El gobierno anunció a través de la cartera de Luis Caputo que llevará el salario mínimo vital y móvil a los $180.000 en febrero y a $202.000 en marzo. Se trata de un aumento del 30% respecto a diciembre ($156.000), mientras que la inflación proyectada para el mismo período podría pasar el 80%.
Hace pocos días, Milei había dicho que no fijaría el precio de salario mínimo, negándose a dar un aumento. Ahora se decidió por fijar un aumento miserable, que es en realidad legalizar un recorte general de salarios. La espiral inflacionaria de los últimos dos meses (provocada voluntariamente por las medidas del propio Milei) licuará el 50% del valor real del salario mínimo.
No hace falta aclarar que con $180.000 no alcanza para vivir. Hoy la Canasta Básica (que mide la línea de pobreza) está en $596.000, según el INDEC.
Al mismo tiempo, todas las asignaciones, programas y demás prestaciones atadas al valor del salario mínimo (asignaciones, Potenciar Trabajo, Becas Progresar) perderán también el 50% de su valor. Lo mismo en el plano impositivo. El piso del Impuesto a las Ganancias bajará en términos reales y más trabajadores lo pagarán.
Pero los sectores más perjudicados serán los más empobrecidos y precarizados. Los trabajadores cuyos salarios están directamente atados al SMVyM y que no cuentan con el marco de un convenio colectivo de trabajo ni están sindicalizados.