- Las relaciones de fuerzas [1]
No está claro en este momento que vaya a haber un día del “juicio final” en el que explota todo y Milei se va.[2] Quizás tengamos que acostumbrarnos un tiempo a que Milei esté. Después va a haber que recalibrar eso con lo que suceda en el mes de abril, que va a ser muy movido, pero a priori, aun con todas las contradicciones que hay, hay que tomar nota que, eventualmente, no va a haber un día del juicio final en que estalle todo, por lo menos no por ahora. Hay una convivencia más naturalizada con el gobierno de Milei aunque, atención, cada Comité Central que hagamos tendremos que ir calibrando con un micrómetro los desarrollos.[3]
Las relaciones de fuerzas están ahí, en la calle, no ha habido ninguna prueba definitiva de la lucha de clases; ese supuesto está confirmado, la llegada de Milei al gobierno no significaba automáticamente una derrota como escribió, por ejemplo, Valerio Arcary en un artículo que por su derrotismo es para el olvido.[4] El supuesto del día del juicio final no se verifica aún, pero tampoco el supuesto del Milei todopoderoso: por ahora no pudo llevarse puesto el régimen político. Ahora dice que lo va a hacer cuando gane las elecciones de octubre de 2025 y su hermana arme un nuevo partido (“En diciembre de 2025 presentaremos 3000 leyes para ser votadas en extraordinarias”. Desde ya que para dicha fecha falta una eternidad y muchas cosas podrían pasar antes de llegar a ella).
Es importante entender esto, porque si no, no se explica por qué no hay ese clima político asfixiante que había a mitad del año pasado, y al mismo tiempo Milei sigue ahí. El problema es que ni la vanguardia de masas, que está movilizada, logra arrastrar a las masas –los votantes de Milei siguen en el atraso total aunque no se movilicen para apoyar al gobierno–, ni ese atraso logra desmoralizar a la vanguardia. La izquierda no alcanza para hacer la bisagra entre la vanguardia y las masas; hacen falta el peronismo y la burocracia sindical, que juegan a la contención, hay 2025, Kici presidente, etc. (como hemos señalado, una traición histórica copyright de la política de Lula y el Frente Amplio en Brasil frente a Bolsonaro).[5]
- Gobierno bonapartista, régimen democrático burgués girado a la derecha
Tomando estas definiciones, digamos que Milei no va a cambiar, es la provocación permanente; está logrando aplicar un ajuste económico brutal. Pero si la burguesía económica y el imperialismo lo apoyan incondicionalmente,[6]la burguesía política está incondicionalmente con la gobernabilidad pero no incondicionalmente con Milei.
Ninguna oposición burguesa quiere que Milei se vaya, empezando por el peronismo que dice que primero tienen que “reorganizar el movimiento”, como dijo Cristina en la carta de ayer y Guillermo Moreno por televisión. Pero desde las instituciones sí le ponen mediaciones, y el FMI ya dio dos alertas, uno sobre la situación social y otro donde le dicen que el ajuste macro está muy lindo y fue más rápido de lo que creían, pero para que no sea un ave de paso el gobierno tiene que traducir estas medidas durísimas en leyes.
Acá hay dos puntos importantísimos. El primero y más objetivo es que el gobierno no ha logrado cambiar el régimen democrático burgués. Tiene un sesgo bonapartista, pero no logra –al menos no aun- instalar un régimen bonapartista. Esto se expresa en todas las discusiones superestructurales, que a veces aburren pero son parte de las condiciones políticas de un gobierno de ultraderecha en medio de las relaciones de fuerzas en la Argentina, que juegan en contra de Milei, y en medio también de la decadencia y crisis estructural del país, que juegan en favor de Milei.
El juego institucional que hay es más complejo que el que estábamos acostumbrados a ver, pero en los textos que sacamos el año pasado, con toda la nebulosa de ese momento, dijimos que hay una materialidad de las cosas y una dialéctica entre el carácter del gobierno y el del régimen.[7] Eso por ahora se confirma, el gobierno tiene líos con varias instituciones. Con los gobernadores por los fondos, donde hay un toma y daca interminable que incluye los sí o no a la cuarta categoría del impuesto a las ganancias. Además, todo el tiempo entran y salen cosas del proyecto de ley ómnibus: volvieron a meter seguridad dentro de las facultades extraordinarias; parece que a sugerencia de los propios gobernadores, metieron la contrarreforma laboral del DNU; también meterían lo de educación –las medidas contra el “adoctrinamiento”–. Entonces la ley, que de 600 y pico de artículos había bajado a 200, ahora podría crecer a 400, y se empieza a tratar esta semana.
En el propio parlamento acumula dos derrotas: la caída de la ley original en febrero y la del DNU en Senadores. Ninguna de estas derrotas abrió una crisis política porque nadie quiere que se vaya.
Está también la Corte, que no se quiere pronunciar antes que las instituciones políticas y donde se metió el lio por la posible designación de Ariel Lijo como miembro de la Corte, un juez demostradamente corrupto y rastrero.
- Las contradicciones entre el gobierno, el régimen y la vanguardia de masas
El otro gran condicionamiento que tienen es que el gobierno no ha exhibido músculo en la calle –al menos no hasta ahora. Esto es paradójico, porque Milei escupe provocaciones una atrás de la otra –algunas con consecuencias inmediatas y muchas no–, pelea la opinión pública, domina las redes (aunque se ha notado algún retroceso en eso), pero no ha logrado enhebrar una sola movilización a su favor. Intentó que se movilice el campo con el llamado de Espert a la rebelión fiscal en provincia de Buenos Aires, y hubo una marcha marginal, de gente llena de plata que además no quiere liquidar la soja si no hay otra devaluación…[8]
En cambio, sigue habiendo jornadas históricas de movilización de la vanguardia de masas contra el gobierno. Empezaron el 20 de diciembre con el rechazo al protocolo; siguieron el 27 con el llamado de la burocracia sindical a Tribunales; luego el paro general del 24 de enero, un paro recontra político donde la propia burocracia denunció que el plan de destrucción es global[9]; luego las jornadas de febrero contra la ley ómnibus dirigidas por la izquierda; y las dos movilizaciones del 8 y el 24 de marzo.
Bolsonaro fue mucho menos agresivo desde el punto de vista económico, pero se construyó con una movilización permanente de derecha desde 2013. Aquí, en el proceso hacia el triunfo de Macri hubo una serie de cacerolazos de derecha bastante grandes. Milei, en cambio, es producto solo del inmovilismo y la degradación social sucedidos durante el gobierno de Alberto –al menos hasta ahora, repetimos.
Todo esto da como resultante una contradicción entre el gobierno y el régimen, un gobierno bonapartista, provocador, que si se afianza puede volverse más peligroso de lo que ya es, pero que aún no puede “ir por todo”: el aborto legal o la reivindicación de las fuerzas armadas con la “memoria completa”, que por ahora está en minoría. Están haciendo un ensayo de militarización en Rosario, pero los compañeros dicen que llevaron veinte camionetas nada más, lo que lo hace parecer más un show que una verdadera militarización, además de que las Fuerzas Armadas no quieren ir y Villarruel tampoco quiere que vayan.[10]
- Tres crisis que por ahora marchan por separado
Se viene un mes de definiciones. Primero la ómnibus bis, que si logran sacarla institucionalizan transformaciones muy duras, y dentro de eso, lo que es muy grave, las facultades delegadas. Ahí el juego de bonapartización del régimen político sigue; el FMI también les dice a los gobernadores que si no quieren que Milei se vaya, lo dejen gobernar.
Al país no va a venir ninguna inversión, primero porque está carísimo en dólares, y segundo porque no hay seguridad jurídica; por más que revienten a las masas y vuelvan miserable la vida de todos, necesitan que todo eso se legalice. Ahí hay una prueba: si vuelve a fracasar con la ómnibus bis, quizás vuelve la idea del día del juicio final.
Después viene el Pacto de Mayo, que debería ser un pacto de unidad nacional, aunque no lo va a ser porque el peronismo no se lo firma y puede ser que otros gobernadores de otras fuerzas tampoco.
Tratemos de no tomar esto como una relativización de la tragedia social que hay por abajo, pero todo indica que los factores más dinámicos siguen siendo los políticos. También los desbordes, como los conflictos docentes de Neuquén y Córdoba. En Neuquén se derrotó el intento de declarar la educación como servicio esencial.
También está el encuentro de la izquierda y la supuesta marcha de la CGT del Primero de Mayo. ¿La CGT va a movilizar con todo? Va a depender de qué meta el gobierno en la nueva ómnibus: si mete el capítulo laboral, se mete con la burocracia.
¿Qué tiene a favor el gobierno? Que las tres crisis que deberían unirse, política, social y económica, no hay quién las una. La crisis política es la más fácil de abordar por parte de la vanguardia y la izquierda, porque es la crisis más concentrada alrededor del Estado (la política es concentración y ahí la izquierda revolucionaria se puede hacer ver más que en el elemento disperso). La política y sus crisis le importa un pepino al 56% que votó a Milei, ahí es muy dominante el tema de la corrupción. La crisis social es distinta: por ejemplo, hay docentes piolas y docentes reaccionarios, pero si se te cae el techo de la escuela protestan todos. O lo que pasa con la epidemia de dengue, sobre la que el gobierno no actúa en absoluto copiando el negacionismo de Bolsonaro acerca del covid.
Lo que va a favor del gobierno en la crisis social son los despidos, que actúan como un disciplinador, lo mismo que la recesión; hasta ahora no aparece vanguardia en la lucha contra los despidos. Sí hay vanguardia en trabajadores: en docentes de Córdoba, de Neuquén, al calor de las nuevas conducciones; hay entusiasmo y ambiente para todo.
También es verdad que, aunque la hipótesis del día del juicio final parece alejarse, muchos analistas burgueses dicen que estos son los meses donde más se van a poner a prueba las cosas (Morales Solá alerta en su editorial del día de ayer por los peligros que entraña la crisis social en los próximos meses, por ejemplo, los aumentos de tarifas, que masifican el ataque en vez de circunscribirlo a determinados sectores).[11]
En cuanto a la crisis económica, los sojeros no quieren liquidar la soja a este dólar, porque pierden la renta diferencial: la inflación alcanzó el precio del dólar y la renta diferencial se crea entre el precio internacional y el interno, y el precio interno es carísimo amén de que cayó simultáneamente también los precios internacionales del agro. Lo que importás es carísimo y lo que comprás acá también. Bajó muchísimo el turismo porque está carísimo vivir en Argentina: los precios están como en España, pero España es un país de clase media por así decirlo, con un nivel de vida muchísimo más alto; acá dolarizaron la pobreza, te venden la pobreza carísimo, te sentás en cualquier bar y vienen diez personas a pedirte plata; la Capital es una toldería, llena de gente viviendo en la calle o haciendo comercio informal.
Bueno, estas tres crisis se tienen que unir, y los que tienen la llave para unirlas, el peronismo y la burocracia sindical, no quieren hacerlo. Por eso es clave el desborde y la construcción de organismos independientes de la burocracia sindical. Se ponen a la orden del día –desde el punto de vista de las perspectivas, claro está- las formas soviéticas de organización paraestatal.[12]
En la calle hay dos tipos de acciones, las tradicionales convocadas por la burocracia, y las independientes, de las cuales se vienen más, como dijimos: el aguante del 24 de abril con el tratamiento de la ómnibus, que puede venir con gas pimienta; el encuentro del 27 de abril en Plaza de Mayo, y la marcha de la CGT del Primero de Mayo con la columna independiente de la izquierda, todas instancias importantísimas para alternativizar a la burocracia sindical.
- Partido, política y orientación
El partido está a la contraofensiva. Este Primero de Mayo unitario nos da un montón de aire, hace diez años que hacemos solos nuestro acto del Día del Trabajador porque el FITU, “haciendo su negocio” (PTS y PO dixit), nos dejaban afuera a conciencia.
Hay mucho espacio en la vanguardia porque a ninguna corriente le alcanza; hay un sector dela base peronista-k harto de que su partido no haga nada, y está el público de la izquierda, donde, a pesar de la ridiculez del FITU que se atribuye toda la representación de la misma, nosotros tenemos nuestro público y la figura de Manu que está re instalada (publico y figura conquistada en década y media de lucha contra el aparatismo excluyente del FITU).[13] Ese público dice todo el tiempo “por qué no se une la izquierda”, o sea que no consideran que toda la izquierda esté unida en el FITU (una batalla que estamos retomando: hay que unir a toda la izquierda clasista más allá de las enormes diferencias políticas que tenemos entre las 4 o 5 corrientes trotskistas principales del país).[14] Hay un plano muy grande en disputa, que es la representación de la izquierda no solo electoral sino también orgánica. Bregman tuvo sus cinco minutos de fama cuando la pelea contra la ley ómnibus, y nosotros también nuestros cinco minutos en el acto espontáneo donde habló Manu luego de la marcha del 8 de Marzo frente a un auditorio que la seguía atentamente de 10.000 (un verdadero caso de tribuna popular). También está Belliboni con el movimiento de desocupados, y el resto de las figuras de izquierda más atrás. Nuestra orientación hacia el FITU es unitaria; aunque sin perder de vista –ni por un instante- las leyes objetivas de “guerra de guerrillas” de tendencias en el seno de la izquierda.[15]
En cuanto a la orientación, vamos más por el desborde y la autoorganización que por el frente único y la unidad de acción, porque el peronismo está muy a la derecha así como las gestiones universitarias, pero sí hay frente único y unidad de acción en los niveles intermedios. En el movimiento estudiantil, vemos una diferenciación entre cierre de la universidad y vaciamiento: vaciamiento es el auto ajuste de los rectores, pero el cierre al rector no le va a gustar. Si la CGT convoca el Primero de Mayo, hay unidad de acción con la CGT pero con columna independiente de la izquierda. También tenemos que hacer bloques en la izquierda, alrededor de puntos reales y no de los caprichos habituales del PTS.
La política general: plan global –el resto de la izquierda sigue diciendo ajuste, es escandalosamente economicista–. Si se consolida lo de escuelas sin adoctrinamiento, es un llamado a la base mileísta a que ataque a los docentes. Seguimos metiendo púa con “Basta de Milei” a ver qué pasa (la estrategia es echar a Milei simultáneamente a construir una dirección independiente del peronismo para dar una salida de clases y revolucionaria a la crisis).
Por supuesto está el tema del ajuste, y si se abre crisis política, “Fuera los ministros de Milei”, por ejemplo con el tema del dengue.
- Un desafío histórico para la izquierda y el partido
Hay una convivencia de la sociedad con Milei muy paradójica, que no modifica la definición de etapa reaccionaria con crisis permanente, pero es inesperada, para Milei y para nosotros.
No es todavía “se viene el estallido”, aunque no está cerrada esa posibilidad. Pero tampoco el gobierno logra el arrebato. Escenificaron una militarización en Rosario, pero ya vemos que la realidad es muy distinta. Agitamos mucho que se va al “choque social”; evidentemente eso tiene sus tiempos, pero el arrebato del gobierno también.
Hay que evitar el facilismo, no es un gobierno más, hay que mirar el mundo y ver que los gobiernos de extrema derecha son distintos, porque operan en condiciones nacionales distintas.
Seguimos inmersos en la etapa reaccionaria con crisis permanente, seguimos con el problema de unir lo político con lo reivindicativo, pero le podemos agregar que la coyuntura tiene elementos excepcionales cuya resultante no es ni el arrebato que quería Milei ni el choque social (al menos, no por ahora, se verá qué pasa con la crisis social).[16]
Dicho eso, acá no está Mandrake el mago; opinamos que lo más dinámico es la vía política, pero no cerremos la vía social; es prematuro.
Seguimos en una situación defensiva: el gobierno ataca, y hay mucha respuesta en sectores de amplia vanguardia. El gobierno sigue con iniciativa, aunque con impases, la pierde un poco y la recupera porque ningún actor burgués quiere ni en sueños que se vaya. Vamos a otro mes más de transición, porque hay que ver qué pasa con la ómnibus bis.
Es un rasgo de este tipo de gobiernos a nivel universal, que como son gobiernos de guerra de clases, siempre hay muchos imprevisibles: provocan y ven hasta dónde llegan, retroceden y vuelven a provocar. Son la provocación permanente.
Hay una oportunidad histórica para la izquierda y el partido si hay un ascenso, por la defección del peronismo. Y hay una oportunidad para la extrema derecha también. Ante la destrucción del sistema de partidos, el fenómeno objetivo todavía no es el crecimiento de la extrema izquierda, a nivel de las masas ganan ellos por ahora. Pero en la vanguardia de masas, que es donde se mueve el partido, hay una inmensa oportunidad (aunque sin dejar de notas que el movimiento obrero viene muchísimo más atrás; aun reina la confusión y división en sus filas, un dato no menor),[17] y también es necesario que haya un giro a la izquierda en la conciencia, porque si no, se lo lleva todo el peronismo de nuevo.
[1]Se trata este texto del informe y cierre de Roberto Sáenz ante el Comité Central del Nuevo MAS ayer domingo 7/04/24. Agradecemos a Patricia López por la rápida y precisa edición y corrección de este informe.
[2]Dan asco imágenes como la de Albistur en el verano comiendo pochoclo viendo como “se irá el gobierno” cuando el PJ y los K trabajan día y noche para dar gobernabilidad (hacer de “oposición de su majestad”). Ahora su consigna madre es “hay 2027” y hay que hacer una denuncia furibunda al kirchnerismo por esta traición histórica.
[3]Los propios medios y la burguesía como tal incluso el FMI siguen en la tónica de los escenarios alternativos: ¿se estabiliza Milei o no?
[4]“Cinco notas sobre a vitória de Milei”, 20/11/23, esquerdaonline. En esta nota Arcary da por derrotado al movimiento de masas en la Argentina y se queja de que la izquierda no llamó al voto a Massa. Por supuesto que los hechos lo desmintieron al otro día de escrita la nota –por así decirlo- con las sucesivas movilizaciones históricas de los últimos meses, amén que, en su oportunismo del voto a-crítico a Massa hace parte del operativo rastrero de invisibilizar a nuestro partido sin señalar que llamamos a un no voto a Milei, a la desconfianza en Massa y a la libertad de voto salvo Milei.
[5]Las corrientes del “trotskismo” que integran hoy el PSOL, totalmente adaptado al régimen y al PT actúan como si en la Argentina el trotskismo se enfeudara en el peronismo y los k… una capitulación mayúscula con la excusa de la extrema derecha a la cual se puede combatir sin perder la independencia de clases.
[6]Está claro que el imperialismo yanqui lo apoya hasta por razones centralmente geopolíticas: pueden hacer la vista gorda a muchísimas cosas porque Milei se alineó incondicional y cipayamente con “Occidente”. Atención que en la Argentina, a diferencia de Brasil, el tema nacional históricamente es de peso. Simultáneamente una reivindicación legítima y una utilización hipócrita del pero-kirchnerismo contra el ángulo de clase.
[7]“Un análisis materialista del nuevo gobierno de Javier Milei”, 22/11/23, izquierdaweb.
[8]Las contradicciones económicas están en crecimiento. La acumulación de divisas en los últimos meses en el BCRA son iguales a las deudas por importaciones. Al mismo tiempo, el país está carísimo en dólares por el cual el campo pide un mejor dólar para liquidar divisas, devaluación que reiniciaría todo el circulo vicioso agregándole la recesión brutal en curso. Milei maquilla los datos pero la situación económica es más delicada del humo que vende él.
[9]Aunque en realidad fue medio paro general, la realidad es que fue uno de los pocos paros políticos que se le conozcan en la historia a la CGT y que fue clave para la caída de la Ómnibus original un mes después. A partir de ahí los Gordos comenzaron una larga siesta que sigue hasta hoy de luchas reivindicativas-corporativas que no mueven el amperímetro.
[10]La “militarización” de Rosario en nada se parece a la verdadera militarización que se hizo en Brasil con Río de Janeiro y entendemos continúa hasta hoy aunque ha habido un paso adelante con la condena de algunos implicados en el asesinato de Marielli Franco.
[11]Los ataques a la educación además de su globalidad y no solamente de su elemento reivindicativo como tiene elementos de alcances nacional también tienden a unir a la docencia nacional (aunque por ahora permanece mucha desigualdad en la disposición de pelea entre el interior del país y el AMBA y La Plata).
[12]Encuentros, coordinaciones reales, desbordes, desafíos en las calles al protocolo, etc.
[13]Contra lo que se cree en el exterior y contra algunas derivas autoproclamatorias ridículas sobre todo como la del PTS, no hay hegemonía resuelta en la izquierda argentina. Y, menos que menos, como se demuestra diariamente en todos los frentes, en este momento.
[14]Por su trabajo orgánico y por el peso de Manuela Castañeira nos consideramos –por decirlo de alguna manera- como el “tercero en discordia” en relación al PO y el PTS (consideramos que hoy el PO es más fuerte que el PTS); tiene más inserción orgánica sindical a pesar de su estrategia piqueterista errada tienen más años de acumulación también a pesar de la división –sin balance- con Altamira.
Sin embargo, es interesante acotar que en un último artículo de Pablo Heller sobre Lenin y Hegel, donde citan de una manera no del todo honesta un artículo del autor de esta nota, la emprenden contra el objetivismo. Un positivo paso adelante contra su catastrofismo histórico, que esperamos se profundice. El articulo en cuestión es “Lenin y la filosofía”, Pablo Heller, En defensa del marxismo, marzo 2024. Nuestro artículo de referencia es “A cien años del ¿Qué Hacer?. Lenin en el siglo XXI”, escrito una década atrás. Invitamos a los lectores a comparar ambas notas.
[15]Guerra de guerrillas legítima aunque debe pelearse dentro de criterios de principios y lealtad elementales. No es el caso del PTS que, de las corrientes principales del trotskismo argentino, es la menos principista (su lógica es abiertamente filo-estalinista. Se le nota por todos lados su falta total de balance del mismo).
[16]No se puede descartar que en cualquier momento estallen saqueos y cosas por el estilo. Nos falta más termómetro en los barrios populares profundos.
[17]No queremos dejar de anotar la pasivización de sus filas en los últimos años ni las consecuencias que siguen teniendo derrotas como la de Gestamp en el 2014 donde fuimos protagonistas (también las derrotas de Lear y otras luchas obreras). Nuestro partido ha sido protagonistas de enormes procesos como la conquista del derecho al aborto (ahí se forjaron Las Rojas y su prestigio entre el feminismo y Manuela Castañeira como una de las principales figuras surgidas de un movimiento de vanguardia de masas real), así como también fuimos protagonistas excluyentes en la reconquista del sindicato en el SUTNA. Luego perdimos la dirección ante la Negra orientada por el PO por una campaña de prejuicios contra los “partidos”… Ahora la Negra bebe de su propia medicina al haber sacado casi la mitad de los votos a delegados una lista opositora por derecha que agita los prejuicios mileístas de la “corrupción”, denuncias que rechazamos de plano (somos gente principista).