
Guzmán anticipó las medidas en una entrevista radial. Cristina Kirchner había apuntado al tema cuando le pidió al albertismo que «use la lapicera» para terminar con el «festival de importaciones».
Según las nuevas medidas vigentes hasta el 30 de septiembre, las empresas deberán buscar financiamiento para poder adquirir insumos del exterior cuando superan hasta un 105% del total importado durante el año anterior (medido en valores). Es decir, es una restricción al aumento de las importaciones por parte de las empresas.
De conjunto, las medidas adoptadas por el BCRA apuntan a restringir el acceso a dólares del Banco Central por parte de las grandes importadoras. El límite se establece de forma diferencial dependiendo de la envergadura de la empresa. Las grandes empresas podrán adquirir dólares del BCRA por valores de hasta un 5% más que lo importado el año pasado (sobre el valor en dólares). Para las PyMEs, el límite es del 15%.
Además, se equipararán el tratamiento de las importaciones de servicios y las de bienes. Se ampliarán los aranceles para productos similares a los producidos en el país y para los bienes suntuarios, que podrán acceder a divisas del BCRA luego de pasados 180 días. Todas las medidas tendrán una validez de 1 trimestre (90 días) con el fin de «dar tiempo a que se normalice el comercio exterior», en palabras del BCRA.
Las importaciones energéticas y de medicamentos, por otra parte, estarán exentas de estas restricciones.
El «reto» de Cristina y la falta de liquidez
La falta de dólares en las arcas del BCRA se está convirtiendo en un verdadero dolor de cabeza para el oficialismo. Además de los problemas que esto trae para la economía interna (y para los millones de trabajadores argentinos), al oficialismo le preocupa no poder cumplir las metas de reservas fijadas por el FMI.
Para tomar noción de la magnitud del problema, señalemos que en las últimas semanas se han liquidado cereales y aún así las reservas siguen mermando. El último mes, el BCRA perdió 600 millones de dólares. Y tan en sólo la última semana se han perdido 250 millones, un alerta de que la falta de liquidez podría agravarse.
¿Cuál es la razón de esta falta de dólares en las arcas del BCRA? En primer lugar, la matriz agro – dependiente de la economía argentina. La posición subordinada de la Argentina en el mercado internacional hace de la falta de divisas un problema crónico.
Pero este problema se está agravando rápidamente por las consecuencias de la guerra en Ucrania y la consecuente suba del precio internacional de la energía. Como señaló el propio Guzmán (y el BCRA), la energía será uno de los rubros exentos de límites por la necesidad de importar gas durante el invierno.
La idea de Cristina (aparentemente adoptada ahora por todo el oficialismo) es restringir el acceso a divisas para las importaciones para evitar «avivadas» y cuidar las reservas del BCRA. Sucede que, bajo la actual cotización del dólar, los empresarios pueden comprar dólares del BCRA a la cotización oficial para importar y luego vender lo importado en el mercado interno en el que, como todo el mundo sabe, los precios no siguen al dólar oficial sino al blue.
Es obvio que este tipo de «avivadas» existen. No podríamos esperar otra cosa de la clase capitalista argentina acostumbrada a hacer ganancias exprés en perjuicio de los trabajadores del país.
Una «solución» a medida del Fondo
Pero esto no significa que las medidas del gobierno resuelvan el problema de la falta de divisas. Y menos aún que promuevan «el crecimiento y el desarrollo» como dicen Guzmán y el BCRA. De hecho, es más bien al contrario.
La restricción del acceso a divisas para la importación no significa que, automáticamente, el país tenga más dólares disponibles para el desarrollo productivo y el crecimiento económico del país. Restringir el acceso a divisas para las importaciones significará que habrá menos dólares para varios sectores de la producción que son dependientes de la importación.
La Argentina que exporta granos tiene como contracara necesaria la Argentina que importa insumos industriales. Es sabido por todos que la industria argentina (salvo contadas excepciones) consume más divisas de las que produce. Esto es así por la baja productividad de la industria local en relación a la de las principales potencias (EEUU, China, la UE).
Si hay menos dólares «baratos» para importar insumos industriales lo que sucederá es que las empresas importadoras simplemente importarán menos. Las empresas industriales locales comprarán menos insumos y producirán menos. Los productos industriales locales, además, serán también más caros y menos «competitivos» con respecto a los importados. Es una espiral de nunca acabar.
Así, esta medida que el gobierno presenta como «proteccionista» respecto a las reservas, es en realidad una medida que atenta contra la inversión productiva.
Lo que el gobierno no dice es que la verdadera razón del problema energético es la falta de desarrollo local. Hace pocas semanas, Alberto Fernández dijo desde Madrid que espera convertir a la Argentina en proveedor sustituto del gas ruso para Europa gracias al yacimiento de Vaca Muerta. Pero la Argentina sigue importando energía para el consumo interno por la falta de capacidad productiva para explotar los recursos del propio país.
Todos los problemas de la economía argentina (falta de divisas, importación de energía cara) remiten al problema del bajo desarrollo industrial local y la dependencia de las divisas del agro. Y este es el problema que el oficialismo está desatendiendo para pagar la deuda con el Fondo Monetario Internacional. Para terminar con la falta de divisas no alcanza con medidas recesivas como restringir las importaciones.
Para eso haría falta imponer el control estatal del comercio exterior como un todo (exportaciones e importaciones) y la suba de las retenciones a los grandes exportadores agrarios al 50%. Pero ninguna de estas medidas es esperable de una gestión capitalista como la de Alberto y Cristina. Ni tampoco es compatible el «desarrollo y crecimiento» de la economía argentina con el pago de la deuda usuraria del Fondo.