Estas elecciones se llevarán adelante prácticamente a 30 años de la fundación de la CTA original, el balance no puede ser más lapidario: el proyecto de «Central de masas» terminó en un fracaso total y en la disputa del aparato entre camarillas alejadas de las luchas y necesidades  de lxs activistas y trabajadorxs que confiaron en la propuesta.

Todo lo contrario al «Grito de Burzaco», donde  se proponía «un nuevo modelo sindical» en base a cuatro puntos: 1. Autonomía sindical respecto del Estado, los patrones y partidos. 2. Democracia sindical, rechazando las estériles divisiones y el sectarismo. 3. Apertura a otras organizaciones sociales. 4. Revalorizar la ética gremial.

Cuatro puntos que contrastan con la actual realidad, donde asistimos a la mayor integración política de la CTA Autónoma tanto al Estado como al gobierno del Frente de Todos, expresado en la presencia de Claudio Lozano como Director del Banco Nación, y del fundador de la CTA y dirigente histórico de ATE, Víctor De Gennaro, como concejal por el Frente de Todos de Lanús.

Son 30 años de verso que dejan al desnudo un proyecto que, más allá de los discursos «clasistas», nunca impulsó de verdad la independencia política de la clase obrera; siempre fue un proyecto donde los trabajadores  cumplían el rol de furgón de cola de cuanto sector burgués supuestamente «progresista»  apareciera en el camino.

Se pueden tomar muchos ejemplos para demostrar esto, pero hay dos que sintetizan esta orientación. El primero fue su oposición carnera a echar a De la Rúa cuando se desarrollaron las Jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001, dejando a la luz su completa subordinación a la legalidad de las instituciones burguesas cuestionadas por la movilización popular. La segunda tiene que ver con las disputas y diferencias que produjo  dentro de la Central la actitud a tomar con el kirchnerismo, que terminó de eclosionar alrededor del conflicto abierto por la «resolución 125» con los capitalistas del campo, donde la actual CTA A apoyó al «campo» y el sector de Yasky apoyó al gobierno, demostrando en los hechos que ambos sectores carecen de una política independiente de los sectores patronales en pugna, que ponga sobre la mesa la defensa de los intereses de la clase obrera.

Finalmente el verso se acabó y ambas fracciones  están integradas en distintos niveles  al gobierno y al partido gobernante, y son responsables en estos últimos años del ajuste que el gobierno viene implementando, agravado en los últimos meses por el acuerdo entreguista con el FMI, cuyas consecuencias están dejando a la mayoría de los estatales debajo de la línea de pobreza.

Ese es el motivo por el cual ATE y la CTA A no han llamado a ningún paro nacional. Es realmente dificil «dibujar» ser oposición cuando la integración es tan grande, esto también trae sus consecuencias a nivel de la democracia sindical, donde en los últimos tiempos la conducción Verde de ATE está realizando las mil y una maniobras en las elecciones de junta y delegados para desalojar al activismo opositor y acallar toda voz de protesta, llegando al colmo de «indultar» a personajes nefastos como Darío Silva, Secretario General de ATE Morón, conocido como colaborador de la intervención macrista del Htal Posadas, que dejó en la calle centenares de compañerxs, y patotero que agredió no sólo a trabajadoras y trabajadores del Posadas, sino también a compañerxs delegados en un Congreso de ATE en La Plata.

Más allá de las promesas del «nuevo modelo sindical» propuesto originalmente, donde se resaltaba la «afiliación directa» como el summun de la participación democrática, la realidad es que nunca las elecciones de la CTA fueron un ejemplo de transparencia democrática; recordemos las acusaciones de fraude cruzadas en el año 2010 que derivaron en la posterior ruptura. La próxima convocatoria del 11/8 no será la excepción, si tenemos en cuenta que se declara un padrón inflado de 1.300.000 afiliados, que incluye decenas de miles afiliados directos y organizaciones sociales y una organización electoral completamente manipulada de 2.670 mesas de votación dispersas por todo el país, que hace impracticable cualquier fiscalización. Estamos ante un fraude organizado, donde el ganador está determinado de antemano y es el sector dirigente que domina el aparato.

Se conformó la Multicolor

A pesar de todas las trabas y limitaciones, es necesario dar la pelea política para darle un canal de expresión y organización al activismo y las bases de los gremios que conforman la CTA A, para recuperar la Central y cambiar la orientación actual de sometimiento a los dictados del gobierno y colocarla al servicio de la lucha de los trabajadores estatales.

Con este objetivo, desde la Lista Gris de ATE – Corriente Sindical 18 de Diciembre, junto a todos los sectores antiburocráticos hemos conformado la Lista Multicolor,  que integra a la mayoría de los delegados, juntas, sindicatos y seccionales, que salieron a luchar, a pesar de la entrega de la CTA Autónoma, como la AGD-UBA, ADEMyS, ATE Lomas y Alte. Brown, activistas de la gran huelga autoconvocada de “los elefantes” de Neuquén, lxs trabajdorxs del Hospital Posadas, que enfrentaron a la avanzada de Macri con la colaboración de ATE, las comisiones internas de Interjuntas de CABA y muchos más.

Sumate a la campaña de la Multicolor y la CS 18 Diciembre para impulsar un programa de lucha que rompa con el gobierno del pacto con el FMI, que la Central se defina por un paro general por un  salario mínimo de $160.000 ajustado por inflación, para terminar con los contratos y la precarización laboral y por la defensa de los convenios colectivos. Por la unidad de ocupados y desocupados. Que la plata salga de los capitalistas, empezando por subir las retenciones al 50% y del no pago de la deuda externa.