En la UNLaM, vivimos un mes en el que el movimiento estudiantil mostró sus alcances y límites en su afán de encabezar un proceso, para defender la asamblea y la toma. Durante el mismo vimos: el rol desorganizador del peronismo (ya sea el oficial dentro de la Universidad, como el “Espinozista”), el desborde al Centro de Estudiantes – “La Liga Federal” (conducción del Centro de Estudiantes hace 30 años), y también el papel que tuvo la izquierda y el ¡Ya Basta! que le puso el cuerpo y la cabeza a la lucha por el presupuesto.
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La batalla del portón rompió la normalidad
Es importante hacer un breve repaso cronológico. El 9 de octubre el Congreso ratificó el Veto de Milei a la Ley de Financiamiento Universitario, recibiendo una respuesta rápida del movimiento estudiantil, que ya venía auto-organizándose desde que el Gobierno prorrogó el presupuesto 2023, con tomas a lo largo de todo el país.
La UNLaM no fue ajena a este proceso histórico nacional y ese día, el rector Martínez, la burocracia sindical y la Liga Federal, mientras se cursaba el turno tarde, empiezan a sacar a los estudiantes hacia la calle con la excusa de realizar un “semáforazo y ruidazo”, intentando vaciar la Universidad para que no se realice una asamblea autoconvocada, buscando evitar algún tipo de desborde y ni hablar del miedo al fantasma de la toma. Cuando les estudiantes comenzamos a vociferar la necesitad de la asamblea para debatir qué pasos seguir, el rector mandó a cerrar el portón de entrada, con cadenas y todo, dejando a cientos de estudiantes de un lado y del otro del portón.
Esta situación hizo estallar de bronca y rabia al conjunto de les estudiantes que nos encontrábamos ahí, quedamos 100 adentro y más de 500 afuera, razón por la cual muchos saltaron el portón, mientras una patota enviada por Martínez nos pegaba a quienes resistíamos adentro, hasta rompiendo nuestras pancartas y amenazando con los restos de la madera como barrabrava. En ese marco de resistencia física, demostramos que no tenemos miedo, unos 100 estudiantes que poco nos conocíamos nos hicimos carne y uña ante tal feroz ataque físico y antidemocrático de la gestión. Nosotros como respuesta cantábamos junto a los de afuera “no nos vamos nada que nos saquen a patadas”.
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Cuando nos organizamos, ya entrada la noche para realizar una asamblea portón mediante, el rector y la patota ponen por altoparlantes la marcha peronista a todo volumen para evitar que ésta se realice. Luego de este tobogán de sensaciones, entre la bronca y la decisión de luchar hasta el final (una demostración real de lo que el movimiento estudiantil puede hacer si no lo amordazan), se decidió salir con la frente en alto y realizar una asamblea afuera que delimitó las acciones a seguir los días venideros. La resistencia duro un poco más de 5hs. Salimos cantando ¡Universidad de les trabajadores y al que no le gusta se jode! con la moral arriba. Párrafo aparte merece la Liga Federal, que fue explícitamente cómplice al ver cómo una patota mandada por el rector Martínez, nos pegaba a les estudiantes.
El desborde por izquierda a la Liga Federal
Esta gesta histórica de los estudiantes desbordando por izquierda, resultó un punto de inflexión para miles de estudiantes matanceros, enmarcado en un contexto de Estudiantazo nacional, realizamos varias actividades, votadas en asamblea, durante el fin de semana largo: ollas populares, clases públicas, marcha por la zona y actividades culturales en la puerta de la Universidad.
A nivel nacional, la burocracia peronista del Frente Gremial Universitario, los rectores junto a las conducciones radicales y peronistas de los centros de estudiantes, actuaron como verdaderos rompe huelgas, intentando levantar todas las tomas del país, vaciando las Universidades, y en nuestro caso no sólo la vaciaron, sino que además hicieron una “toma de la gestión” sin estudiantes y con el portón encadenado.
El conflicto escaló, el lunes 14 de octubre se realizó la asamblea más emotiva y masiva realizada en la historia de la UNLaM, con más de mil estudiantes bajo la lluvia; la asamblea decidió tomar la Universidad de lunes a miércoles incluido. Ese día, la Liga Federal intentó romper la asamblea con cánticos y gritos en el momento de la votación, la burocracia sindical “nos custodiaba” haciendo una medialuna sobre los estudiantes. Los estudiantes a pesar de los hostigamientos seguimos adelante. La toma fue nuestra trinchera, el lugar donde los estudiantes que resistimos, nos conocimos, charlamos hasta altas horas de la noche; nadie durmió, reímos, cantamos, comimos juntos bajo la luna matancera, socializando y haciendo amigues. Fue un momento único, de pura experiencia para todes.
El proceso que se abrió reveló también sus límites. En esta etapa emergió la base estudiantil que llenó las asambleas, aunque con un grado incipiente de politización y de radicalización. Hubo una distancia muy grande entre quienes votaban la toma y quienes se quedaban, eso pasó en casi todas las tomas del país. Además, hubo también mucha confusión alrededor del rol desorganizador del peronismo y de los gremios burocráticos docentes y no docentes que llamaron a paros sin movilización para vaciar las tomas. Sin embargo, les 60 que compartimos la toma en las condiciones sin precedentes de hostigamiento, es una verdadera demostración de compromiso. Pudo más la convicción que el miedo.
Para lograr el involucramiento y la politización de sectores más amplios hace falta un ejercicio constante de militancia que, mediante la explicación paciente, logre sumar a más estudiantes a las tareas prácticas. Y para eso es fundamental el papel de las organizaciones que queremos luchar y que tenemos una fuerte sensibilidad militante.
El rol del peronismo
Venimos diciendo que el peronismo tiene como estrategia no luchar ni enfrentar a MIlei y sus políticas, sino que “hay que esperar al 2025 o 2027 para derrotarlo en las urnas”. El problema es que estamos frente a un gobierno oscurantista, que es enemigo de la educación pública, quiere destruirla, entonces esperar significa que Milei arrase con todo.
Entender que esta ubicación política del peronismo conduce a comprender la actuación de La Liga Federal, durante todo el conflicto. Se vio obligada a aceptar la toma, por el escándalo de haber sido testigos de ver cómo les pegaban a estudiantes, a pesar de sus maniobras burocráticas para desorganizar la lucha, les estudiantes desbordamos a la conducción y le impusimos nuestros métodos.
La Liga Federal siempre fue consciente que su papel era frenar la lucha, en consonancia con el peronismo a nivel nacional. Así lo hizo en la asamblea multitudinaria que votó la toma.
Párrafo aparte merecen el peronismo del intendente Espinoza y otras variantes peronistas, que intentan usar la justa lucha del movimiento estudiantil, auto llamándose “estudiante independiente”, ocultando su posición política y su organización dentro de las asambleas autoconvocadas.
PTS y MST, un denominador común: rechazar el Estudiantazo
Este proceso reveló importantes diferencias políticas entre la izquierda. El PTS comenzó el año caracterizando una “situación prerrevolucionaria” donde las recientes conformadas asambleas barriales eran una especie de “soviets”, razón por la que abandonaron el movimiento estudiantil y afirmando que la consigna de organizar un Estudiantazo era “corporativa y sindicalista”. Junto a esta caracterización equivocada, su política en las elecciones para el Centro de Estudiantes de abril de este año, fue: llevar un volante en blanco y negro en miniatura con la cara de Myriam Bregman, ¡un año antes de las elecciones! Y un avioncito de cartón. Es así que el partido de Bregman entró desarmado al Estudiantazo, por su orientación electoralista y de manera consciente intentó tirar para atrás la lucha estudiantil
El MST también entró desarticulado y con poca perspectiva en el movimiento estudiantil con consignas como “que florezca el Estudiantazo cultural”.
En cambio, el boletín electoral del ¡Ya basta! hacía eje en la lucha por el presupuesto universitario y llamaba a organizar el Estudiantazo.
En la UNLaM, luego de la histórica asamblea, se estaban quedando decenas de compañeres para garantizar la toma ese mismo día. El PTS y el MST decían: “el número no es el propicio”, hicieron votar una y mil veces, desgastando a les compañeres, y agregando que sólo teníamos que “hacer vigilia, el miércoles antes del paro de los docentes y no docentes”
Desde el ¡Ya Basta!, intervinimos diciendo que era un hecho histórico, que debíamos tomar ese mismo lunes la Universidad, como lo acababa de votar la asamblea, y que las fuerzas estaban.
En fin, se realizó el día martes gracias a la política del ¡Ya Basta! la toma de la Universidad, ya que tanto el PTS como el MST seguían en la postura de hacer una vigilia el miércoles acompañando el paro docente. Cosa que hubiera sido imposible, ya que, por el mismo paro, la gestión decidió cerrar la Universidad.
El PO tuvo una política centrista durante todo el conflicto, oscilando entre la presión por profundizar la lucha del ¡Ya Basta! y la presión electoralista del PTS. Aunque conservan la dirección de algunos Centros de Estudiantes en el AMBA, al igual que nuestro partido, la falta de claridad en el proceso mismo y la ubicación de “estar en el medio” los llevó a no poder sostener ninguna de sus posiciones. Expresándose de manera más clara en la Interfacultades votando con el PTS y el MST: “que dirijan sólo los independientes” y rompiendo el acuerdo con el que se realizó la Interfacultades.
Esta política peligrosa de dividir a los estudiantes, con la falsa frontera de estudiantes independientes, agrupados y Centros de Estudiantes independientes de las gestiones, lo único que hace es desarmar al movimiento estudiantil independiente, ¡flaco favor a Milei!
El rol determinante del ¡Ya Basta!
El ¡Ya Basta! destacó desde comienzo del año por su coherencia política, en debates dados en el Campamento Anticapitalista en el mes de febrero, apostamos a la construcción de un Estudiantazo por el presupuesto universitario, buscando colocar al movimiento estudiantil a la cabeza, y desarrollando una unidad obrero-estudiantil para derrotar todo el plan de Milei.
Luego de la histórica primera Marcha Federal Educativa, que hizo temblar al gobierno, cuando se coparon las calles de todo el país por el presupuesto universitario, volvimos a insistir con la necesidad de construir una nueva dirección para el movimiento estudiantil. Apostamos de manera consecuente a la autoorganización y al desborde de las conducciones burocráticas.
Para la segunda Marcha Federal, peleamos por una columna independiente de la Liga Federal y el CIN, ya que teníamos como experiencia lo sucedido el 23 de abril, donde el Centro dejó tirados a muchos estudiantes, no llegó a la plaza. Pusimos al servicio y como lugar organizador de dicha columna, al espacio del Centro de Estudiantes del Nuevo CEAA. El resto de la izquierda rechazó esta propuesta de manera sectaria.
El ¡Ya Basta! tuvo un papel clave en las asambleas. Efectivamente, fuimos la agrupación que peleó que la toma saliera, los que pusimos el cuerpo, propusimos las clases públicas, la democratización de la UNLaM. Impulsamos una columna independiente de los rectores, para tomar nuestros asuntos en nuestras propias manos y la realización de una Asamblea Interfacultades (considerábamos que debería haberse realizado en alguna Facultad, pero terminó realizándose en Plaza de Mayo, ante la negativa del resto de la izquierda).
Salimos de esta experiencia también con un nuevo piso, un saldo político y constructivo que nos fortalece de cara a lo que se viene.
¡Preparémonos para el segundo round de la lucha educativa!
El veto de Milei abrió una experiencia con el gobierno y demostró para amplios sectores que el Congreso es una cueva de bandidos que se venden por migajas. Las tomas a lo largo y ancho del país demostraron la enorme potencia que tiene el movimiento estudiantil cuando se autoorganiza y se pone de pie. En muchos casos, como en la UNLaM, se hizo una experiencia de desborde a las burocracias de los centros de estudiantes. Esta primera etapa nos deja saldos positivos en materia de conciencia y organización.
No hubo derrota ni solución, la lucha continúa. El año que viene el presupuesto seguirá siendo miserable y el oscurantismo del gobierno no parece disiparse, por lo que los ataques a la educación pública seguirán, y también seguirá la lucha educativa. Por esto consideramos que es vital hacer balance sobre lo ocurrido durante este año, el papel de cada actor y sector político.
Buscamos interpelar a les estudiantes y activistas que le pusieron el cuerpo y la cabeza al Estudiantazo en este balance público, a la vez de invitarles a realizar una experiencia con nuestra organización ¡Ya Basta!, que ha demostrado en este proceso coherencia y firmeza para dar la pelea para trasformar la realidad.
Les invitamos al 5° Campamento Anticapitalista Internacional del ¡Ya Basta! el 1,2 y 3 de marzo, para seguir organizándonos y debatiendo cómo enfrentar a Milei y a la derecha en todo el mundo, defender nuestros derechos y construir otro futuro. ¡Sumáte!