En suma, el salario avanzó un 83% en ese período, mientras que la inflación fue del 107%, un verdadero desplome.
A pesar de ello, el gobierno salió a festejar el último dato, afirmando falsamente que «los salarios le están ganando a la inflación», debido a que en el dato de abril (8,8% de inflación) la variación salarial según este índice habría sido del 16%.
Por supuesto, se trata de burda tergiversación, cuando no directamente una mentira, afirmar que el salario está ganándole a la inflación por la publicación de ese último dato. Si se mira la tendencia completa, la caída es estrepitosa y la recuperación debería recorrer todavía mucho camino para recuperar lo perdido sólo desde diciembre 2023, mucho más si consideramos el deterioro salarial arrastrado por los últimos gobiernos. En términos reales el salario real viene de una baja tendencial por lo menos desde 2015. Y Milei la está profundizando.
Aparte de esto último, la afirmación del gobierno es cuestionable también porque, según afirma el propio organismo que elabora el índice, el RIPTE no es un indicador que refleje fielmente la dinámica salarial ya que no fue elaborado con ese propósito sino para calcular los haberes jubilatorios.
Esto significa que ya de por sí es un pantallazo parcial y distorsionado de la realidad del salario en Argentina. Además de la obvia exclusión del sector informal (con salarios promedios muchos más bajos y sin mecanismos de paritarias), el índice sólo toma en cuenta los componentes remunerativos, no toma en cuenta los puestos de trabajo con una antigüedad menor a 13 meses (de hacerlo, «tiraría» el índice más hacia abajo) y no contempla a trabajadores registrados que tienen otras cajas previsionales.
El otro dato que echa por tierra las fantasías del gobierno de que «el salario le está ganando a la inflación» tiene que ver con la dinámica del empleo, que viene también en caída libre producto de la grave recesión inducida por el ajuste de Milei.
En un contexto en el que se registra un aumento del desempleo (127.000 despidos aprox. en el sector privado desde septiembre 2023 y 21.000 en el sector público, que van a continuar según el gobierno) está claro que la dinámica no va a ser de recuperación salarial. La tendencia es a que se profundice la caída o, cuanto mucho, se produzca un estancamiento.