“En la conformación de ambos binomios se buscó atenuar los aspectos negativos de cada uno o, por la positiva, ampliar los continentes que habían encogido sus presentes y pasados. Macrismo versus kirchnerismo, pasteurizados. Hoy versus ayer, exacerbados. República versus populismos, caricaturizados. Espejos que distorsionan”. (Jacquelin, La Nación, 12/06/19)
Con el anuncio de la candidatura Macri- Pichetto en respuesta a la de los Fernández, el panorama electoral se ha polarizado in extremis.
El traslado de todo el proceso político a un escenario electoral polarizado entre variantes conservadoras, es una expresión distorsionada de un problema en la lucha de clases: el que no se haya logrado echar a Macri el año pasado luego de la conmoción que provocaron las jornadas de diciembre.
Como señalamos en el editorial anterior, esta “suspensión de los desarrollos es sólo coyuntural: gobierne quien gobierne el año entrante, la situación será de crisis y choques sociales conforme los reclamos que vienen desde abajo sean desatendidos o denegados.
La izquierda tiene la responsabilidad histórica de levantar un programa independiente que conecte estos reclamos en una perspectiva anticapitalista; que cuestione la lógica del “mal menor”. Un programa que trace una raya con los candidatos del sistema y ofrezca una suerte de “puente” que facilite que los trabajadores, las mujeres y la juventud hagan su experiencia con los límites de clase del gobierno que viene.
Ultimátum de por medio, el FIT se ha negado a unificar con nuestro partido para dar esta batalla. Y no solamente nuestro partido: han quedado fuera de esta supuesta “unidad”, figuras de trascendencia como Zamora, Altamira y Ramal, por nombrar algunas.
Lo que estamos viendo es una fuga hacia delante de este frente electoral que profundiza su deterioro oportunista: dejan afuera a nuestro partido y a las alas izquierdas de otras organizaciones refirmándose como acuerdo porotero.
Parte de este problema es el crimen político de haber dado la espalda a una precandidatura presidencial de una mujer,una compañera. No se trata de hacer una campaña unilateral sólo alrededor de esta temática, sino el hecho que actualmente el movimiento de mujeres es uno de los principales símbolos de lucha.
La campaña electoral de la izquierda tiene que presentar un programa anticapitalista frente a ambas candidaturas patronales: Macri y Pichetto y los Fernández. Y qué mejor que esto se encarne en una compañera que, como Manuela Castañeira,pueda expresar toda la fuerza de la marea verde.
Nuestro partido sale orgulloso a instalar con toda su fuerza y en todo el país la precandidatura presidencial de Manuela Castañeira como alternativa anticapitalista a las fuerzas del sistema.
Un giro conservador
La ratificación de los binomios presidenciales de las dos fuerzaspatronales mayoritarias,permite adelantar algunas conclusiones. En ambos casos se trata de un giro a la derecha de sus perfiles originales, por así decirlo.
Ya hemos escrito que la candidatura de Alberto Fernández es un guiño a los mercados: Fernández le prometió al FMI que “no harían locuras”. Si se hurgaba en el “mercado político kirchnerista”, no había otra figura que pudiera encarnar mejor este perfil que Alberto Fernández que, como todo el mundo sabe, se fue por derecha del gobierno de Cristina. La sumatoria de la figura de Massa en el lugar que sea, fortalecerá este perfil conservador.
El anuncio de la vicepresidencia de Pichetto por el novel “Frente por el cambio”, va en el mismo sentido. Se trata de un perfil a la derecha del original de Macri con Michetti, que en una campaña de globos de colores se apoyaba en el concepto genérico del “cambio”.
El binomio Macri-Pichetto es mucho más definido:es la avanzada del imperialismo y los grandes empresarios, de los mercados y el FMI, reclamando porlas contrarreformas laboral, jubilatoria y también ahora impositiva.
¿Cómo es que de la crisis del gobierno y las movilizaciones que lo sacudieron el año pasado surgió semejante polarización conservadora? En realidad, la cuestión es simple: la situación nunca se queda quieta; el movimiento de la lucha de clases es pendular:oscila permanentemente de izquierda a derecha y de derecha a izquierda.
Entre el 2015 y el 2017 hubo un desplazamiento hacia la derecha. Pero las jornadas de diciembre le pusieron un límite a Macri e hicieron entrar en crisis a su gobierno; una crisis que continúa hasta hoy.
La burocracia y el kirchnerismo salieron presurosamente a poner en pie un operativo de contención. “Hay 2019” afirmaron, como para rendirles pleitesía de confiabilidad a los poderosos.
En la medida que no se logró derrotar al gobierno en las calles, comenzó a vivirse una temporaria “estabilización”, lo que se está expresando en la nueva coyuntura electoral conservadora que se está abriendo.
El voto cauteloso que se dio en todas las elecciones provinciales (“me antrinchero en mi provincia para que la crisis no me llegue”), es parte de esto.
Las representaciones que se hacen los trabajadores y las masas tienen que ver con su experiencia. Si el gobierno de turno no logra ser echado con la movilización, si todo se desplaza al terreno electoral; si, por añadidura, la coyuntura regional viene de un giro a la derecha y no de un desborde por la izquierda, ni la coyuntura ni las candidaturas patronales podrían ser muy “izquierdistas”.
Esto subrayalos crímenes del electoralismo. Cuando el año pasado, casi en soledad, desde el Nuevo MAS (y también Luis Zamora, hay que decirlo), planteábamos que “el pueblo tenía que decidir”(sobre el acuerdo con el FMI), connotadas figuras del FIT como Myriam Bregman plantearon que era “el momento de discutir el programa”… sin cuestionar la continuidad del gobierno.
Tanto el PTS como el PO desarrollaron la “teorización” oportunista de que era supuestamente “un error plantear la salida anticipada de Macri” porque todavía no estaba planteada una alternativa desde la izquierda.
Pero como ya escribimos en estas páginas,ningún partido puede sustituir la experiencia de los trabajadores: una salida de Macri por la acción directa, revolucionaria, hubiera dejado colocado las cosas mil veces más a la izquierda de lo que están hoy.
Recordemos que Marx afirmaba que “un paso adelante del movimiento real vale más que cien programas”. Sobre todo, agregamos nosotros, en lo que tiene que ver con la experiencia de los trabajadores; los cientos de kilómetros que avanzan cuando son ellos los que se ponen en acción para cambiar las cosas.
Un crimen de leso marxismo es creer que se tienen “comprados los votos”; perder de vista que la evolución de la conciencia es una función derivada -en forma no mecánica-de la lucha de clases.
La adaptación a las reglas del juego del sistema se hace valer de manera insensible. Cuando la izquierda saca muchos votos (como en Salta o Mendoza años atrás), el electorado trabajador espera que automáticamente se resuelvan los problemas…
Los votos son una palanca para desarrollar una política revolucionaria. Pero es imposible satisfacer las expectativas que se crean, sino se desarrolla la movilización. Y, mucho menos, cuando se privilegia el terreno electoral por encima de la lucha de clases; cuando no se alerta que los votos van y vienen; cuando no se educa que los parlamentarios de la izquierda no pueden hacer nada sin los trabajadores.
Si la lucha de clases no se desarrolla, si los trabajadores no se radicalizan, si el partido no se esfuerza por trasmitir estas enseñanzas elementales, cuando el globo de los votos se desinfla… sobreviene la crisis del electoralismo (como ocurre hoy con el FIT).
En ausencia de la salida anticipada de Macri, el péndulo volvió a rebotar. Y qué tenemos hoy: un escenario de súper-polarización entre dos binomios conservadores.
Una falsa polarización política (desde el punto de vista de clase, aunque tienen matices políticos reales) que escamotea la polarización social real entre los de arriba y los de abajo que se puede anticipar conforme Macri y Pichetto o Alberto y Cristina quieran aplicar sus planes de gobierno.
Dividiendo a la izquierda
Pasemos a las tareas de la izquierda. El FIT ha optado por el acuerdo con la fuerza más oportunista en detrimento de nuestro partido. En realidad,lo que está ocurriendo es un desplazamiento hacia la derecha del proyecto original del FIT.
Nuestro partido viene subrayando desde hace muchos años los déficits del FIT. Afirmamos siempre que tiene un elemento progresivo vinculado a la independencia política de clase. Y esto sigue siendo así (al menos a priori porque no hemos visto su programa) aun con la incorporación del MST.
Sin embargo, la delimitación de clase no es la única en la izquierda. La otra tiene que ver con el vector reforma/revolución. No vamos a decir que las fuerzas del FIT y/o el FIT mismo son reformistas.
Pero sí es un hecho su desplazamiento hacia la derecha:los elementos de adaptación al régimen burgués expresados, entre otras cosas, en el carácter de cooperativa electoral de dicho frente.
Veamos cómo se expresa esto en estos momentos. En las elecciones provinciales a la izquierda le ha venido yendo de regular para abajo;se ha retrocedido.
Trasladado al escenario nacional, más político, la elección estará dominada sin embargo por el escenario de súper-polarización que explicamos arriba.
Ya desde el vamos el FIT viene con la limitaciónde no tener ninguna acción común por fuera de las elecciones:no le da un canal de organización a nadie (un elemento de oportunismo político y constructivo que se ha cristalizado).
Por lo demás, se negó rotundamente a establecer un debate unitario leal con nuestro partido. Debate necesario hasta por el problema que están en curso muchos cambios políticos y se requería tiempo para una discusión sopesada de programa y política. El FIT se negó.
Se la pasó meses encerrado en su propia burbuja, con el PTS en su autoproclamación habitual y el PO enfrascado en su crisis. Y a la hora de buscar las alianzas, privilegió el acuerdo con la fuerza más oportunista.
Como hemos dicho, no consideramos que el acuerdo con el MST plantee problemas de principios; realizamos una alianza con este grupo en la elección anterior y nos parecen poco serias las corrientes tipo Groucho Marx (PTS) que cambian sus “principios” según conveniencia…
Pero nunca dejamos de subrayar que son la corriente más oportunista del trotskismo. La decisión del PTS y el PO de privilegiar desde el 2011 el acuerdo con las corrientes más de derecha contra nuestro partido, entraña toda una definición.
Desde el día cero el PTS ha estado maniobrando para evitar la proyección política de Manuela Castañeira y nuestro partido. La unidad declamada por el FIT no fue un planteo real, sino el intento de imponer caprichos de secta.
Nuestro partido no lo acepta. Y, menos que menos, cuando estos caprichos implican darle la espalda al movimiento de mujeres, un error gravísimo que el FIT parece haber cometido con las encuestas en la mano(es decir, de manera electoralista).
El movimiento de mujeres encarna hoyel símbolo de la lucha, de la rebeldía, el cuestionamiento al sistema, al capitalismo.
Estamos en una fase preparatoria de la lucha de clases; una lucha de clases que hasta que la clase obrera no entre en escena, no se radicalice, será muy difícil para las corrientes revolucionarias abrirnos paso a una escala de masas.
Sin embargo, un clásico de la lucha de clases es que la juventud, el movimiento como las minorías negras en Estados Unidos, actualmente el movimiento de mujeres, pueden ser la aurora hacia una radicalización ulterior de todos los explotados y oprimidos.
El movimiento de mujeres tiene un “pliego de reclamos” que se debe combinar con el programa de conjunto de los trabajadores y la juventud. Y esto con una particularidad: sus exigencias se sostienen en un movimiento social politizado de vanguardia de masas.
Más en general, gobierne quien gobierne el año que viene, se producirá un choque entre las expectativas de los de abajo y el ajuste económico, el pago de la deuda y el eventual “pacto social” que nos quieran imponer. La izquierda deberá ponerse a la altura de las circunstancias.
Y de esto también se trata la actual campaña electoral: “(…) tal vez por su desbarajuste macroeconómico combinado con una elevada conciencia e institucionalización de los derechos sociales y civiles, la Argentina ejemplifica paradigmáticamente los dilemas del capitalismo democrático. Mientras que su anomia macro es inviable en una fase de globalización que exige a los países dependientes rígidos estándares para participar en los mercados, sus clases medias y bajas se niegan a resignar aspiraciones y derechos, y son severas con los dirigentes que las vulneran”. (Eduardo Fidanza, La Nación, 8/06/19).
¡Con la fuerza de la marea verde!
Nuestro partido se lanza a la campaña electoral. Frente a las candidaturas de los dos bloques patronales defendemos una candidatura como la de Manuela Castañeira que puede encarnar la fuerza del movimiento de mujeres y, más en general, toda la fuerza de los trabajadores y la juventud.
La campaña de la izquierda y nuestro partido deben establecer un puente entre la situación actual y los grandes choques de clases que se avecinan.
El país se encuentra nuevamente al borde de la cesación de pagos y tanto Macri-Pichetto como Fernández-Fernández intentarán, por una u otra vía,hacerle pagar la crisis a los trabajadores.
Trazar la raya con un programa anticapitalista cuyo eje sea que paguen los empresarios, dejar de pagar la deuda y romper con el FMI, plantarse por la eliminación del impuesto al salario y la prohibición de despidos y suspensiones, el aborto legal ya, acabar con la precarización laboral de la juventud, la reincorporación de todos los despedidos bajo el macrismo (públicos y privados), ejemplo el Hospital Posadas o Télam, entre otros tantos, son algunos de los reclamos que se chocarán de frente con cualquier gobierno burgués que asuma a partir del 10 de diciembre.
Con la fuerza de la marea verde la precandidatura presidencial de Manuela Castañeira se pone al servicio de esta pelea: preparar políticamente y, en la medida de lo posible, organizativamente, a nuestra clase, para las peleas que se vienen: peleas que de polarizarse, de radicalizarse, de extremarse, pueden abrir un desafío histórico para la izquierda argentina.
¡Manos a la obra a poner en pie la campaña de Manuela Castañeira en todo el país!
El FIT, es un frente electoral,
Es decir, es REFORMISTA, por que plantea la ilusión de que votando, se llega al socialismo,
Eso se choca de frente, con la experiencia de las masas de trabajadores de Alemania, (1914 / 1933), España, 1930 / 1939), o Chile (1966 / 1973).
O Indonesia (1950 / 1965), o Brasil (1955 / 1965).
Es claro que por ello, más tarde que temprano, si no se entiende que son frentes reformistas, estos frentes, crecerán hasta el punto, de que la alternativa reforma o revolucion, (Rosa Luxemburgo, Berlín 1899), simplemente, harán saltar por el aire al Frente.
Así que debe quedar CLARO, que la posible guerra USA – IRAN, o paro de la CGT por 1.000 dólares de salario mínimo,
Puede hacer saltar por el aire al gobierno de Macri o a las elecciones presidenciales,
Y para actuar en esa situación, debemos estar preparados .
Sino, nos encontraremos con un.tenedor en la mano, si llueve sopa.
Otro tema para discutir, es que las masas, ya hicieron 2 alternativas revolucionarias,
en 1989, cuando en los partidos del GBA, de San Vicente, Glew, Quilmes, La Matanza, Merlo, Moreno, San Miguel y Pilar, el MAS, concurrió a las elecciones con sectores de la izquierda del peronismo, ganando el 30 % de los.votos, lo que ocasionó que al mes de las mismas, los trabajadores, salieron a las calles, saquearon supermercados y órganizaron la defensa armada de sus barrios, a veces con cuchillos y otras herramientas, con asambleas populares que garantizaban la comida de los más pobres y ejerciendo el doble poder popular.
Eso hizo saltar por el aire al Presidente Alfonsin y al partido burgues radical.
La 2da. Situación prerevolucionaria, se dio el 19 y 20 de diciembre de 2001, cuando a los 2 meses de las elecciones, en donde en CABA, Luis Zamora obtuvo una votación del 14.% de los votos, producto de las luchas populares y de la actividad del MAS, que aunque roto en pedazos, y empujó la lucha por la.recuperacion del ahorro de los trabajadores, y a estos debemos agregar, a las clases medias, que salieron a las.calles al grito de.: «Piquete y cacerola, la lucha es una sola», volteó 5 Presidentes en 1.semana.
Pero producto de la falta de un partido revolucionario, se nos.escurrio de las.manos.
Así que las.elecciones y quien las gane, pueden acelerar a las masas, situación para la que debemos estar preparados.
Si se muere Macri, el Presidente, va a ser Picheto,
Los radicales se mueren.