Recordemos que en el año 2022, la Corte Suprema heredada del trumpismo derogó el fallo Roe vs Wade, que consagraba el acceso al aborto legal como un derecho federal. Al caer ese fallo, la legalización o prohibición del aborto pasó a los Estados. Desde ese momento se han realizado referéndums, movilizaciones y expresiones de todo tipo para resolver la legislación en cada estado.

En aquel momento 14 estados rápidamente aplicaron legislaciones que prohibieron el aborto. También se realizaron referéndums en las elecciones de medio término (también en 2022) en las que se logró la legalización en 5 estados, con triunfos categóricos.

La caída del fallo Roe vs Wade significó un golpe tan grande en el centro político del mundo que le abrió paso a los reaccionarios en todo el mundo. En Italia, reglamentaron que las organizaciones antiderechos puedan ingresar a las clínicas que realizan abortos a realizar propaganda y amedrentar a la mujeres que quieren abortar. En Polonia se retrocedió, y sólo es legal en caso de violación o riesgo de salud. En Austria, si bien no es ilegal, tampoco es gratuito, por lo que las mujeres pobres (en su enorme mayoría inmigrantes) ven imposibilitado su acceso. En muchos países, como España, el aborto es legal, pero no está garantizado su pleno acceso en los centros de salud públicos por la presencia desregulada de objetores de conciencia. Esta es la última herramienta que los antiderechos han amplificado: llenar de objetores el sistema público de salud.

La elección presidencial de este año estuvo claramente cruzada por el debate en torno al aborto, obligando a les candidates a posicionarse. Kamala Harris fue la que más cómoda quedó en ese lugar, aunque no le alcanzó para un triunfo general. Donald Trump, después de vociferar barbaridades, tuvo que declarar que no lo ilegalizaría a nivel federal de llegar a la presidencia. Se dedicó a esquivar el tema para evitar quedar desfasado en una sociedad en la que la conquista del aborto legal sigue siendo defendida por amplias mayorías.

Los datos que arrojan encuestas yanquis señalan que más del 63% de la población está a favor de la legalización del aborto. Esos números se corroboraron en los referéndums realizados el pasado martes, en los que se aprobó el aborto en 7 de los 10 estados donde se realizaron. En 3 estados se rechazó, pero vale aclarar que en Florida no se logró la aprobación porque se requería mayoría especial (60% de los votos) y se conquistó un 57% a favor del aborto legal. Haber perdido en este estado perjudica también a las mujeres de los estados del Sur que acudían a Florida antes de la caída de Roe vs Wade, por ser más accesible.

Por otra parte, en Arizona y Missouri – donde Trump ganó la presidencial – se revirtió la ilegalidad. En Missouri regía una prohibición casi total (sólo estaba permitido en caso de riesgo para la mujer, y con una definición tan vaga que era casi imposible de aplicar) y sólo quedaba una clínica en todo el estado que podría hacerlo. En Arizona, donde también se ganó, estaba permitido sólo hasta la semana 15, y también tenía restricciones de hecho que hacían casi imposible el acceso. En los otros 5 estados se ganó, se logró ampliar las semanas en algunos casos, blindarlos en la Constitución o evitar que se restringiera el acceso.

Estos triunfos son muy importantes en dos sentidos. En primer lugar, porque con la incorporación de Arizona y Missouri a los Estados en los que se permite el aborto, 2 millones de mujeres más podrían acceder a este derecho (y, por supuesto, en los otros donde ya era legal, se puede avanzar en las posibilidades de acceso)

En todos los casos, los resultados no son de aplicación inmediata, algunos tienen que pasar por vericuetos legales (sobre todo habiéndose confirmado el triunfo de Trump), y luego garantizar la implementación, pero el apoyo expresado en estas votaciones son un piso para pelearlo.

Y, por otro lado, se ha logrado expresar una enorme mayoría social que sigue defendiendo el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo. Las semanas previas a las elecciones se realizaron campañas en defensa del aborto legal, y no sólo donde se realizaban los referéndums. También se realizó una Marcha de Mujeres, en la que decenas de miles marcharon con pañuelos verdes y carteles de defensa de los derechos de las mujeres y diversidades.

Los resultados de los referéndum aparecen contradictorios con los resultados que muestran al reaccionario, oscurantista y misógino Trump como el futuro presidente de Estados Unidos.

La victoria de Trump se explica en primer lugar por elementos económicos y el malestar de grandes sectores de la población, que hicieron pesar el mal balance de la gestión Biden en la candidatura de Kamala. El aspecto “democrático” de la campaña lo capitalizó centralmente Kamala Harris (ser mujer, negra, etc). No le alcanzó: “hubo un voto económico versus un voto democrático, y termina ganando el voto económico” definió nuestro compañero Roberto Saenz en la primera declaración de nuestra corriente.

La desagregación de los votos muestra que los sectores más atacados por los discursos de odio de Trump se volcaron al voto por Harris (a excepción de los varones latinos). En términos generales, las mujeres votaron mayoritariamente a Harris, pero al desagregar por etnia, las mujeres blancas votaron en un 53% por Trump. Las mujeres negras votaron en un 92% a Harris, las latinas un 61% y los varones negros en un 78%. Existe una suerte de polarización en la que se expresan sectores que siguen enfrentándose al oscurantismo, a la xenofobia, y a las ideas más arcaicas de la “sin razón”.

Sin embargo, estos datos no alcanzan a explicar el triunfo en los referéndums del aborto legal en 7 estados (en 1 se perdió por la cláusula de la mayoría especial). Y más aún teniendo en cuenta que en Arizona y Missouri, donde se revirtió la ilegalidad… ¡ganó Trump por un gran margen!

El movimiento feminista, y la Marea Verde, siguen de pie en todo el mundo. No es fácil para los reaccionarios avanzar sobre nuestras conquistas. Con las luchas de los últimos años no solamente ganamos la legalización en varios países, también conquistamos la conciencia de las mayorías sociales, que siguen defendiendo el derecho a decidir.

Hoy, estos movimientos no necesariamente van por los mismo carriles que las experiencias que las masas hacen en el plano económico, y así se pueden ver fenómenos como el triunfo de un reaccionario ultraderechista como Trump en la misma urna del triunfo del aborto legal.

Es el reflejo del mundo polarizado que estamos viviendo hoy en día. No sólo existen los gobiernos de ultraderecha que quieren poner en jaque hasta los más elementales derechos democráticos: también existen movimientos, como el feminista, que se paran justo en la vereda de enfrente de los oscurantistas que quieren llevarnos al medioevo. La defensa del aborto legal es la defensa de la libertad de decidir, es la pelea contra los que quieren encerrar a las mujeres en la esclavitud del trabajo doméstico y de la familia patriarcal, ideas pilares de estos reaccionarios.

Si la derogación del fallo Roe vs Wade fue un golpe para la lucha por el aborto legal en todo el mundo, el triunfo en estos referéndums son un punto de apoyo también para las luchas que se vienen, por el aborto legal y contra el gobierno ultrareaccionario de Donald Trump.