Las medidas de fuerza son paros en diferentes líneas:
De 10 a 12hs pararon las Líneas A y B
De 12 a 14hs las Líneas D y H
De 14 a 16hs las Líneas C, E y Premetro
«Mucho dolor y bronca por el fallecimiento de Jorge Navarro, trabajador del subte que sufrió de cáncer a causa de su exposición al asbesto. Ya son 4 trabajadores fallecidos y 107 afectados desde 2018. Estas son las consecuencias del abandono al que someten el gobierno porteño y la empresa a las y los trabajadores» denunció Manuela Castañeira, referente del Nuevo MAS.
Mucho dolor y bronca por el fallecimiento de Jorge Navarro, trabajador del subte que sufrió de cáncer a causa de su exposición al asbesto. Ya son 4 trabajadores fallecidos y 107 afectados desde 2018. Estas son las consecuencias del abandono al que someten el gobierno porteño y la… https://t.co/w3Gdb1jbgm
— Manuela Castañeira (@ManuelaC22) November 15, 2024
La lucha por la desasbestización es una lucha de por lo menos una década atrás. Mientras el gobierno porteño y la empresa Metrovías/Emova hacen oídos sordos, los trabajadores enferman y en algunos mueren por la exposición al asbesto.
Según datos recabados por el gremio, son 107 los trabajadores que con el paso de los años adquirieron enfermedades relacionadas con el asbesto, de los cuales seis desarrollaron cáncer. Otros tres operarios fallecieron por causas relacionadas al asbesto. Otros 2179 trabajadores y extrabajadores se encuentran bajo vigilancia médica por la misma causa.
Los metrodelegados reclaman que el GCBA y Emova presenten un plan detallado y efectivo de desasbestización no sólo de los coches sino también de todas las instalaciones del subte, incluidos talleres, maquinaria y herramientas. A pesar de que hace por lo menos cinco años que se admitió oficialmente la presencia de asbesto en el subte, la empresa sólo ha realizado tareas sobre unos pocos coches.
Además del reclamo por el plan de desasbestización, otro de los puntos centrales para cuidar la salud de los trabajadores es la reducción de la jornada laboral, que actualmente es de 36 horas semanales y que busca reducirse hasta las 30 horas. Se trata de un punto muy importante para reducir el tiempo de exposición de los operarios del subte a la sustancia, que influye en las posibilidades de contraer enfermedades, desde afecciones pulmonares a cáncer.
Trabajar con veneno
El asbesto o amianto está prohibido en la mayoría de los países del mundo desde finales del siglo pasado, debido a que los estudios confirmaron que la exposición a este mineral es causante de cáncer en seres humanos. Hasta antes de su prohibición, el asbesto fue ampliamente utilizado durante siglos por la humanidad para todo tipo de construcciones, pero fue abandonándose paulatinamente luego de que se conocieran sus efectos nocivos hace algunas décadas.
En Argentina también hay una legislación que lo prohíbe, la resolución 823/2001 que está vigente desde el año 2003 y que prohíbe la «producción, importación, comercialización y uso de fibras de Asbesto variedad Crisotilo y productos que las contengan». Un año antes se había prohibido otra variedad llamada Anfiboles.
Eso no evitó que el entonces jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, importara desde España un lote de 36 vagones para «renovar» (en realidad eran vagones usados del metro de Madrid) la flota del subte entre 2011 y 2012. En 2013 volvió a comprar trenes con asbesto de la década del ’80, pero a una empresa japonesa.
Fue en 2018 que llegó desde España la alerta de que los trabajadores del Metro de Madrid denunciaban la muerte de un compañero debido a la presencia de asbesto en las formaciones del mismo modelo que compró Macri unos años antes para Buenos Aires.
Aunque desde el minuto uno el gobierno y la concesionaria Metrovías/Emova negaron la presencia de asbesto, los estudios realizados le dieron la razón a los trabajadores: la sustancia estaba presente tanto en los coches traídos de España como en los modelos japoneses.
La empresa lo supo desde el principio, ya que la empresa madre estatal Sbase confirmó en octubre de 2019 que los manuales de dichos vagones informaban de la presencia del asbesto, pero que hicieron caso omiso porque «no había manera de validar si eso era cierto», según declaró en aquel entonces el presidente de la entidad en una entrevista.
Son asesinatos laborales
Tanto el gobierno como la empresa han respondido de la misma manera: haciendo oídos sordos. No les interesa que mueran trabajadores porque les resulta demasiado caro. Cuando fueron los paros por la desasbestización del año pasado, recurrieron a una campaña de infamias y mentiras contra los trabajadores. No es un accidente, no es una tragedia, es un asesinato: y los asesinatos tienen responsables.