Tras el fracaso de los superpoderes en la votación particular y la caída de la Ley Ómnibus, Milei intenta refugiarse en su superministro Luis Caputo. Un discurso retórico repetido al infinito por el gobierno: cuando pierde, finge demencia.
Fue el propio Milei quien dijera en repetidas oportunidades, durante la campaña presidencial, que «no hay plan B». Una de las pocas verdades (tal vez la única) dichas por el presidente ultraderechista en su corta carrera política.
Milei llegó al gobierno con un programa neoliberal y reaccionario, con intenciones bonapartistas de desafiar al régimen democrático y a sus instituciones (entre ellas, el Congreso). El estrepitoso fracaso sufrido por la Ley Ómnibus el día martes, sumado a las medidas cautelares y fallos parciales contra el DNU y el Protocolo Antipiquetes, configura un primer y fuerte traspié de ese plan.
Ante la derrota, el mileísmo optó nuevamente por jugar al desentendido. Este miércoles, el ministro de Economía Luis Caputo declaró públicamente que la caída de la Ley Ómnibus no afectaría los planes del gobierno y, particularmente, de la cartera que dirige.
«Como ministro no se me va la vida en esa ley porque es muy poco lo que hemos puesto ahí» dijo Caputo. «Si tenía que pasar ayer o pasa dentro de un mes, no es un gran problema». En principio, no está nada claro que la Ley Bases vaya a pasar en un mes, ni tampoco en ningún momento del futuro cercano.
De hecho, el propio Milei ya dejó claro que desistirá de hacer pasar la Ley en lo inmediato. «No vamos a seguir discutiendo con la casta que no quiere perder sus privilegios» decía ayer desde Israel. Milei insinuó, incluso, que esperaría a las elecciones de medio término para conseguir una mayor representación en el Congreso antes de volver a intentar pasar el paquete legislativo que volvió a fojas cero.
Resulta claro que el gobierno acusa el golpe y le duele. La Ley Ómnibus, de ser aprobada, le habría dado al gobierno armas excepcionales para aplicar su plan de ajuste y contrarreformas anticonstitucionales. Eso eran las facultades delegadas que no consiguió. Es ridículo decir que la caída de la Ley «no afecta los planes» del gobierno.
Entonces, ¿cuál es el «plan B» de Milei y Caputo? En principio, continuar la vía del ajuste fiscal ordinario que comenzó con las primeras medidas, anunciadas por Caputo en diciembre. Esto incluye los siderales aumentos de tarifas en el transporte y los servicios, así como probablemente una nueva devaluación. Esto último ya es pedido por los mercados (es decir, los especuladores financieros y los grandes tenedores de divisas del país) ante el nuevo crecimiento de la brecha cambiaria con el blue y los dólares financieros.
Según Caputo, el camino será «un ajuste mayor sobre las partidas ya existentes». ¿Qué significa esto? Desguazar todo trozo del Estado argentino que pueda ser desguazado sin la necesidad de los superpoderes que pedía la Ley Bases.