Sólo este lunes, el Ejército sionista de Israel atacó aéreamente más de 1.300 objetivos y posiciones de la milicia Hezbollah en el sur del Líbano. El saldo fue de 500 muertos y más de 1.600 heridos.

Pocos días atrás, un ataque de inteligencia del Estado de Israel hizo estallar miles de beepers («localizadores»), dejando unos 37 muertos y 3.500 heridos. Sólo este lunes, se contabilizaron 35 niños entre las víctimas del bombardeo israelí.

El premier del sionismo israelí, Benjamin Netanyahu, publicó un comunicado en el que instaba a la población libanesa a abandonar «zonas peligrosas» hasta que termine «la operación en el sur y este del Líbano». Palabras casi idénticas a las que dirigió a casi dos millones de palestinos antes de masacrarlos indiscriminadamente.

Israel extiende las masacres al Líbano

Jeannine Hennis – Plasschaert, coordinadora de la ONU en Líbano, alertó que «la región está al borde de una catástrofe inminente». El gobierno egipcio dijo que teme una «guerra total» en Medio Oriente. La situación es evidentemente crítica en la región.

La acumulación de frentes de conflicto bélico se suma al inmenso desgaste social, económico, política y humanitario que significa un año entero de genocidio sionista sobre Gaza. Desde el comienzo de la invasión isrealí sobre Gaza, ya son más de 41.000 las víctimas palestinas.

La crisis responde evidentemente a la orientación de exterminio colonial y racista del Estado de Israel contra el pueblo palestino. Para seguir el genocidio, quieren poner en jaque a cualquier posible rechazo militar del mundo árabe, empezando por Líbano. Y la crisis pone al descubierto las inmensas contradicciones barbáricas del proyecto geopolítico imperialista que encarna la existencia misma del Estado de Israel como enclave de EEUU en la región.