
Para la franja mejor paga de los salarios, se pasó de salarios de $44.160 (más de 3.000 dólares) en 2015 a $98.481 a finales del 2021. Nominalmente en pesos, los salarios de esta franja aumentaron más del 100%. Pero en dólares se cayó de los 3.000 a tan sólo 487 dólares.
Esta tendencia cruza toda la escala salarial (los salarios altos, los medios y los bajos) pero con particular énfasis en las franjas peor pagadas de los trabajadores. Hacia el último trimestre del 2021, el ingreso promedio de la franja peor remunerada de la sociedad fue de $5.953, apenas 29 dólares. En 2015, este sector cobraba alrededor de $3.000, 209 dólares de ese entonces.
Para dimensionar la pulverización salarial de los últimos años no hace falta más que señalar que esos 209 dólares que cobraba la franja peor pagada en 2015, están bastante por encima de los 159 dólares, el ingreso per cápita de la Argentina post – pandemia.
El más bajo de la región
Argentina se ubica bien por detrás de sus vecinos en términos de salario real. Los 159 dólares promedio per cápita de la Argentina se quedan cortos contra los US$267 de Brasil, US$763 en Chile y US$1840 en Uruguay.
Este es un hecho reciente, ya que post – 2001 la relación había sido la inversa. Justamente por eso, apenas asumido su cargo, Macri comenzó una campaña anti – salarial allá por el 2015. Se decía que «los salarios argentinos son muy caros» y que eso «espanta» a los inversionistas.
Dicho y hecho: Macri se ocupó de iniciar la pulverización de los salarios con cuatro años de ajuste ininterrumpido. Pero esta constante rebaja salarial no surgió deus ex machina. Por el contrario, partió de las exigencias de la burguesía argentina, que viene exigiendo hace años «nivelar» los salarios en dólares al resto del mundo para ganar competitividad.
¿Qué significa esto en criollo? Rebajar los salarios en dólares hasta que un trabajador argentino cobre lo que cobra un trabajador migrante en los talleres chinos, por poner un ejemplo.
Pero sucede que ahora, bajo un nuevo gobierno peronista, el ajuste salarial no se detiene sino que se profundiza. No hace falta más que dejar correr los días para ver cómo semana a semana la inflación «se come» los salarios.
Y no hay otro camino posible si el gobierno pretende cumplir los sagrados objetivos impuestos por el FMI. Para revertir la miseria salarial que se vive en la Argentina no hay otro camino posible que afectar las ganancias de las principales empresas y multinacionales del país. Esas mismas empresas que desde el 2015 vienen quejándose de «lo caros» que son los trabajadores argentinos.