favor de la campaña de Noboa y el cierre de fronteras (para evitar que ingresarán observadores internacionales) eran tácticas dirigidas a cometer fraude. A esto se le suma la denuncia del ex-candidato presidencial de Revolución Ciudadana, Andrés Arauz, quién publicó actas de votos sin la respectiva firma de los miembros de la Junta Receptora de Votos en lugares donde ganó Noboa.

Por otra parte, es un hecho que la campaña electoral estuvo corrida a la derecha en todos sus frentes, pues ambos candidatos dieron soluciones punitivistas para enfrentar la crisis provocada por la narco-violencia. El hecho de que González girase a la centro derecha y que no presentará un contrapunto por izquierda al gobierno y propuestas de Noboa, sin duda ayudó a que el debate electoral se diera en el terreno que más favorecía al gobierno y eso pudo influir en el resultado electoral.

Un país en crisis estructural: narco-violencia, crisis energética y económica 

La crisis producto del ajuste económico

Durante el gobierno de Correa, Ecuador experimentó el boom de los commodities. Esto le permitió aplicar medidas asistencialistas que, hasta cierto punto, mejoraron la calidad de vida de algunos sectores. Sin embargo, varios años después esa bonanza se acabó y las consecuencias no tardaron en hacerse sentir.

Actualmente, Ecuador es uno de los países con más deuda externa y sus “compromisos” con el FMI ascienden a US$ 8.600 (datos correspondiente a enero del 2025). En 2023, la deuda pública del gobierno central ascendía al 60% del PIB. Esto coloca en cuestión el margen que tenga el próximo gobierno, pues se enfrentará al “reto” de obtener mayores ingresos. En esa línea, por ejemplo, el actual gobierno de Noboa, dió un paso al incrementar el IVA del 12% al 15% para financiar la construcción… ¡de más cárceles!

Para el 2024, la pobreza en el país se ubicó en un 28%, mientras que la pobreza extrema llegó al 12,7%; además, más de la mitad de las personas con empleo ganaba menos de un salario mínimo. Ya en enero del 2025, la informalidad llegó al 56% y el desempleo se ubicó en un 3,8%.

Cabe remarcar que estos elementos de crisis y ralentización económica, constituyen el caldo de cultivo para que se incremente la violencia y la degradación social en Ecuador, un aspecto que el discurso punitivista de Noboa (y ahora replicado por González) deja de lado.

La crisis por la narco-violencia

Más allá de la actual coyuntura de elecciones, Ecuador entró en los radares regionales por la espiral de violencia en la cual está envuelto en los últimos cinco años. Dicha violencia viene de la mano con el crecimiento del narcotráfico en el país sudamericano.

Resulta que, al ser un país dolarizado, sumado a la enorme corrupción y los vínculos del narcotráfico con otros sectores de la economía, la economía ecuatoriana presenta muchas facilidades para que el país sea un centro regional de operaciones financieras del narcotráfico.

Allí se asientan distintos grupos delictivos, desde el cartel Jalisco Nueva Generación (México) hasta la mafia albanesa. Y estos grupos se vinculan con diversas áreas de la economía ecuatoriana, por ejemplo, la banda “los Lobos” (vinculado a Jalisco Nueva Generación) mantiene el control sobre una gran parte de la actividad minera.

Incluso, la familia del actual presidente y candidato, Daniel Noboa, se encuentra en medio de escándalos, ya que a Europa llegaban contenedores llenos de bananos y cocaína procedentes de empresas de la familia Noboa. Sólo en Turquía, durante abril del año pasado, se detectó un cargamento procedente del puerto de Guayaquil (Ecuador) con 600 kilos de cocaína. Además, se estima que alrededor del 57% de los cargamentos de banano que salen rumbo a Europa llegaron con droga.

Durante el corto periodo de la presidencia de Noboa la espiral de violencia se acrecentó. Según las estadísticas, enero de 2025 fue el mes más violento en los últimos años, con 781 muertes. Frente a este problema, como ya señalamos, ambas candidaturas sólo muestran una salida punitivista que no resuelve el problema social del narcotráfico.

En esa línea, Noboa contrató hace unos días al grupo estadounidense Blackwater (grupo de “seguridad privada” -mercenarios- que participó en la ocupación estadounidense en Iraq) para que “ayudaran” con la situación de la violencia de las pandillas. Sin embargo, el fundador Erick Prince, quién llegó a Ecuador hace unos días, salió en las redes del Ministerio de Seguridad ecuatoriano haciendo campaña en favor de Noboa.

Dicho contrato muestra que, el gobierno actual de Noboa, es cipayo del imperialismo yankee. Por ejemplo, cerró dos acuerdos con militares estadounidenses, a pesar de tener una prohibición constitucional: 1) instalar una base militar yankee en las islas Galápagos -que de paso, podría convertirse en un ecocidio-, y 2) reabrir  la base militar en Manta, la fue cerrada en 2010 por la entrada en vigencia de la ley constitucional que prohibía las bases militares extranjeras.

Además, Noboa intenta mostrar una cercanía con Trump, tal como señala The New York Times: “El presidente fue uno de los pocos líderes latinoamericanos invitados a la toma de posesión de Trump, y ambos mantuvieron una reunión el mes pasado en Mar-a-Lago, el club privado de Trump en Palm Beach, Florida”. 

Lo cierto del caso, es que no se puede resolver un problema social y económico como el narcotráfico a punta de cárcel y represión, como pretende hacer Noboa. Tal como lo señalamos en el caso mexicano: la guerra contra las drogas demostró ser un fracaso y sólo beneficia a los grandes burgueses vinculados a las actividades delictivas,  a la vez que se traduce en violencia contra los sectores explotados.

La crisis energética 

El problema del narcotráfico no es el único que atraviesa a Ecuador. El país también atraviesa una seria crisis energética. Desde el año pasado, son recurrentes los cortes de electricidad de hasta 14 horas continuas. 

Este problema se vincula con la poca inversión en el sector. El gobierno de Correa, con el boom de los commodities, invirtió en represas para generar energía hidroeléctrica. Sin embargo, luego de que pasará el boom y productos como el petróleo bajaran de precio, las inversiones en este tipo de áreas fueron recortadas. 

A eso se le suma la crisis climática provocada por el extractivismo capitalista y el daño ecosistémico en la naturaleza. Por ello, las sequías afectaron severamente al Ecuador en 2024, disminuyendo la generación energética. 

Las extensas horas sin electricidad representan un problema con consecuencias múltiples e interrelacionadas (es la lógica de las policrisis). Las pérdidas económicas por $12 millones en productividad y ventas por cada hora de apagón, le da mayor margen a las actividades de los grupos criminales y representa un problema social, pues muchas personas menores de edad son excluidas de las escuelas por el incremento en los costes de matrícula. En otras palabras, se configura un círculo de crisis, exclusión social y fortalecimiento del crimen organizado. –

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