Tras la visita a Estados Unidos, Massa recibió elogios del Fondo y acordó con el Frente de Todos un presupuesto de ajuste para el 2023. Mientras tanto, la derecha crece al compás de la decepción con el Gobierno y la izquierda acompaña la lucha docente en varias provincias.
Según la Agencia NA, Sergio Massa visitó a Cristina Kirchner en el Senado. El Superministro le había llevado el borrador del proyecto del Presupuesto 2023. Luego de acordar con la Vicepresidenta, se dirigió a hablar con la titular de Diputados, Cecilia Moreau para comentarle los detalles del proyecto y confirmarle que el mismo estaría el jueves a las 23hs en la Cámara baja.
La llamada ley de leyes, contiene un recorte de 500 mil millones de pesos
Hacemos este relato, para demostrar el grado de acuerdo que el kirchnerismo tiene con este presupuesto de ajuste. La llamada ley de leyes, contiene un recorte de 500 mil millones de pesos. Es decir, después hachar asignaciones sensibles, como la de educación en 50 mil millones de pesos, el ajuste continúa.
No es ninguna casualidad que este proyecto sea dado a conocer luego de la visita de Massa a las autoridades del FMI y el Tesoro estadounidense en Washington. Todos pudimos ver las felicitaciones de la titular del Fondo, Kristalina Giorgieva al Superministro. “En Argentina tenemos un socio con el que vamos a poder trabajar. El Ministro nos manifestó su voluntad de respetar el acuerdo”, festejó Giorgieva.
Las luchas docentes en Neuquén, Mendoza, Córdoba, el parazo de la multicolor en provincia de Buenos Aires y el acampe de los prestadores de salud contra el ajuste en discapacidad son una primera muestra de que es posible que los de abajo no sigan tolerando el empeoramiento de sus condiciones de vida.
El ajuste le es funcional a la derecha
Por otro lado, los grupos de la nueva derecha vernácula, representados en grupos cómo Revolución Federal y Nación de Despojados comienzan a hacerse notar a fuerza de una prédica anti corrupción y anti ajuste. Le dan así canal de expresión a sectores de diferentes extractos sociales que vuelcan toda su frustración en acciones violentas.
Mientras tanto, la desmoralización y el desengaño en la base social del Frente de Todos avanza en los barrios populares. Una muestra de este fenómeno fue la abstención electoral masiva de las últimas elecciones. En ellas, el Gobierno perdió más de 5 millones de votos.
Si bien la enorme mayoría se quedó en su casa, una porción minoritaria pero importante votó a la izquierda como expresión del descontento con la traición del peronismo. Hablaba de “la heladera llena y volver a tener futuro” pero empujó a millones por debajo de la línea de pobreza.
Los sindicatos dirigidos por burócratas del PJ buscan resguardar al Gobierno de la bronca de los trabajadores. Sin embargo, terminan siéndole más funcionales a la derecha macrista, libertaria y fascistoide que puede instalar en la cabeza de los laburantes que la crisis y el deterioro de sus condiciones de vida se debe a “los planeros”, “los piquetes”, “los extranjeros que se atienden en nuestros hospitales”, “la política” y hasta “el marxismo cultural”.
Los medios masivos de comunicación, repiten de manera permanente esos discursos y logran ganar para esa idea a laburantes que no ven salida a su situación. Se pudo observar como tras el intento de asesinato a CFK, la reacción de amplias capas de los sectores populares fue de negar la gravedad de los hechos o directamente adjudicarlo a un autoatentado por parte de la Vicepresidenta. Es tal la bronca y decepción, de amplios sectores con el gobierno, que desconfían hasta de los más elemental.
La salida está en las calles. Es ahí a donde vamos a poner en primer plano las necesidades de los de abajo y a atribuirles la verdadera causa: el ajuste de Massa y el FMI. La derecha que se llena la boca hablando de ajustes, solo puede ofrecer peores condiciones de vida y mayor represión para quienes se organizan.
