El dólar vuelve a ser noticia como cada vez que se acercan elecciones en nuestro país. Esta semana, tanto los valores de las distintas cotizaciones como las especulaciones de qué sucederá después de los comicios cotizaron al alza.
El martes, el dólar «blue» tocó los $187,50, lo que representa su valor más alto desde su máximo histórico de $195, luego de la estrepitosa derrota de Macri en las PASO de 2019.
Pero más significativo aun es la escalada de los dólares «financieros» (MEP y CCL), ambos ubicándose por encima de los $174 para la venta al día de hoy. Sólo en lo que va de septiembre, estos dólares aumentaron un 2,6% y un 2,4% respectivamente.
Pero si se considera el CCL «no regulado» (es decir el que se utiliza para operaciones donde no interviene el BCRA) tocó ayer los $194.
En este marco, el BCRA tuvo saldo vendedor ayer por casi U$S 62 millones. En lo que va de septiembre, la entidad que conduce Miguel Pesce tuvo que desprenderse de U$S 750 millones. Esto alimenta las expectativas devaluatorias de los grandes jugadores del mercado financiero para el día después de las elecciones, especulando con que no tendrá poder de fuego suficiente para contener la demanda de la divisa norteamericana si las reservas siguen cayendo. Como consecuencia, los fondos de inversión y los grandes operadores están desarmando sus posiciones en pesos para pasarse al dólar, lo que está detrás de la suba del precio de las últimas jornadas.
Por su parte, el gobierno niega que vaya a producirse un salto en la cotización del dólar, aunque el propio presupuesto 2022 presentado por Martín Guzmán prevé una cotización de $131 en el dólar oficial. Este año, el Banco Central aplicó una política «gradualista» devaluando la moneda alrededor del 1% mensual, y para que la previsión hecha en el presupuesto se cumpla para diciembre de 2022, ese ritmo debería acelerarse a un 2%. No obstante, el hecho de que todo este año la devaluación corrió por detrás de la inflación hace que los mercados financieros esperen una suba mucho mayor del tipo de cambio.
Economía política
Detrás de la máscara anónima de «el mercado», la suba del dólar de estos días es consecuencia no de abstractos individuos que persiguen sus intereses privados, sino de actores mucho más concretos.
En particular, grandes fondos de inversión norteamericanos como Pimco y Templeton son dos de los más importantes jugadores en el mercado local. Por ejemplo, Templeton es el mayor tenedor de TO21, unos bonos del Tesoro Nacional que rinden una tasa fija en pesos.
Con la cercanía de las elecciones y la incertidumbre política por el rumbo del gobierno después de la derrota, estos grandes jugadores están desprendiendose de esas posiciones en pesos, impulsando la presión devaluatoria.
El nerviosismo de «los mercados» responde, así, a la incertidumbre política. Los grandes inversores desconfían de los efectos que puedan llegar a tener las medidas que el gobierno evalúa tomar para revertir el resultado electoral.
Asimismo, esperan resguardarse hasta que la tormenta electoral pase, el gobierno cierre un nuevo acuerdo con el Fondo (algo que ni el gobierno ni los empresarios se les ocurre dudar que suceda, a pesar de que poco se sabe todavía) y así volver a sus negocios con mayor previsibilidad bajo los condicionamientos que exija el FMI.
La tremenda crisis polìtica que se desató al interior de la coalición gobernante después de la derrota mermó los ya bajos niveles de confianza de la clase capitalista en el gobierno, así como sus expectativas de que sea el peronismo el que pueda llevar adelante el ajuste sin poner en riesgo la gobernabilidad.