No habían pasado ni 24 horas desde el discurso presidencial cuando Caputo y Francos se reunieron este lunes con 16 gobernadores y 3 funcionarios designados por los mandatarios provinciales para relativizar el ajuste exigido por Milei. Los únicos que no participaron del encuentro fueron los peronistas Ricardo Quintela (La Rioja), Axel Kicillof (Buenos Aires), Gustavo Melella (Tierra del Fuego) y Gildo Insfrán (Formosa).
En la reunión realizada en el Ministerio del Interior estuvieron presentes Rogelio Frigerio, de Entre Ríos, y Hugo Passalacqua, de Misiones.
Por Zoom participaron además Raúl Jalil (Catamarca), Leandro Zdero (Chaco), Ignacio Torres (Chubut), Gustavo Valdés (Corrientes), Carlos Sadir (Jujuy), Sergio Ziliotto (La Pampa) -que confirmó a último momento-, Alfredo Cornejo (Mendoza), Alberto Weretilneck (Río Negro), Gustavo Sáenz (Salta), Marcelo Orrego (San Juan), Claudio Poggi (San Luis) Claudio Vidal (Santa Cruz), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y Osvaldo Jaldo (Tucumán).
De la amenaza a la negociación
«A los gobernadores les digo, cumplir el compromiso de bajar el gasto público consolidado a 25 puntos del PBI requiere que las provincias en su conjunto hagan un ajuste adicional de 60 mil millones de dólares. Nosotros ya hemos cumplido nuestra parte del acuerdo, ahora faltan ustedes» había dicho Milei el domingo por cadena nacional.
Pero este lunes Caputo relativizó ese número y «explicó que se trata de un objetivo a largo plazo y no de una exigencia urgente». El domingo, Milei parecía bastante urgido por acelerar el ajuste jurisdicción por jurisdicción.
¿A qué responde la bajada de espuma del oficialismo? Pues a la ridiculez de la exigencia (el tamaño del ajuste es absolutamente arbitrario, buscando dar un golpe de efecto discursivo y poco más) y también a la todavía débil presencia mileísta en el Parlamento. «En Balcarce 50 conocen que requieren del respaldo de los gobernadores para aprobar el Presupuesto. Milei tiene apenas 40 diputados, sobre 257, y nueve senadores, sobre 72. Está, incluso, lejos del quórum necesario para poner en funcionamiento una sesión. Así como tampoco tiene los números, siquiera, para dictaminar el proyecto en comisión. Es decir, las negociaciones serán arduas» (Infobae, 16/9).