El “ñoqui” más rico del país: Marcos Galperín, el millonario “liberal” que vive de los subsidios estatales

El empresario más rico de la Argentina y dueño de Mercado Libre que estafó al Estado, explota a sus trabajadores y fuga su fortuna a paraísos fiscales. Semblanza de un parásito millonario.

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Marcos Galperín

Marcos Galperín, el dueño de Mercado Libre y Mercado Pago, volvió a dar que hablar en las redes sociales tras el anuncio de medidas por parte del BCRA. Se trata de una nueva normativa que obligará a las billeteras virtuales (como Mercado Pago y otras) a dejar de utilizar el sistema Debin y pasar al sistema TIP para realizar transferencias.

La normativa del Banco Central busca evitar estafas digitales, las cuales se han extendido casi en la misma medida que se extendió el uso de las nuevas billeteras virtuales. Sin embargo, la firma de Galperín se quejó públicamente y acusó al Central de “perjudicar a los usuarios”de MP, quienes ahora deberán realizar más clicks que antes para ingresar dinero a sus cuentas.

Esta medida es un nuevo ataque a la inclusión financiera, va a afectar de forma negativa la experiencia de millones de personas e inducirá al uso del efectivo” declaró la cuenta oficial de MercadoPago a través de la red social X. Pero lo que le molesta a Galperín no son los clicks de más ni el sistema TIP, sino simplemente cualquier tipo de regulación estatal sobre sus millonarias ganancias empresariales.

El CEO de MP se hizo famoso por sus posiciones “liberales” cercanas a las de Javier Milei, por sus bravatas contra toda intervención estatal en el mercado y sobre todo por su gusto por los paraísos fiscales. Hace más de dos décadas que está radicado en una mansión en tierra uruguaya, donde su fortuna puede retozar libre de todo impuesto. Y está implicado en el carpetazo de los Pandora Papers como subsidiario de una sociedad off – shore.

Pero repasemos algunos datos sobre cómo fue recolectada la fortuna de Galperín.

El ñoqui más rico de la Argentina

En el año 2011 fue promulgada la Ley de Promoción de la Industria del Software. Se suponía que la misma sería un incentivo a la producción nacional de en esta nueva rama de la economía a través de subsidios y beneficios impositivos. Pero resulta que fue aprovechada por un puñado de empresarios para amasar millones a costa del Estado (y de los argentinos de a pié).

Gracias a esta ley, las empresas de Galperín gozaron durante años de exención total en el pago de Ingresos Brutos, una desgravación del Impuesto a las Ganancias, una rebaja del 60% en impuestos al trabajo y pagó un 7% menos IVA que el resto de los mortales que viven en la Argentina.

Todo a través de una descarada estafa hacia el Estado, ya que la empresa de Galperín ni produce ni exporta software, sino que se dedica a las transacciones comerciales online. Por esa razón el Estado le está reclamando la devolución de 500 millones millones de pesos.

Este tipo de estafas parasitarias contra el Estado argentino le permitió a Galperín amasar la mayor fortuna del país… para luego llevársela a paraísos fiscales fuera de nuestras fronteras. Este año la revista Forbes lo ubicó en el puesto 764 del ranking de las personas más ricas del mundo, con una fortuna de 3.900 millones de dólares.

La libertad de los parásitos

La retórica “liberal” de Galperín no es casual. Su discurso habitual se basa en una simple operación: proponer a los empresarios multimillonarios como las víctimas de una sociedad supuestamente tiranizada por “los impuestos” de un Estado con gigantismo. Esto viene acompañado de una fuerte demonización hacia los supuestos “ñoquis” o “planeros”, como suele decirlo el propio Milei en los medios de comunicación.

Pero no hace falta más que contrastar sus declaraciones con sus cuentas bancarias para ver que se trata de puras mentiras y confabulaciones.

Los empresarios liberales como Galperín nos son víctimas sino parásitos que viven chupando la sangre de la sociedad. La contracara de sus fortunas es la estafa hacia el Estado pero, aún más, hacia los trabajadores que literalmente crean sus fortunas día a día. No hay más que ver la situación en la que trabajan los empleados de las firmas de Galperín en el país, como los trabajadores de MercadoFlex. El servicio de envíos de MercadoLibre emplea a trabajadores en negro, no reconocidos, a los que paga tarifas miserables y ningún tipo de aporte patronal (jubilación, obra social), ni vacaciones o aguinaldo.

Lo mismo sucede en todo el planeta con los trabajadores de la llamada gig economy y del e – commerce, como es el caso de los trabajadores de Amazon, la firma del multimillonario estadounidense Jeff Bezos.

Neoliberalismo cipayo

No contento con estafar al Estado, saquear el fruto del trabajo de sus empleados y llevarse sus millones afuera del país, Galperín dedica su día a día a predicar la doctrina del parasitismo empresarial cada vez que tiene oportunidad.

Por si sigue haciendo falta alguna prueba de que estos empresarios son enemigos de los trabajadores, no hay más que ver sus declaraciones respecto de las jubilaciones.

Qué lindas épocas cuando cada uno de nosotros tenía nuestros ahorros jubilatorios en nuestras propias cuentas privadas y podíamos ver la evolución de nuestros ahorros todos los meses” dijo en Twitter / X en referencia a las nefastas AFJP que se implantaron en los años del menemismo. Esas “lindas épocas” en las que un puñado de empresas privadas saqueó los aportes jubilatorios de millones de personas para hacer negocios a costa del Estado y de los trabajadores. De nuevo, la única definición posible es parasitismo.

Galperín también bancó la estafa del resarcimiento a los buitres en el caso de la expropiación de YPF. “Los expropiados hicieron el mejor negocio de la historia” dijo cuando se anunció que el Estado argentino debería pagar casi 5.000 millones de dólares a los ex accionistas de YPF. “Vende patria” es un calificativo demasiado benevolente para parásitos de semejante envergadura.

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