El gobierno logró el déficit pactado con el FMI el primer trimestre

El déficit primario del Estado durante el primer trimestre del año fue de $192.735 millones. De esta manera el gobierno "sobrecumplió" el objetivo de 222.000 millones, según informó la cartera de Economía dirigida por Martín Guzmán.

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En relación al PBI, el déficit aumentó un 0,3% (del 0,5% al 0,8%) con respecto al mismo trimestre del año pasado. Según el gobierno, el cumplimiento de la meta fiscal del Fondo responde a «una combinación de efectos», principalmente al aumento de la recaudación aún si los gastos también subieron.

El gasto sube

El aumento del gasto público primario (es decir, sin contar la bendita deuda) fue del 12% durante el primer trimestre del año. El mayor incremento fue en el rubro de inversiones de capital, llegando al 11%. Lo siguen las remuneraciones del sector público (9,2%), «la inversión en inclusión y contención social» (AUH, asignaciones familiares, Potenciar Trabajo, Tarjeta Alimentaria, Progresar y otros) con el 5,9% y las jubilaciones con el 5,2%.

Guzmán glosó estos números para intentar mostrar las «virtudes» de la gestión albertista de la deuda. La idea sería que el gobierno es capaz de bajar el déficit sin bajar el gasto (subiendo la recaudación). En realidad esto es una mentira flagrante.

Nótese que los gastos «sociales» (es decir, los destinados a mantener las condiciones de vida de la población trabajadora) aumentaron entre el 5% y el 6% (subsidios y jubilaciones). Pero, en el mismo período, la inflación acumulada fue del 15,3% (3,9% en enero, 4,7% en febrero y un desbocado 6,6% en marzo).

Así que, en términos reales, el valor real de jubilaciones y asignaciones cayó un 10,1% y un 9,4%, respectivamente. Esa es la única «virtud» de la gestión de Guzmán y Fernández sobre la deuda: aplicar un ajuste brutal sobre el poder adquisitivo de los trabajadores argentinos.

Sucede que el aumento nominal del gasto no implica su aumento real. Cuando las jubilaciones aumentan menos que la inflación, lo que se está viendo es un ajuste inflacionario encubierto.

Sin embargo, a los voceros de la prensa gorila argentina no parece alcanzarle con la pulverización de los salarios que se vive en el país. Los principales diarios de la oposición salieron a contestarle a Guzmán y a lanzar un alerta sobre el «rojo» del Estado en relación a los subsidios energéticos.

En realidad, los subsidios energéticos explican únicamente el 10% del gasto primario. Para tranquilidad de los medios de la oposición, mencionemos que el gobierno planea reventar el sistema de subsidios en los próximos meses. Para el año que corre, se prevé un aumento del 42% de las tarifas energéticas. Los únicos que tienen razones para preocuparse por el curso de la economía son los trabajadores de a pie.

La recaudación… ¿sube?

Según Guzmán, el aumento de la recaudación fiscal «se asocia a la mayor recaudación de tributos ligados a la seguridad social y a la actividad económica, en el marco del proceso de crecimiento acompañado por una mejora de los salarios y una recuperación del empleo registrado». Es cierto que los aportes a la seguridad social aumentaron un 8,7%. Sin embargo, es uno sólo de los factores a tener en cuenta.

También aumentó la recaudación del IVA (un impuesto reaccionario, que se cobra principalmente a los trabajadores por comprar productos básicos) en un 4,4%. El impuesto a Créditos y Débitos hizo lo propio con un 5,1%.

La recaudación por retenciones, por otro lado, subió un 113% interanual, aportando $145 mil millones. Este aumento no se debe a una suba real de las retenciones sino a los precios récord del trigo y otros granos producto de la guerra en Ucrania.

El alza de precios internacionales también provocó una disparada inflacionaria que reventó el bolsillo trabajador, afectando especialmente a algunos productos básicos como el pan. Sin embargo, el gobierno prefirió dejar correr los precios y utilizar las módicas retenciones para recaudar según lo acordado con el Fondo.

Por último, un gran aporte a la recaudación fue la de la categoría de «rentas a la propiedad», que aumentó 1.042% anual. En marzo, la recaudación en este rubro fue de 157 mil millones de pesos. Este llamativo valor generó curiosidad entre los analistas. Según la consultora Facimex Valores, dicha cifra es «producto de que el Tesoro contabiliza las colocaciones de deuda en pesos sobre la par como ganancias de capital».

El gobierno aprueba «raspando»

De esta manera, con un poco de suerte macroeconómica (recaudación récord del agro) y algunas maniobras burocráticas, el gobierno logró cumplir la meta fiscal del FMI para el primer trimestre. Todo esto a pocos días de la primera visita «de control» del organismo internacional al país. Lo que quedará por verse es cómo planea el gobierno cumplir estas metas durante el próximo tiempo.

Todos los días, la economía (y la sociedad) argentina dan alguna muestra de tensión: un inflación desbocada, una pobreza que no para de crecer y una sequía casi crónica de nuevos puestos de trabajo de calidad (es decir, no precarizado). Esto aún sin haber aplicado el grueso del programa económico del FMI (recorte de tarifas generalizado, devaluación monetaria, reforma laboral por sectores). En pocas palabras, Guzmán y Fernández aprobaron el primer trimestre, pero tienen por delante un futuro incierto ante los ojos de los trabajadores.

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