EEUU: Lo que dejó el primer debate presidencial entre Trump y Biden

Anoche se dio el primero de los debates presidenciales para las elecciones que se celebrarán el martes 3 de noviembre. Como un reflejo de la decadencia del imperialismo norteamericano, los contendientes no tuvieron un alto nivel político en sus intervenciones y primaron las bravuconadas y provocaciones.

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Uno de los puntos fuertes del debate giró en torno a los impuestos. El actual presidente es acusado de evadir impuestos y se excusa en el amparo legal heredado de la administración Obama. Ante esto el candidato demócrata, Joe Biden, afirmó que eliminará los recortes impositivos que aplicó Trump durante su mandato.

Por otro lado, la pandemia fue un tema importante de discusión, ya que el mandatario norteamericano acusó a su contrincante de “querer cerrar el país”. Mientras que Biden aseguró que las políticas de Trump llevaron al país a una crisis sanitaria tal que, con sólo el 4% de la población mundial, registra el 20% de las muertes por Covid-19 en todo el planeta.

Más adelante, y con interrupciones de por medio, se tocó el tema del racismo y la violencia institucional. Luego de los asesinatos de Breonna Taylor y George Floyd que conmovieron al mundo y desataron una rebelión popular antirracista, pareciera que ninguno de los dos candidatos da una definición clara de cómo combatir el problema del supremacismo y los asesinatos raciales.

Por su parte, Biden acusó a Trump de estar “echando gasolina al fuego” cada vez que interviene sobre estos temas. Citando el acto de Trump en medio de las movilizaciones de Washington cuando salió, después de varios días de su bunker, con una Biblia en la mano y mandó a reprimir a los manifestantes.

Mientras tanto, el republicano intentó esquivar estos ataques responsabilizando a la “izquierda radical”, diciendo que alguien tenía que hacer algo con los Anfita y los izquierdistas. Espetó que estos “lo tienen comiendo de su mano” a su par demócrata. Dejando entrever que le seguirá dando vía libre a los supremacistas blancos y la ultraderecha.

El último punto caliente de la noche fue el tema de las elecciones propiamente dichas. Debido a la pandemia se habilitó la posibilidad para votar de forma remota por correo. Ante esto Trump deslizó que no reconocerá el resultado de las elecciones debido a que “se está gestando un gran fraude” y llamó a sus seguidores a monitorear todos los centros de votación para impedir que esto suceda. Biden simplemente atinó a convocar a todos a las urnas acusando a su par de que estar infundiendo el miedo en los votantes para que no emitan su voto.

La baja calidad del debate y la falta de respuestas reales a los problemas de los trabajadores son un reflejo de la decadencia del imperialismo norteamericano y su clase dirigente. El desgaste de un sistema bipartidista que encorseta a los trabajadores a votar por un verdugo u otro hace necesaria la aparición de una alternativa política independiente que represente a los de abajo, lo cual sigue siendo una tarea pendiente para los luchadores obreros y populares de EEUU.

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